Probamos el SEAT Tarraco TDI 190, un SUV familiar de siete plazas que convence por su habitabilidad y confort
El SEAT Tarraco no solamente es un SUV que opcionalmente puede contar con una tercera fila de asientos, es también el primer modelo con el que la marca se aventura en el terreno de los coches de 30.000 a casi 50.000 euros. Una clientela, hasta ahora, desconocida para SEAT. Nos pusimos al volante del SEAT Tarraco TDi 190 con acabado Xcellence y configuración de siete plazas.
El Tarraco es el tercer SUV de la gama SEAT, junto con el Ateca y el Arona. Normal, es el tipo de coche que los analistas preven que tendrá mayor crecimiento en el mercado, hasta un 25 % hasta 2025.
Y si bien, SEAT no temía a la competencia en los segmentos de SUV urbanos (Arona) y compactos (Ateca), al fin y al cabo son los segmentos de los Ibiza y León, respectivamente, el terreno en el que se iba a adentrar el Tarraco era toda una incógnita para la marca. Estamos hablando de coches del segmento D, equivalentes a un Volkswagen Passat o un Peugeot 508, para entendernos, y cuyos precios van desde los 30.000 euros hasta casi 50.000 euros.
Así, el Tarraco es importante para SEAT no solamente para lograr volumen de ventas sino también porque sobre todo le permite llegar a una nueva clientela, una de mayor poder adquisitivo. Para lograr su entrada, la marca lo ha dotado de su nuevo lenguaje de diseño -y que ahora vemos en el nuevo León-, de un maletero inmenso, en versión de cinco plazas, y de una versión de siete plazas para la clientela que ha repudiado los monovolúmenes.
Lógicamente, la base técnica es la plataforma MQB que comparte con el Skoda Kodiaq y el Volkswagen Tiguan Allspace, la versión de siete plazas del Tiguan. Es más, para reducir al máximo los costes de desarrollo del Tarraco, éste parte de la base del Tiguan Allspace y sale de la misma factoría alemana de Wolfsburgo que el Tiguan siete plazas.
Pero a pesar de un cierto parecido en los paneles de carrocería laterales, el Tarraco tiene su propio diseño, más depurado, atractivo y llamativo con respecto al del Allspace. En todo caso, el frontal tiene mucho más carácter que el de su primo alemán. Aunque, ciertamente, es un cuestión de gustos.
La gama del Tarraco se compone de motores gasolina y diésel con potencias de 150 o 190 CV, tracción delantera o integral. En breve contará además con una motorización híbrida enchufable de 245 CV. En esta ocasión probamos el Tarraco con motor TDi de 190 CV y 400 Nm, que va exclusivamente asociado a la tracción integral 4Drive y al cambio DSG de 7 relaciones. Este motor solo está disponible con los dos acabados tope de gama, el Xcellence y el FR (de corte deportivo).
Inmenso por fuera y por dentro
El Tarraco es el más grande de la gama SEAT y uno de los más grandes de su segmento de mercado, al menos de entre las marcas generalistas. Con 4,74 m de largo, es 10 cm más grande que un Peugeot 5008 y casi 4 cm más largo que un Volkswagen Tiguan Allspace. A cambio, el espacio a bordo es soberbio.
Delante, hay espacio de sobra y gracias al diseño sobrio del salpicadero, hay una sensación de amplitud todavía mayor. Es fácil encontrar una posición de conducción ideal y agradable, aunque el asiento -incluso en su posición más baja- me parece todavía un tanto alta. La visibilidad es bastante buena, aunque en ciudad, los pilares A dificultan un poco esa visibilidad en las curvas debido a una combinación de distancia del conductor y de espesor de los dichos pilares.
En las plazas traseras de la segunda fila, el espacio es más que amplio. Algunas berlinas del segmento E ya querrían para sí ese espacio. Además, los asientos se pueden deslizar sobre 18 cm, pudiendo así disponer del mismo espacio para las piernas que en un BMW Serie 7.
Eso sí, aunque sean tras las plazas en en la segunda fila de asientos, realmente está pensada para dos personas. Y es que la plaza central no deja de ser el dorso de un reposabrazos. El mullido de los asientos es muy Volkswagen, al principio parece un tanto firme, pero en los largos trayectos resultan finalmente muy cómodos.
En cuanto a la tercer fila de asientos, que cuenta con dos plazas, su acceso es algo incómodo, algo común a todos los SUV de siete plazas, dicho sea de paso. En términos de espacio, sin embargo, estas plazas no están del todo adaptadas para adultos, en todo caso no son recomendables para largos trayectos. La altura libre bajo techo obliga a encorvarse un poco para que la cabeza no toque en el techo. En todo caso, quien mida más de 1,80 m lo tendrá complicado ahí detrás.
