Este vídeo es aterrador: te enseña por qué la diferencia entre vivir y morir está en solo 10 km/h

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Cuando la DGT estableció en 2021 el límite de velocidad máximo a 30 km/h en vías urbanas de un único carril por sentido a muchos les pareció excesivo. Pero es que el riesgo de morir a causa de un atropello a 30 km/h es  de un 10%, mientras que con el límite anterior, 50 km/h, era de un 90%.

Lo mismo ocurre en un accidente: pequeños incrementos en la velocidad pueden dar resultados muy distintos, y el Instituto para la Seguridad en las Carreteras de EEUU (IIHS) ha realizado un experimento. Para demostrar y para concienciar.

Esta prueba de llevó a cabo en 2021 pero sigue siendo representativa acerca de la importancia de levantar el pie del acelerador. Para llevarlo a cabo el IIHS eligió un Honda CR-V de 2010. ¿Por qué? Porque representa la edad media del parque móvil estadounidense (que actualmente es de 12 años y medio), y también porque ha recibido la mejor nota del organismo en la prueba frontal con solapamiento parcial, en la que un vehículo viaja a 64 km/h hacia una barrera con una cara deformable hecha de aluminio.

Pues bien, durante la prueba se sometió al Honda CR-V a tres choques: uno a 64 km/h, otro a 80 km/h y otro a 90 km/h. Resultado: a medida que la velocidad se incrementa, lo hace el nivel de intrusión en el habitáculo y de deformación estructural. Y por supuesto, aumentan las posibilidades de que el conductor sufra heridas.

A la máxima velocidad -90 km/h-, el IIHS pudo comprobar cómo el habitáculo queda comprometido, aplastando las piernas del dummy, y el conductor acaba con posibilidades de daños en la región facial, el cerebro, el cuello y las piernas. El espacio de supervivencia del conductor queda reducido a la mínima expresión.

Piensa que durante un choque se producen tres colisiones:

  • Una primera, en la que el vehículo impacta con otro objeto, bien sea vehículo, objeto estacionario, ser humano o animal.
  • Una segunda colisión entre el ocupante que no va sujeto y el interior del vehículo, como puede ser el golpe contra el volante cuando se trata de un choque frontal de un conductor no sujeto por cinturón de seguridad.
  • Una tercera, que se produce cuando los órganos internos del cuerpo golpean contra la pared torácica o la estructura ósea. Y ojo, porque puede haber un cuarto impacto por la existencia de objetos no fijos en el interior del vehículo, que pueden golpear a sus ocupantes (recipientes situados en la bandeja, animales sueltos, pasajeros situados en los asientos traseros, etc.).

No es nada agradable ver cómo el dummy sucumbe ante las fuerzas que se generan durante el choque y se convierte en una suerte de muñeco de trapo. Y eso que las tres pruebas de choque se realizaron por debajo del límite de velocidad de la mayoría de carreteras estadounidenses. Imagina un golpe así a 120 km/h.

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