En un año en el que prácticamente la totalidad de la oferta de vehículos pick-up del mercado español cuenta con modelos renovados (Navara, L200, Ranger, Amarok...), el líder del segmento no podía ser menos. Este es el nuevo Toyota Hilux 2016, que llega a los concesionarios en Junio, y estrena un nuevo motor 2.4 D-4D turbodiésel y más equipamiento. Nosotros ya lo hemos probado a fondo.
Durante tres días hemos recorrido pistas de tierra, dunas y desierto en pleno continente africano para poner a prueba la pick-up de Toyota. Concretamente en Namibia, al suroeste de África, relativamente cerca de donde se fabrica el modelo para mercados como el nuestro (Durban, Sudáfrica). Pero empecemos por el principio que hay mucho que contar. Sube, que nos vamos.
¿Cuáles son las claves del nuevo Toyota Hilux?
Tras casi 50 años entre nosotros, el Toyota Hilux ha vendido más de 18 millones de unidades en todo el mundo y es el líder de su segmento, tanto en Europa como en España (donde calculan comercializar unas 2.400 unidades al año). Ahora, la octava generación del exitoso modelo promete mucha más comodidad, una mayor capacidad off-road, un equipamiento a la altura de las circunstancias y, por supuesto, se ofrece en tres variantes: cabina sencilla (2 plazas), cabina extra (4 plazas) y doble cabina (5 plazas), todas de idéntica longitud (5,33 metros).
El nuevo 2.4 litros D-4D (Euro 6) de 150 CV a 3.400 RPM y 400 Nm entre 1.600 y 2.000 vueltas, sustituye a los anteriores 2.5 y 3.0 litros. De serie equipa un cambio manual de seis velocidades optimizado, aunque en las versiones 4x4 de cabina doble se puede optar por una transmisión automática 6 Super ECT, también de seis marchas. Gracias a esto, la capacidad de remolque del Hilux aumenta hasta las 3,5 toneladas (salvo en el cabina doble, que se conforma con 3.200 kilogramos).
Todas las variantes aceleran de 0 a 100 km/h en 13,2 segundos a excepción del doble cabina 4x4 automático, que necesita 12,8 segundos únicamente. La velocidad máxima es de 175 km/h para los 4x2 y de 170 km/h para los 4x4, y el consumo de combustible se mueve en torno a los 7 litros a los cien kilómetros, con la versión más frugal homologando 6,8 litros (cabina simple 4x2 manual) y la más sedienta 7,8 litros (doble cabina 4x4 automático). El peso en vacío del modelo también oscila, según versión, entre los 1.700 y los 2.155 kilogramos.
El equipamiento de serie de las versiones más básicas (con capacidad de carga de 1 tonelada) incluye diferencial trasero bloqueable, alternador de 100 Amp, elevalunas eléctrico de conductor, faro antiniebla trasero, retrovisores eléctricos y calefactados, cierre centralizado con mando a distancia o display multi-información con controles en el volante. Las variantes más equipadas de doble cabina añaden llantas de aleación, tiradores cromados exteriores, display TFT, radio CD/MP3 de seis altavoces, elevalunas eléctricos delante y detrás, etc... Los precios aún no están disponibles.
Cabina sencilla | Cabina extra | Cabina doble | |
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Longitud | 5,33 metros | 5,33 metros | 5,33 metros |
Anchura | 1,80 metros | 1,85 metros | 1,85 metros |
Altura | 1,795 metros | 1,81 metros | 1,815 metros |
Longitud cajón | 2,315 metros | 1,81 metros | 1,525 metros |
Anchura (max) cajón | 1,645 metros | 1,645 metros | 1,645 metros |
Altura cajón | 0,48 metros | 0,48 metros | 0,48 metros |
La robustez del modelo mejora gracias a un chasis de escalera un 20% más rígido que antes, 120 nuevos puntos de soldadura en la carrocería, uso de aceros de alta resistencia, un recorrido de suspensiones un 20% mayor, o nuevos sistemas de asistencia como el control de descenso (DAC), el asistente de arranque en pendiente (HAC), un control de tracción activo para optimizar la motricidad (A-TRC), asistente de remolque (TSC) o el llamado control de cabeceo y balanceo (Pitch & Bounce Control), que ajusta el par motor para contrarrestar los movimientos de carrocería.
