Puede que los carriles de trenzado o ‘carriles trenzados’ no te suenen por su nombre, aunque los habrás visto mil veces en carretera, especialmente en autopistas y autovías. En esencia son aquellos que nos permiten incorporarnos a una vía o salir de ella y, para ello, unifican un carril de aceleración con uno de deceleración.
Debido a sus características especiales, circular por estos carriles conllevan cierta complejidad y requiere un extra de atención, ya que en ellos confluyen vehículos con distintas trayectorias que circulan a diferentes velocidades. Esto a su vez, se traduce en alto riesgo por colisión lateral o por alcance.
Un carril, dos maniobras
Por normativa, los carriles trenzados se instalan en tramos de vía en los que, por falta de espacio, no es posible construir entradas y salidas independientes. Su longitud máxima no puede superar los 1.500 men ningún caso.
A tenor de los datos que maneja la Dirección General de Tráfico (DGT), solo en 2020 hubo 57 accidentes con 87 víctimas en los carriles de trenzado en vías interurbanas, en los que se registraron dos fallecidos, cinco heridos graves y 81 heridos que no requirieron hospitalización.
Según Sheila Ferrer, del Observatorio de Seguridad Vial de la DGT, en estos carriles de doble función “las colisiones laterales y los alcances son los siniestros más frecuentes”.
Aunque hay más factores que influyen estos siniestros se producen principalmente por el cruce de trayectorias de vehículos que circulan en el mismo sentido, pero que van realizando maniobras distintas: “unos se incorporan a una vía principal (aceleran) y otros van a salir de la misma (y reducen su velocidad)”, explica Ferrer.
Asimismo, en los carriles trenzados pueden darse conflictos de prioridad. En esos casos, la DGT recuerda que según recoge el Reglamento General de Circulación se aplican dos normas que obligan a ceder el paso, tanto al que se incorpora (artículo 72), como al que cambia de carril con un desplazamiento lateral (artículo 74.2).
Así, ambos se cederán el paso mutuamente, y si un conductor va a incorporase a la vía principal, actuará igual que en cualquier carril de aceleración convencional: de forma progresiva, respetando la señalización y la prioridad de los que ya circulan por ella.
A su vez, el conductor que abandona la vía deberá levantar el pie del acelerador para situarse detrás del que entra que, a su vez, acelera ligeramente para tomar la delantera.
También hemos de tener en cuenta que, en este tipo de carriles y en las horas punta, el tráfico denso en direcciones opuestas es muy frecuente.
Por eso, además de apelar “a la educación y al sentido al sentido común”, la DGT recuerda que además de aplicar con rigor las reglas de oro de la prevención –observar, señalizar, adaptar distancias y velocidades–, en un carril de trenzado saturado debemos facilitar siempre que sea posible las maniobras que pretendan hacer los otros conductores.