El fiscal de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, llamó días atrás a las puertas de los empresarios para decirles que, si eso, se preocupen un poco por la seguridad de los trabajadores cuando estos se desplazan por la carretera. Es que la siniestralidad vial laboral es uno de estos problemas que nos asolan, y en tiempos de precariedad laboral como los que corren ahora mismo, se recrudece.
Total, que hubo toque de atención para los empresarios. Uno de tantos. Para que los trabajadores conduzcan "los trayectos adecuados y los tiempos adecuados", se ve que dijo, y se me puso una sonrisa burlona, pese a lo grave de la situación para muchos de quienes aún tienen el lujo de trabajar al volante (y que les dure).
En realidad, pienso yo que esto de Vargas es como cuando yo me quejaba años atrás de que hubiera sindicatos persiguiendo las 35 horas semanales cuando las 40 eran todavía una quimera para muchos trabajadores. Pues con esto de los trayectos y los horarios, un poco lo mismo. ¿Pensamos que los empresarios que explotan a sus chóferes no saben lo que hay? Pues qué inocentes somos...
Ojo, porque, tal y como dice el propio Vargas, "no se puede dar el mensaje de un incumplimiento generalizado de la ley". Por eso hablo de casos específicos. ¿Puntuales? Psé. En el marco del proyecto PRAISE, se dieron el mes pasado un par de datos: 220 muertes y, en general, 60.000 personas afectadas por la siniestralidad vial laboral. De todo eso, algún caso habrá que tenga que ver con malas prácticas por parte de los que mandan en ciertas empresas, digo yo.
Siniestralidad vial laboral: mejor, pero...
Aunque la tasa de mortalidad vial por causas laborales descendiera en un 8 % de 2011 a 2012 y un 65 % en el último decenio, no nos podemos engañar: de un lado, es obvio que hay menos volumen de tráfico debido al trabajo; del otro, los riesgos viales que toman esos empresarios a los que más vale ir poniendo coto son los mismos hoy que hace 10 años.
España es el país que está consiguiendo mejores cotas de mejora, pero todavía queda mucho por hacer. Si en la Unión Europea los siniestros viales laborales constituyen un 40 % de la siniestralidad laboral mortal, en España esa proporción es hoy del 31 %. Pero aún es del 31 %.
Por ejemplo, en el terreno de la siniestralidad in itinere (la que sucede en el trayecto de casa al trabajo y del trabajo a casa) queda bastante por mejorar en materia de organización, para evitar ese absurdo viario que vemos a diario, con grandes vías colapsadas por vehículos cuyos conductores, en un mismo momento, vienen y van: los que vienen van adonde de donde vienen los que van, y viceversa. ¿Y el escalonamiento de horarios? Una quimera. ¿Y lo de compartir coche? Quimera y media. ¿Y teletrabajar? No, que mi jefe no se fía. Pues vale.
Por ejemplo, en el terreno de la siniestralidad in misión (la que sucede cuando uno está ya trabajando) queda recorrido por hacer con esos jefes que presionan a los trabajadores para que incumplan tiempos, velocidades y, en general, cualquier límite humano. ¿Que estás cansado? Ya descansarás cuanto te llegue el sueño eterno (que a este paso será pronto, apostillo yo ahora), y si no te gusta ya sabes lo que hay. Y más, con los tiempos que corren, que corren para todo menos para la recuperación económica real.
Riesgos viales de la siniestralidad laboral
En materia de siniestralidad vial laboral que sucede in misión, hay un poco de todo. Desde exigencias con las que se consiguen imposibles logísticos hasta simulaciones de robos a empresas en la que, ¡anda!, desaparecen discos de tacógrafo (que ya es un material poco goloso para un ladrón común), fíjate tú qué cosas.
Por eso es positivo que Vargas meta el dedo en esa llaga. Sin embargo, y como en tantas ocasiones, la cuestión puede quedar en una simple declaración de intenciones si ese dedo no va acompañado de acciones generalizadas. Dice Vargas que se han dado palos "de forma puntual" en ciertas empresas. Bien, pues cuando esos palos ya no sean hechos puntuales quizá comiencen a despertarse conciencias que de otra manera nunca lo harán.
Otras conciencias que convendría mirar cómo andan son la tuya y la mía. Sí, aunque no tengamos mucho margen de acción, siempre hay algo que podemos hacer. ¿Por ejemplo? Pues nada, que si tú ves que realizas un pedido a la web de turno para que salga hoy de la Conchinchina y lo tengas mañana en casa a primera hora, igual es que hay algo raro en la gestión logística, ¿no crees?
Y, por último, un toquecillo de atención para ti, si eres uno de los conductores afectados por la presión laboral. Sí, lo sé: si no lo haces tú, hay una cola de gente esperando en la puerta a coger tu puesto; eso es lo que te han dicho, y es verdad. Por eso cuando el jefe toca el pito, Perico, te dedicas a romper tantos platos como sea necesario.
Pero ahora yo te digo otra cosa. Si todo esto lo haces por llevar un sueldo a casa (porque si no ya veremos de qué vivís, con la que está cayendo), ¿quién va a llevar ese sueldo si un día te estrellas? Una pista: ese jefe que te pide lo imposible no va a ser, porque ese se escaqueará en cuanto surja medio problema. Tú mismo.