El Tarraco destaca también por la versatilidad que ofrece y repleto de soluciones prácticas. En el maletero nos encontramos con dos pequeñas palancas a cada lado que permiten abatir el respaldo de los asientos. Otro ejemplo, la lona cubre maletero y su barra en la que se enrolla tienen un hueco dedicado debajo del maletero para guardarlo cuando se opta por liberar la tercera fila de asientos. Es algo que parece evidente, pero no todos los SUV de su segmento cuentan con ello.
A bordo, la segunda fila de asientos se puede deslizar sobre 18 cm, como ya hemos mencionado, pero de forma asimétrica. Cada uno puede así escoger si quiere estar más cerca o más lejos de las bandejas aviación que hay en el respaldo de los asientos delanteros. O adecuar el espacio en el maletero, si fuera necesario.
En cuanto al volumen del maletero en configuración de cinco plazas es inmenso, ofrece hasta 700 litros. E incluso con la tercera fila en posición, el volumen es digno de mención: 230 litros. Si bien en configuración de cinco plazas empata con el Peugeot 5008 en términos de volumen, ofrece 100 litros más que el Kia Sorento. Y en configuración de siete plazas, de nuevo supera al Sorento (142 litros) y al Peugeot 5008 (166 litros). Eso sí, el Skoda Kodiak sigue siendo uno de los tenores del segmento en términos de volumen con hasta 735 litros en cinco plazas y 270 litros en siete plazas.
Un interior racional
El habitáculo del Tarraco tiene un planteamiento racional, de ahí su excelente habitabilidad, pero es algo que también se ha trasladado al diseño del salpicadero. Así, el interior del Seat Tarraco no es el más original del mercado, pero sí uno de los más racionales. La pantalla central en posición "flotante" aligera el conjunto y la separación entre la información digital en la parte superior y los comandos físicos en la parte inferior está bien ejecutada.
El cuadro de instrumentos digital es configurable (forma parte del equipamiento de serie en todas las versiones) y la pantalla central es fácil de usar. En ambos casos, la calidad de los gráficos contribuye a la impresión de modernidad y sin ser uno de los sistemas más rápidos del mercado, tampoco se puede decir que sea lento.
El resultado final es un interior depurado y sin florituras, tanto que el ambiente puede parecer un poco triste. El gris es el color dominante, incluso en las decoraciones de madera del salpicadero y la tela de la tapicería mixta cuero-tela.
Los compartimentos de almacenamiento y los grandes huecos de las puertas aportan la practicidad que se presupone buscan las familias. Además, los acabados sin ser premium son de buena factura. Sólo el plástico duro y brillante, de gama baja, utilizado en la parte inferior del salpicadero y sobre todo de las puertas tira hacia abajo la valoración final. Y es que el contraste entre el salpicadero y la zona baja de los paneles de puertas es excesivo.
El necesario compromiso entre dinamismo y confort
Este tipo de coches tienen una clara vocación familiar, no están pensados para disfrutar de la conducción en tramos revirados. Dicho esto, a medida que los conducimos nos olvidamos de su envergadura, es como si se hiciese más pequeño.
En las carreteras reviradas, su dirección es más directa y precisa que la de un Tiguan Allspace o un Kodiaq. En ese aspecto se acerca a la del Peugeot 5008, un SUV que cuenta con uno de los mejores comportamientos dinámico del mercado. Si bien es cierto que con los amortiguadores pilotados DCC (una opción a 850 euros), el balance general mejora, el Tarraco ya ofrece un buen dinamismo con los amortiguadores pasivos.
No es que se trate de un coche con el que poder hacer tramos y disfrutar al volante, sino de una cuestión de seguridad activa. El Tarraco tiene un ligera tendencia al subviraje (es decir, a ir recto) que tranquilizará a la mayoría de conductores en una situación un poco delicada, pero que llevado al 70 % de sus posibilidades no se notará, tomará las curvas de forma neutra. Y eso, para un SUV con vocación familiar es una virtud.
En las vías rápidas, es donde el Tarraco brilla. Hace gala de mucho aplomo y las suspensiones contienen muy bien, pero sin borrarlos del todo, los movimientos de carrocería en las curvas de autovías más cerradas. Demuestra también un elevado confort, tanto de suspensiones (filtración, comodidad) como sonoro.
Incluso está versión diésel con neumáticos de 20 pulgadas demostró un aislamiento acústico muy logrado...hasta 110 km/h. Por encima de esa velocidad, curiosamente, notaba un ruido aerodinámico procedente de la zona de los retrovisores. Tampoco es que fuese un ruido muy pronunciado, pero lo suficiente para que lo notes y pueda, para algunos, ser finalmente molesto.
El motor, por su parte, se muestra lleno de par a cualquier régimen, pero el cambio DSG lo esconde ya que se ha mostrado un tanto lento en sus cambios, especialmente en primera al arrancar o al hacer un kick-down para adelantar. En modo Sport, la situación mejora un poco. Los cambios se hacen más tarde y aguanta la marcha.
