La marca francesa de neumáticos Michelin, comenzó en otoño del año pasado una experiencia bastante curiosa: el Michelin Road Usage Lab, que consiste en un registro de la conducción real de 3.000 conductores europeos, de cinco países, incluida España, durante tres años, que voluntariamente se han sumado al experimento, y cuyos datos se procesan de manera anónima y solo con fines estadísticos.
El objetivo es conocer qué pasa realmente con los neumáticos con conductores de todo tipo y edades, en condiciones reales, y no en un banco de pruebas o en un circuito. De este modo se pueden conocer, por ejemplo, las exigencias que tiene un neumático de un coche pequeño por ciudad, de un coche familiar por carretera o de un todoterreno por autopista.
Cuidado con los tópicos, ¿qué sucede de verdad?
De esta manera, entre otros muchos datos, después de estos primeros meses de este macro-estudio estadístico, se ha podido ver que en invierno la nieve o las heladas no son causantes de tantos accidentes como se podría pensar: solo el 8 % se producen con una calzada nevada o helada.
Otro dato que también puede sorprender: casi 9 de cada 10 accidentes ocurren en recta, no en curva, como a priori la precaución tiende a pensar.
Y como no hay dos sin tres, otro dato más para ver que a veces hay tópicos muy asentados entre los conductores, y que al medir y contabilizar la realidad tal cual es, se ve de verdad qué sucede: conducir por ciudad desgasta los neumáticos dos veces más rápido que conducir por carretera.
Dispositivo GPS conectado al puerto OBD
Para conocer qué sucede de verdad con la conducción real, todos estos conductores llevan un pequeño dispositivo GPS, con acelerómetro y una tarjeta sim para tener conexión a internet móvil y transmitir los datos, que registra distancias recorridas, velocidad, aceleraciones y deceleraciones, consumo, además de otros datos que se rellenan en el perfil de ese conductor, como de qué coche se trata, etcétera.
Por ejemplo se pueden ver diferencias en el estilo de conducción por países, más o menos agresivo, pero también se puede ver si las carreteras tienen más curvas (cambios de ritmo frecuentes y fuerzas laterales), o si predominan las rectas (ritmo más constante y menos fuerzas laterales).
Este dispositivo se conecta al puerto OBD del coche, de modo que además puede recabar cierta información de la propia computadora de a bordo del mismo.
Estos datos se cruzarán con bases de datos, como el informe meteorológico de cada día, con el trazado de la carretera (gracias al GPS) y hasta con el tipo de asfalto. Además se contrastarán con los que tienen ciertos organismos que se dedican a la seguridad, tráfico y automóvil, como el Instituto de Investigación de Accidentes de Tráfico (VUFO) de la Universidad Técnica de (Alemania), la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), o varias asociaciones de automovilistas, como por ejemplo ADAC.
¿Y para qué le servirá a Michelin todo esto? Pues entre tantos y tantos datos estadísticos como los tres que os hemos comentado, para conocer qué le pide cada conductor a los neumáticos de su coche, y tal vez descubrir que el coche que no sale de la ciudad puede requerir un neumático de mejores prestaciones que el de un coche deportivo, quién sabe. El objetivo último es poder desarrollar nuevos neumáticos cada vez más avanzados y adecuados para cada uso.
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