Daihatsu desata un escándalo que salpica a Toyota: lleva 30 años haciendo trampas en las pruebas de seguridad

Daihatsu desata un escándalo que salpica a Toyota: lleva 30 años haciendo trampas en las pruebas de seguridad
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Daihatsu ha escrito uno de los capítulos más negros de la historia de Toyota, el mayor fabricante de coches del mundo y siempre considerado entre los más fiables. Su filial de coches pequeños ha estado 30 años falseando resultados en las pruebas de seguridad, afectando a 64 vehículos que se venden a día de hoy. Entre ellos, se incluyen más de 20 de Toyota.

Las consecuencias no se han hecho esperar: Toyota ha visto caer el valor de sus acciones. Además se ha detenido por completo la producción en las plantas de Daihatsu, lo que supondrán importantes pérdidas económicas, y Toyota ya ha anunciado una restructuración global de esta filial.

22 coches de Toyota afectados, uno de ellos se ha vendido en Europa

Todo comenzó en primavera de este 2023: a finales de abril, Daihatsu admitió haber manipulado las pruebas de colisiones laterales sometidas a unos 88.000 coches. La mayoría, de Toyota y en concreto del Yaris (76.000 unidades) destinado a Tailandia y México.

En estas unidades modificaron el revestimiento de las puertas: el equipado podría quebrarse y causar lesiones al desplegarse el airbag en caso de accidente. Poco después, en mayo, la firma nipona también señaló irregularidades en pruebas de choque de dos de sus híbridos. Esto provocó una llamada a revisión.

Así, comenzó la investigación que ha destapado 30 décadas de falseo de resultados y pruebas de seguridad en sus coches. El caso más antiguo se remonta a 1989 pero se extiende a la actualidad, siendo los últimos los de hace siete meses. Y desde 2014 se incrementaron notablemente.

Del Toyota Yaris Cross de Chile y Paraguay al Toyota iQ europeo. En total, según ha comunicado la propia Toyota, se han detectado un total de 174 casos en los que Daihatsu manipuló datos, hizo declaraciones falsas o modificó indebidamente los vehículos para pasar las pruebas de certificación de seguridad. Por poner un ejemplo, en las pruebas se utilizó una unidad de control del airbag a la que llevaban equipada estos modelos.

De los 64 coches afectados por estas irregularidades, 22 pertenecen a Toyota. También hay tres motores en la ecuación, uno de ellos también de Toyota. La mayoría de estos modelos se venden o bien en América Latina o bien en el Sudeste Asiático. Por ejemplo las unidades del Toyota Yaris Cross para Camboya, Chile y Uruguay.

Toyota Pixis
Toyota Pixis, uno de los afectados por el escándalo

En Europa el único coche afectado es el pequeño Toyota iQ, que estuvo en producción entre 2008 y 2015.

Por si fuera poco, esto se suma a una llamada a revisión masiva en EE.UU de 1,1 millones de modelos Toyota por un problema con los airbag en siete modelos fabricados entre 2020 y 2022. Entre ellos encontramos por ejemplo al Toyota RAV4 o al Corolla.

Un mes de cierre de fábricas y reestructuración completa. La primera decisión que ha tomado Toyota ha sido la de detener la producción en las plantas de Daihatsu desde este martes 26 de diciembre: son un total de cuatro factorías incluyendo la principal, en Osaka, junto a su sede. Como mínimo estarán cerradas hasta finales de enero. También las entregas y envíos han quedado paralizados.

Esto afecta directamente a 9.000 empleados de Daihatsu, pero también a los proveedores que trabajan con la filial de Toyota. De momento ya se han anunciado compensaciones para un total de 423 proveedores por estos días de paro.

Toyota iQ
El microurbano iQ ha sido el único de los coches afectados vendidos en Europa. Estuvo en producción siete años.

Pero además Toyota va a reorganizar su filial: desde la propia estructura de gobierno y organización a departamentos como los de gestión, ventas o recursos humanos. "Creemos que para evitar que esto se repita, además de una revisión de las operaciones de certificación, es necesaria una reforma fundamental para revitalizar a Daihatsu como empresa", señala el gigante nipón. Una  profunda reforma que llevará tiempo pues "requeriría una revisión exhaustiva de la gestión, las operaciones y la estructura de la unidad".

Toyota es consciente del daño reputacional que esto supone para la marca más allá de la propia Daihatsu: "Reconocemos la extrema gravedad del hecho de que el descuido de Daihatsu en el proceso de certificación haya sacudido los cimientos mismos de la empresa como fabricante de automóviles".

Además, la investigación continúa y Toyota se compromete ha cooperar con las autoridades para garantizar que no haya más casos similares. Sea como fuere esto es un duro golpe para el gigante automovilístico.

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