Antaño en este blog hemos tenido acaloradas discusiones acerca de qué hacer con la gente que utiliza las carreteras públicas como un circuito, en todos los sentidos, como Matías el Humilde y acólitos, la peña de Gumball 3000 o la Cannonball.
En nuestro país acabó implantándose la figura del delito contra la seguridad del tráfico, el que la gravedad de los hechos o la reincidencia pueden dar con nuestros huesos en la cárcel, nuestro coche confiscado, y la prohibición de conducir hasta que Justin Bieber dirija la Filarmónica de Berlín.
Si nos vamos al otro lado del mundo, comprobamos cómo los chinos, ante la preocupación de que la situación se les vaya de las manos, han decidido endurecer las leyes a un exponente más alto, incluso excesivo: si corres puedes ser sentenciado a muerte. ¡Arrea!
Pero volvamos unos días atrás, al 3 de febrero, cuando Jin y Zhang —probablemente nombres falsos— decidieron echarse una carrerita en Shanghái (distrito de nuevo Pudong) con un par de motos de alta cilindrada, una Yamaha R1 (en imagen superior) y una Honda CBR 1000 RR.
Además de lo obvio, lo de pasarse las normas de circulación y los límites de velocidad por donde la entrepierna pierde su noble nombre, se saltaron un control policial que pretendía acabar con su momento de gloria. Los acabaron pillando gracias a cámaras de seguridad. Uno de ellos no tenía licencia, y el otro tenía la matrícula de una moto que no era suya.
Antes, por hacer el tonto, se pasaban 15 días en el calabozo. En el juicio de la semana que viene, es posible que sean condenados a muerte, y ya se sabe, luego la familia tiene que pagar al Estado los gastos de la ejecución. ¿Derechos humanos? Esas dos palabras a la vez no tienen traducción al mandarín oficial.
¿Mataron a alguien? No. ¿Dejaron heridos? Tampoco. Simplemente son cabezas de turco, el Gobierno chino quiere dejar claro que no se anda con chiquitas. A fin y al cabo, en un país donde criticar al poder acaba significando ir a prisión, si consideramos las escalas sigue siendo una pasada de la ralla, pero menos.
Más de uno pensará que estos dos conductores, por lo que han hecho, merecen que les cuelguen del subchasis del palo más alto, pero en un sentido figurado. Ejecutarlos sería algo bastante fuerte desde nuestra visión occidental, pero ¿realmente serviría para eliminar el problema de las carreras en China? ¿Tan grave es?
En medio de ambos mundos, miremos a los árabes, que teniendo gente tan colgada como para hacer drifting árabe (o hajwalah) o conducir con grandes 4×4 a dos ruedas, no se les condena a muerte ni en las dictaduras. ¿Cuál debe ser el límite razonable del castigo a los grandes infractores, causen víctimas o no?
Actualización: Uno de nuestros lectores nos aclara que la petición de pena de muerte se produciría en el caso de haber provocado víctimas mortales, y que lo más probable es que los metan 7 años en la cárcel.
Vídeo | Youtube
Vía | Masmoto
Fuente | Yahoo!, Asian Police Cars
En Motorpasión | Carreras ilegales