Con otra gestión electrónica del cambio, se podría mejorar aún más las prestaciones. Pero no es el objetivo de este coche. Y de hecho, efectúa el 80 a 120 km/h en 6,5 segundos, lo cual es una cifra digna que se inscribe en la media del segmento. Por ejemplo, su principal rival, el Peugeot 5008 BueHDI 180 también arroja un tiempo similar.
Por otra parte, este diésel ha mostrado ser un motor frugal, pues en la prueba ha arrojado una media de 8,4 l/100 km. Un conductor con el pie derecho más ligero, podrá fácilmente bajar de los 8 l/100 km. Y todo ello a pesar de un elevado peso (desde 1.845 kg en vacío) al que la tracción integral contribuye.
Ésta es un clásico sistema de tipo Haldex, es decir que en condiciones normales, se comporta como un tracción delantera y solo en caso de necesidad enviará par motor a las ruedas traseras. En condiciones climáticas adversas (hablamos de lluvia, no necesariamente de la nevada del siglo) ya ofrece un indudable plus en seguridad.
El acabado Xcellence ofrece, además, un modo off-road con control de descenso automático. En ese terreno, la tracción integral y el sistema se han mostrado de una muy digna eficacia. Evidentemente no es ningún Land Cruiser, ni tampoco lo pretende, pero se defiende bastante bien, incluso en la arena.
El Tarraco frente a sus rivales
En el segmento de los SUV familiares diésel hay más competencia de lo que parece. Y es normal, han sustituido en el mercado a los monovolúmenes. Sin embargo, la mayoría de los rivales del Tarraco está en el seno del grupo VAG (Volkswagen Tiguan Allspace y Skoda Kodiaq) y con el Peugeot 5008 como tercero en discordia.
Y es que el Kia Sorento y el Nissan X-Trail van camino de la salida del mercado. El Renault Koleos es excesivamente blando de suspensiones, su motor diésel ofrece una de sonoridad agrícola y carece versión de siete plazas. Y en cuanto al DS 7 Crossback, apunta a la clientela premium.
Así, el Kodiaq es más barato que el Tarraco y ofrece más maletero, mientras que el Tiguan Allspace es más caro que el Tarraco sin realmente ofrecer una ventaja sobre el modelo de SEAT. Dentro del grupo VAG, el Tarraco ofrece la mejor relación precio-equipamiento y, como guinda, un mejor comportamiento dinámico.
Al final, todo se resume a un enfrentamiento con el Peugeot 5008 BlueHDi 180. El modelo francés ofrece una habitabilidad ligeramente superior en la tercera fila de asientos, un comportamiento dinámico muy cercano al del SEAT y un diseño con mucho más carácter que el Tarraco.
En frente, el Tarraco responde con una tracción integral, que no puede ofrecer el 5008 BlueHDi 180, una mejor relación precio-equipamiento, un pack de opciones más asequibles y un diseño más consensuado.
8.1
A favor
- Relación precio-equipamiento
- Habitabilidad en dos primeras filas de asientos
- Maletero
- Compromiso confort-dinamismo
En contra
- Habitabilidad en la tercera fila de asientos
- Aspecto y tacto de algunos plásticos
- Cambio DSG algo lento
El SEAT Tarraco no es un simple clon del Volkswagen Tiguan Allspace y del Skoda Kodiaq. Por su habitabilidad, versatilidad interior y relacion precio-equipamiento-calidad es una de las mejores propuestas del segmento. Si bien no tiene una puesta a punto de chasis tan incisiva como nos tienen acostumbrados en SEAT, lo compensa ofreciendo un elevado confort de marcha.
SEAT Tarraco 2.0 TDi 190 4Drive | |
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Precio | Desde 45.290 euros (gama Tarraco desde 30.400 euros) |
Motor | Diésel. 4 cilindros 1.968 cc, inyección directa. Sobrealimentación por turbo |
Potencia máxima | 190 CV a 3.500 rpm |
Par máximo | 400 Nm desde 1.750 rpm hasta 3.250 rpm |
Transmisión | Tracción integral, cambio automático DSG de 7 relaciones |
Dimensiones | Largo x ancho x alto (mm): 4.735 x 1.839 x 1.658 |
Batalla | 2.790 mm |
Maletero | 700 litros (5 plazas) / 230 litros (7 plazas) |
Peso | desde 1.845 kg |
80 a 120 km/h (kick down) | 6,5 s |
0 a 100 km/h | 8 s |
Velocidad máxima | 210 km/h |
Consumo medio homologado (ciclo WLTP) | 7,3 l/100 km |
Consumo medio en prueba | 8,5 l/100 km |
El coche para esta prueba ha sido prestado por SEAT. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Daniel Murias y SEAT
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