Ahora que la fusión 50-50 entre Renault y Fiat Chrysler (FCA) es una propuesta firme sobre la mesa, es el momento de ir atando todos los cabos sueltos acerca de las implicaciones de esta importante alianza para la esfera automotriz.
De hecho el Estado francés, que posee el 15 % de Renault, ya ha impuesto sus condiciones para que el matrimonio se lleve a cabo: el acuerdo no puede suponer el cierre de ninguna fábrica en Francia, y deberá contribuir al proyecto europeo en la esfera de la fabricación de baterías para coches eléctricos.
El plan para crear al tercer fabricante de coches más grande del mundo
En una entrevista en televisión, el ministro de economía francés, Bruno Le Maire ha dicho: "Si se realiza el proyecto de fusión entre Renault y Fiat Chrysler, será un proyecto de fusión igual a igual. El Estado garantizará la defensa de los intereses nacionales. En particular, solicitamos garantías para el empleo industrial en Francia", ha aseverado, dirigiéndose a presidente de Renault, Jean-Dominique Senard, quien está liderando las conversaciones.
Le Maire también ha calificado el proyecto de fusión como "una gran oportunidad para Renault y para la industria automovilística europea" que deberá afrontar los retos tecnológicos de la industria respecto a coches autónomos y baterías así como garantizar los puestos de trabajo del futuro.
Recordemos que Francia y Alemania lideran una ofensiva contra la hegemonía asiática en el terreno de las baterías que el Le Maire describió así: "Hemos creado una red franco-alemana para el desarrollo de baterías eléctricas. ¿El objetivo? Que los coches del mañana se conduzcan con baterías europeas y no chinas. Debemos ser independientes y soberanos".
Además de exigir garantías de empleo ya animar a incluir a los socios de Renault, Nissan y Mitsubishi en la ecuación, Le Maire dijo que quiere garantías sobre quién dirigirá la nueva entidad "para que los intereses franceses estén bien preservados".
Lo cierto es que la fusión crearía un gigante automotriz, el tercero mayor del mundo, pero implicaría que la participación del Estado francés en Renault se reduciría de un 15 % a un 7,5 %, y Francia quiere un aval de que estará bien representada en el consejo de la nueva entidad.
Algunas informaciones apuntan a que el CEO de Fiat tras la muerte de Sergio Marchionne, John Elkann, permanecerá en ese puesto, mientras que Senard se convertiría en director general.
Por otro lado, Nissan ya le ha dado 'su bendición' a Renault para llevar a cabo la fusión -valorada en 35.000 millones de dólares- con FCA según explica Autonews Europe.
Sin embargo, Nissan, que ha rechazado recientemente una fusión con Renault y el cual tiene una participación del 15 % en la firma, se muestra preocupado por si el acuerdo con FCA acaba debilitando sus relaciones con el fabricante francés.
En medio de este juego de negociaciones está la capacidad de las compañías para competir en un entorno de muchos desafíos tecnológicos y regulatorios.