El mundo nunca es suficiente para el Chevrolet Corvette ZR1. Generación a generación siempre se ha ido superando a sí mismo, pero esta vez se ha pasado el juego. Presume de llevar el V8 de producción más potente jamás concebido. No son palabras vacías: casi llega a los 1.080 CV. Mareante.
Marinado en la actual generación del Corvette, la primera con motor central trasero, tenemos un brutal superdeportivo que quiere batir a crème de la crème europea. Bienvenido.
De vieja escuela y superando a todos los Corvette
De nuevo el Corvette ZR1 es toda una obra de la ingeniería. Concretamente su motor V8 DOHC que se avista desde la ventana trasera que vuelve a estar divida en este nuevo capítulo del Corvette más bruto.
Este ocho cilindros en uve es el corazón del Z06: el LT6 atmosférico, de 5,5 litros con cigüeñal plano. Este bloque bautizado como Small Block Gemini ya rendía 689 CV, pero al endosarle dos turbos llega a la mágica cifra de 1.079 CV a 7.000 rpm y nada menos que 1.123 Nm.
Por supuesto, este LT6 se ha revisado y reforzado casi por completo para poder ir sobrealimentado. Por ejemplo con un sistema de admisión completamente nuevo, válvulas ajustadas o nueva inyección, entre otros. También la transmisión automática de doble embrague y ocho relaciones.
El otro gran pilar del nuevo Chevrolet Corvette ZR1 es su traje aerodinámico. La variante estándar equipa un alerón activo, un labio delantero en fibra de carbono, mayor ventilación para los frenos y deflectores móviles delanteros.
Pero se le puede vestir con el pack de rendimiento ZTK cuyo protagonista es un gigantesco alerón de fibra de carbono con aletines laterales inclinados. Además la suspensión Magnetic Ride va ajustada con muelles más rígidos y un labio delantero aún más generoso. Corvette presume que, con esta configuración genera más de 544 kg de carga aerodinámica a velocidad máxima.
Además para atarlo en corto, este brutal ZR1 goza de unos avanzados frenos carbocerámicos, concebidos para aumentar su durabilidad y soportar temperaturas más elevadas. Tiene discos de 400 mm delante y 390 mm detrás, que se adivinan entre los radios de las llantas de 20 y 21 pulgadas. El menu se completa con gomas Michelin Pilot Sport: los 4S para el estándar o los Cup 2 R si se opta por el pack ZTK.
Todos estos ingredientes, combinados con 1.665 kg, o 1.705 kg para el cabrio, se traducen en una velocidad máxima de 340 km/h y Chevrolet promete que será una vez más el terror de los drags convirtiéndose en un coche de menos de 10 segundos en el cuarto de milla.
Además, gracias al nuevo sistema de frenos es capaz de pasar de 320 km/h a 130 km/h en 24,5 segundos: un 22 % más rápido que el ZR1 C7 y un 53 % menos que el ZR1 C6. Estos dos antecesores, por cierto, firmaban los 755 CV y los 647 CV respectivamente. Por poner en contexto los estratosféricos 1.079 CV de este nuevo capítulo del ZR1.
Chevrolet ha tirado de nostalgia añadiendo la ventana trasera divida, que deja a la vista su corazón V8. Esta espina dorsal,que puede ir en fibra de carbono vista o en el color de la carrocería, no es mera estética. También tiene su sentido funcional, ya que ayuda a refrigerar el moto.
El conjunto se completa con un techo en fibra de carbono, nuevas llantas de aluminio o de fibra de carbono, que ayudan a reducir aún más su peso. Los emblemas ZR1 lucen dentro y fuera de su fisonomía, quedando sobreimpresionado en el volante o los umbrales de las puertas.
Todos son buenas noticias. La única mala, que toca esperar para verle en la calle: Chevrolet lanzará al más bestia de los Corvette a principios de 2025, sumándose a la gama actual que componen el Stingray, el Z06 y el espectacular E-Ray híbrido, el primero de su historia y con 655 CV. Como no podía ser de otra manera, el ZR1 supera a todas estas versiones de largo.