Como hasta ahora, la suspensión delantera de doble triángulo se combina con un eje rígido trasero de ballestas, que en este caso están 5 centímetros más separadas y son 10 centímetros más largas, para reducir vibraciones, ganar estabilidad y, en definitiva, ganar comodidad y aptitudes en carretera. A esto se suman frenos de disco ventilados delante y de tambor detrás, dirección de cremallera con asistencia hidráulica y llantas de 17 pulgadas con gomas 265/65 R17.
La caja, protagonista del modelo, es más grande que antes y se ha reforzado para no deformarse o dañarse al cargarlo o descargarlo, al igual que la tapa del cajón, más resistente. De manera opcional se ofrecen accesorios para cubrir la caja, como una persiana metálica (en la imagen inferior) o una cubierta dura.
Cabe apuntar que el color verde de la zona cercana a la costa indica que se trata de un parque natural, pero os aseguramos que de verde tiene bien poco. Es de los paisajes más secos e inhóspitos que nos vamos a encontrar en todo el camino.
Descubriendo Namibia y el nuevo Hilux
Es hora de comprobar en qué mejora el nuevo modelo, pero por delante queda un viaje de casi un día entero para llegar a Walvis Bay, una ciudad costera de Namibia donde comienza nuestra aventura. El país es relativamente seguro, el clima en estas fechas es bastante benévolo (entre 25 y 30 grados de máximas y entre 5 y 10 grados de mínimas) y sólo debemos tener algunas precauciones básicas para curarnos en salud: beber sólo agua embotellada, evitar picaduras de mosquito mediante repelente y procurar no comer nada raro y lavarse las manos con frecuencia.
En Namibia se conduce por la izquierda pero los 25 Hilux que tenemos disponibles son todos con volante a la izquierda (es decir, en el lado equivocado), puesto que acabarán en el mercado europeo. Cargados con provisiones, con el depósito hasta arriba -80 litros, por cierto- y equipo de radio para comunicarnos con el resto de coches y con los guías, estamos listos para poner rumbo a Windhoek, la capital, que se encuentra en el interior del país, con un árido y solitario desierto entre medias.
En el horizonte tenemos 525 kilómetros, y sólo el 10% sobre asfalto, por lo que se van a convertir en al menos 8 horas de conducción. Eso sí, antes de afrontar la zona desértica vamos a hacer una pequeña visita al llamado Dune7, en Walvis Bay, un paraíso de arena para poner a prueba este pick-up en dunas. El paraje es impresionante y sólo tenemos que bajar la presión de los neumáticos a 0,8 bar y ponernos en marcha. ¿Qué tal se defenderá el Hilux aquí?
Al poco de empezar descubrimos que se defiende muy bien, por varios factores: la baja presión de los neumáticos (que en esta unidad son de carretera), lo húmeda y compacta que está la arena por estar muy cerca del mar, o lo efectivo que resulta el sistema de tracción total. Por supuesto, hacemos uso de la reductora (L4) tanto para afrontar subidas como para bajar por abruptas pendientes. El mando de la tracción total permite cambiar entre ésta y tracción trasera (H2) o integral (H4). Eso sí, el diferencial delantero tiene un sensor de temperatura del aceite que si nota sobrecalientamiento en H4 te urge a cambiar a H2 y, si no lo haces, limita la velocidad del vehículo a 120 km/h para evitar posibles daños.
El coche que tenemos entre manos es de cabina doble y monta la caja automática, que cuenta con un selector secuencial para la marcha, que lo que permite es elegir una marcha y sirve como limitador. Es decir, al seleccionar una marcha concreta evitamos que meta una más larga de lo deseado. Y no hay problema alguno, salvo para algún periodista extranjero que levanta el pie derecho en el momento equivocado y, claro, se queda atascado en la arena.
Pistas y más pistas de tierra
Tras un ligero tentempié dejamos Dune7 para ponernos en ruta. Casi todo el país, salvo las zonas más habitadas, está comunicado por pistas de tierra y podéis imaginaros que en un terreno tan seco y circulando en caravana, el polvo dificulta y mucho la visibilidad, sobre todo en momentos en los que no sopla el viento y la nube de arena se queda estática sobre el camino. Es como conducir en niebla muy densa.
Sobre estas pistas de tierra descubrimos que el Hilux tiene muy buenas maneras y es más refinado que antes, tanto por insonorización del habitáculo como por la comodidad de la suspensión, que sólo rebota ligeramente de atrás al pasar sobre algún bache pronunciado con la caja vacía. También se nota más sólido como conjunto y llegan menos vibraciones al habitáculo -y a través de la dirección- a pesar de circular por terreno pedregoso o caminos rotos o repletos de incómodos surcos creados por neumáticos de camión o tractor.
