Lo que parecía un curioso paseo de dos Corvettes idénticos acaba en accidente surrealista para uno de ellos

No todas las manos están hechas para todos los coches. El Chevrolet Corvette, el superdeportivo americano por excelencia con un V8 de más de 400 CV, puede ser un ejemplo. Buena prueba es este vídeo, que retrata a dos Corvette circulando tranquilamente. O quizá no tanto.

Y es que uno de ellos acabó completamente destrozado, tras perder su conductor el control del coche de una forma un tanto surrealista. Y es que no parece que fueran excesivamente rápido.

"¿Alguien me explica que ha pasado?"

El vídeo, publicado por thacarcommunity en su cuenta de Instagram, retrata a dos Chevrolet Corvette idénticos, de la anterior generación C7: ambos de color blanco con acentos en negro. No sabemos si fue por azar que se encontraran en la carretera, pero sería mucha casualidad dado que eran iguales.

El las imágenes vemos que uno circula por el carril de la izquierda cuando, el otro que viene por el de la derecha por detrás, le adelanta. En ese momento, el modelo de la izquierda gira 90 grados, se sube al bordillo, arrampla con varios setos y acaba estampándose contra un árbol.

El pobre Corvette termina como el rosario de la aurora tras el impacto: con el paragolpes delantero en el suelo y partido en dos, sin faros y con el capó doblado y levantado. Reventado, vamos.

"¿Alguien me explica que ha pasado"? pone thacarcommunity en el post. Y es que no se aprecia que fueran pasados de velocidad, seguidos además por un tercer coche que graba la escena. No tenemos manera de saberlo, aunque en el vídeo da la sensación de que, al notar que le adelantaba, el conductor del Corvette accidentado da gas a fondo.

Si a eso se le suma por ejemplo que los neumáticos estaban algo fríos o no llevar conectado el ESP, tenemos el estupendo trompo que acabó firmando con final tan poco feliz. En todo caso le faltaron manos para gobernar el volante y evitar un golpe tan tonto en el pobre Corvette.

El Chevrolet Corvette no es un superdeportivo excesivamente caro, aunque varía según versión. El Stingray arrancaba en su momento nuevo en unos 80.000 euros, aunque de segunda mano podemos encontrarlos por menos. Sea como fuere, tampoco es que sea barato y seguramente quien iba a su volante estará lamentándose su mal hacer a sus mandos.

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