El pasado 1 de septiembre, cuatro autopistas de peaje levantaron la barreras y pasaron a ser gratuitas: dos nuevos tramos de la AP-7, la AP-2 al completo, la C-32 Nord y la C-33. Y el primer domingo tras el fin de los peajes se ha saldado con retenciones que han llegado a superar en total los 50 km en la AP-7.
Y aunque estos atascos son equivalentes a los registrados en fin de semana, coincidiendo con el regreso de salidas habituales que suele darse el domingo, hasta ahora se producían por las colas ante los peajes que ya no están activos.
Las estimaciones ya habían previsto un aumento del flujo de vehículos en estas vías, como ya ha ocurrido en otras autopistas "liberalizadas" a principios de 2020 y finales de 2018.
Además, aunque ya no hay que pasar por caja en los peajes, las tareas de desmantelamiento asimismo suponen embudos, pues se limitan los carriles en los puntos de las líneas de peaje. Por ello, ya se está planteando medidas para ayudar a mejorar el tráfico en estos puntos y en días señalados.
Colas de coches de hasta 54,5 km en la AP-7
En concreto, el pasado domingo el mayor atasco se registró en la AP-7 entre Fogars de la Selva y la Roca del Vallès y en dirección sur: el embotellamiento se extendió hasta 31 kilómetros.
El segundo estuvo presente también en la AP-7, pero en su caso en el tramo sur de Barcelona, que supuso una retención de 23,5 kilómetros de longitud.
Si bien aún es pronto para determinar que estos atascos, que han supuesto un total de 54,5 km de vehículos parados o en circulación lenta, vayan a reiterarse cada fin de semana, lo cierto es que ya se habían previsto un incremento del flujo del tráfico en estas autopistas tras levantar los peajes y no solo en sábados y domingos o días festivos.
Así lo señaló por ejemplo Pere Macias, consejero de Política Territorial i Obres Públiques y coordinador del Plan de Rodalies de Catalunya, que estimó que por ejemplo la C-32 Nord (Autopista del Maresme) podría aumentar su volumen entre un 15 % y un 20 %, según recoge El Periódico.
Macias también había previsto que la AP-7, entre Girona y Maçanet, en determinadas horas podría doblar el volumen de coches que registraba hasta la fecha. No en vano, la N-II solía duplicar el flujo de vehículos cuando los peajes aún estaban activos en esta autopista.
Y aunque se trata de predicciones, estos nuevos tramos y autopistas ahora gratuitos bien pueden mirarse en el espejo de otras carreteras que levantaron hace tiempo los peajes.
Por ejemplo el otro tramo de la AP-7 (Alicante-Tarragona), que desde que eliminara los peajes en enero de 2020 ha visto aumentar el tráfico un 30 % en total llegando a los 25.000 diarios. También ha crecido el número de camiones circulando, que han pasado a ser la mitad cuanto antes solo aglutinaban el 20 % de los vehículos en esta vía.
Así, entre Tarragona y Valencia el flujo de vehículos se ha incrementado un 20,8 %, mientras que el comprendido entre Valencia y Alicante ha subido un 40,3 %.
Solo medidas puntuales
Ante el previsible aumento de atascos en las autopistas que ahora ha pasado a ser administradas o bien por el Gobierno o bien por la Generalitat, ayer 6 de septiembre se reunieron técnicos del Servei Català de Trànsit (SCT) con los nuevos titulares de estas vías para abordar propuestas que ayuden a la fluidez del tráfico en estas vías.
Así, se ha planteado que, para evitar colas como las que se experimentaron el pasado domingo, se instalen carriles adicionales tanto en la AP-7 como en la C-32 Nord.
Además, también se solicitará a las concesionarias encargadas de desmantelar los peajes que aceleren las obras para que los mencionado embudos duren lo menos posible (como es lógico supone pasar por ellos a una velocidad de hasta 30 km/h). Es más, asimismo se ha pedido que se permita el paso de vehículos por más carriles en las líneas de peaje.
Otras de las medidas planteadas ha sido la de establecer un calendario de restricciones a vehículos de transporte pesados. Y por último, se ha sugerido mejorar la información para los conductores y el diseño y comunicación de rutas alternativas para las vías más atascadas en determinados días o franjas horarias.
En definitiva, las habituales y estacionarias en materia de tráfico en operaciones de salida y retorno que, si bien ayudarán a reducir atascos en momentos puntuales, no supondrán un cambio en unas infraestructuras que previsiblemente acogerán ahora más vehículos.
De hecho, en el tramo liberado de la AP-7 en 2020, asociaciones y usuarios llevan tiempo demandando la creación de más carriles, pues los actuales son "insuficientes", según señala la Federación Empresarial de Autotransporte de Tarragona (FEAT). Además, asimismo se solicitan más plazas de aparcamiento en las áreas de servicio o de nuevos accesos a esta autopista.
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