Uno de los hiperdeportivos más raros y venerados de los últimos 25 años por aficionados y coleccionistas de todo el mundo, el único TVR Cerbera Speed 12 homologado para carretera que existe, sale a subasta de la mano de Silverstone Auctions el próximo 20 de mayo.
Esta joya tan inédita como excesiva lleva bajo su capó un motor bestial de 7.7 l y 12 cilindros y fue uno de los proyectos más preciados de quien fue propietario de la marca británica, el ingeniero y piloto Peter Wheeler. Con unos 1.100 kg de peso, este TVR único cifra hoy 850 CV.
El hiperdeportivo que quería ser más rápido que el McLaren F1
A principios de 1980, cuando Wheeler se puso a los mandos, comienza una de las mejores etapas de la convulsa historia de la pequeña firma británica que nació en 1947 como Trevcar Motors y que pronto se especializó en ligeros vehículos deportivos de dos plazas, aunque siempre estuvo muy ligada al mundo de la competición.
En sus más de 20 años como propietario consiguió cosechar algunos éxitos de la talla del TVR Cerbera de 1996, o del curioso TVR Tuscan de 1999 que conducía John Travolta en la película ‘Operación Swordfish’. Pero si alguno fue especial para él fue el denominado ‘proyecto 7/12’ a nivel interno (en un guiño a su mecánica) que empezó a gestarse a mediados de 1990.
Wheeler soñaba con crear el coche de carretera más rápido del momento, que al mismo tiempo fuera capaz de hacer frente al todopoderoso McLaren F1 GTR y llegar a lo más alto en Le Mans. Tras muchas horas de trabajo con su equipo de ingenieros y muchos giros de guion se llegó a acercar, pero nunca consiguió ni una cosa ni otra.
Desde que el ‘7/12’ debutó en el Salón del Automóvil de Birmingham de 1996 como prototipo causó sensación. Contaba con un chasis y carrocería diseñados a medida para poder acoplar un monstruo de 7.7 litros y 12 cilindros en V (que en realidad era el fruto de la unión de dos motores TVR AJP de seis cilindros).
Para conseguir la máxima potencia, se ajustó la ECU, se instalaron cuerpos de inyección independientes para cada cilindro y se realizó una línea de escape específica, entre otras mejoras. El resultado es que antes de poder saber su potencia exacta (que aspiraba a ser de 1.000 CV) el coche reventó, literalmente, dos dinamómetros.
Los ingenieros tuvieron que medir la potencia con los dos bloques por separado y, aunque la cifra oficial no fue la misma que se estimaba, se quedó cerca (se dice que la real fue de 480 CV por banco y 960 en total), aunque entonces TVR la especificó en 811 CV.
Para 1998, el proyecto denominado ‘TVR Speed 12’ estaba listo y el ‘Speed 12 GTS’ ya había competido varias veces en el Campeonato GT, pese a que la fiabilidad no era su mejor carta. Pero los cambios de la FIA para los GT1 convirtieron en fugaces sus aspiraciones por triunfar en la Resistencia.
A finales de 1999 TVR decidió que, en lugar de echar por tierra su trabajo, desarrollaría un coche para competir en la categoría GT2 ajustando su potencia. El rebautizado como ‘TVR Cerbera Speed 12’ pronto estuvo listo y llegó a cosechar varios éxitos contra rivales del momento de la talla del Chrysler Viper GTS-R, el Mantara LM600 o el Ferrari F40.
En paralelo se preparaba la versión de calle con la misma configuración mecánica, aunque una carrocería un tanto diferente. Pronto llegó a tener reservas, pero cuando ya había construidos varios prototipos, su futuro se truncó súbitamente después de que el propio Wheeler (con sobrada experiencia en competición) se llevase a casa una unidad para probarla.
Cuando volvió al día siguiente a la oficina dijo que era indómito, salvaje e incluso “peligroso para las carreteras abiertas”, así que los planes de producción se cancelaron, se devolvieron los depósitos de las reservas y los prototipos restantes se dividieron en piezas de repuesto para los coches de carreras. Excepto uno, que es la unidad que protagoniza este post.
Según los datos de los expertos de Silverstone Auctions, en agosto de 2003, TVR sorprendió al mundo poniendo a la venta un Cerbera Speed 12 con la matrícula "W112 BHG" construido a partir de la última carrocería que nació destinada a convertirse en un GT.
En ese momento no estaba completamente terminado, pero los ingenieros de TVR ya trabajaban para ajustar una unidad única en el mundo que hiciera sentir orgulloso al propio Wheeler.
El coche se ha ido sometiendo a varias mejoras con el tiempo (además de haber pasado por una dieta hasta rondar los 1.000 kg en la báscula) y su mecánica se ha configurado para llegar a sus 850 CV actuales, según publicó la revista EVO tras entrevistar a su por entonces dueño.
En contraste con su disruptivo y excesivo diseño exterior, este hiperdeportivo de habitáculo espartano y mandos analógicos muy sencillos, podría vivir su mejor etapa con un propietario que no solo quiera tenerlo expuesto en el salón. Está más que preparado para quien pueda domarlo e incluye, entre otras cosas, una jaula antivuelco de máxima protección.
El preferido de Wheeler se venderá en las próximas semanas a uno de los pocos coleccionistas privados que se lo puedan permitir, y muy probablemente el cheque pulverizará muchos de los récords actuales. Sin duda, una pieza así lo merece. Al resto, siempre nos quedará exprimirlo en el mítico ‘Gran Turismo’ de la PlayStation.