El nuevo 2.4 D-4D tiene mucho par disponible y la motricidad en estas circunstancias es buena sin necesidad de utilizar la tracción total. En cuanto a consumos se refiere, hemos visto algunas cifras elevadas -sobre todo en dunas y sobre arena-, pero esperamos que en carretera (donde lo hemos probado muy poco) se pueda uno al menos acercar a los consumos de homologación, puesto que el consumo de combustible es uno de los puntos en los que este nuevo propulsor mejora considerablemente con respecto a los anteriores.
Estas anchas pistas de tierra no tienen mucho tráfico, pero sí que nos encontramos con algunos todoterreno (la mayoría Toyota, curiosamente) y unos pocos camiones, casi todos en sentido opuesto al nuestro. Algún valiente circulando en nuestro mismo sentido se atreve a adelantarnos, pero a mitad de odisea debe preguntarse qué narices hacen cerca de treinta vehículos circulando en caravana por aquellas remotas tierras.
Tras cruzar el Trópico de Capricornio (foto de rigor incluída), avistar alguna cebra de montaña (propias de Namibia y Sudáfrica únicamente), varios antílopes, los restos calcinados de una camioneta pick-up a un lado del camino y disfrutar del espectáculo del atardecer en pleno desierto, toca acampar en Namibgrens para pasar la noche, antes de la última etapa con destino a Windhoek, donde pondremos fin a la aventura con el Hilux.
Un poquito de todoterreno
En la propia granja de Namibgrens -donde ofrecen alojamiento en cabañas o tiendas de campaña-, amanecemos con un reto por delante. Se trata de una ruta off-road, pero nada de pistas o arena, no. Se trata de estrechos caminos en colinas pedregosas con inclinadas subidas y bajadas y afiladas rocas asomando del suelo. John, propietario de Namibgrens, ha creado él mismo las sendas con un bulldozer, tanto para moverse por la finca y cuidar al ganado como para los huéspedes que quieran hacer una escapada todoterreno (como es el caso).
Aquí sí vamos a necesitar la reductora, puesto que hay mucha piedra suelta y pendientes importantes, pero a pesar de lo agreste del terreno, el Hilux no rechista. Nos tomamos las cosas con calma, despacito y con buena letra, y no hay pedregal que se le resista. La altura libre al suelo es suficiente para afrontar obstáculos en el camino, aunque en algunos momentos es imposible evitar que los bajos del vehículo rocen con algún pedrusco o sean peinados por plantas tan secas que parecen ser más duras que las propias piedras.
Con piedras cortantes como cuchillas era de esperar algún pinchazo, aunque afortunadamente ninguno de los españoles tenemos percance alguno y podemos continuar nuestro camino. Ya es hora de comer y tras echarnos algo al buche y repostar combustible, estamos listos para la etapa final hacia la capital.
Quedan unos 225 kilómetros de pistas y algo de asfalto, aunque la aventura no ha acabado. Durante este tramo hay más vegetación (antes era todo secarral) y empezamos a ver más animales: algún babuino, oryx, jabalíes... Y el mayor reto, un enorme camión repleto de ganado que circula por nuestra pista en el mismo sentido, levantando una nube de polvo de dimensiones bíblicas. Somos el tercer coche del convoy y lo despachamos pronto, pero por detrás hay más de 20 vehículos repartidos en varios kilómetros. Afortunadamente, y a pesar de la nula visibilidad, a través de la radio el coche guía anuncia 'pista libre' para que el resto puedan adelantar.
¿Y por qué en convoy, siendo tantos coches? Pues muy fácil. No es el lugar ideal para perderse y el navegador auxiliar que llevamos en el coche no es del todo preciso en este tipo de pistas y caminos. Así pues, los guías nos instan a seguir la caravana, ya que prefieren vernos llegar al destino de una pieza.
Justo a la hora del anochecer y tras atravesar la ciudad de Windhoek nos dirijimos a N/a'an ku sê, una reserva con animales de todo tipo (leones, guepardos, leopardos, zorros, babuinos, antílopes, jabalíes...). Vamos a hacer noche en una cabaña rodeada de matorrales, árboles y vida salvaje, y aprovecharemos las horas previas a la salida de nuestro vuelo de vuelta a casa para ver todos estos animales típicos de África. Pero eso es otra historia, porque nuestra aventura con el Hilux ya ha terminado. Es-pec-ta-cu-lar.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
.Fotografía | Javier Álvarez
y Toyota
En Motorpasión | Nuevo Toyota Hilux más equipado, más cómodo... más 'normal'