Probamos el Fiat Topolino: un cuadriciclo eléctrico muy cool ideal para moverte por la ciudad si no te gustan las scooters
El Fiat Topolino es un coqueto cuadriciclo ligero 100 % eléctrico, con un tamaño ideal para moverse como pez en el agua por la ciudad y aparcar en cualquier sitio. Con un diseño inspirado en el entrañable Fiat 500 original, se puede conducir desde los 15 años con la licencia AM, tiene 75 km de autonomía y se carga en menos de cuatro horas.
Esta alternativa de movilidad urbana está disponible con dos carrocerías: una cerrada y otra abierta o sin puertas, bautizada como ‘Dolcevita’. En cualquiera de los casos su precio es de 9.890 euros sin descuentos ni promociones. Nosotros ya hemos podido conducirlo por el centro de Madrid, y estas son nuestras primeras impresiones.
Fiat Topolino: características principales del cuadriciclo eléctrico más llamativo
El Fiat Topolino es el hermano del Citroën Ami y el Opel Rocks-e, otros dos cuadriciclos ligeros que tiene en cartera el Grupo Stellantis como alternativas de movilidad urbana frente a opciones como los scooters eléctricos. Los tres modelos comparten tamaño, mecánica y componentes similares, pero el Topolino destaca por su original diseño retro.
El Fiat Topolino recupera el nombre y la filosofía de un modelo tan icónico como el “Topolino” original de 1936 (“Ratoncito”, en italiano), antecesor de los Fiat 500 y 600 de los años 50.
Este biplaza no sólo fue uno de los primeros utilitarios de la historia, sino que transformó el concepto de vehículo motorizado y redefinió la idea de movilidad, marcando una transición desde los motocarros y motocicletas (principalmente Vespas) hacia automóviles mucho más cómodos.
El Topolino actual, a diferencia de los cuadriciclos pesados, se puede conducir con licencia de ciclomotor desde los 15 años, sólo mide 2,41 m de largo y 1,39 m de ancho y pesa poco más de 560 kg incluyendo la batería.
Este cuadriciclo eléctrico comparte motor eléctrico de 8 CV y 44 Nm con el Citroën AMI, así que también ofrece hasta 75 km de autonomía y alcanza una velocidad máxima limitada a 45 km/h (establecida por normativa para este tipo de vehículos).
La batería de iones de litio de 5,5 kWh netos va colocada bajo los asientos, en un espacio que la protege en caso de colisión para evitar riesgos de incendio. Esta se carga en un enchufe convencional en unas cuatro horas (220 v).
También es posible recargar el Topolino en un terminal público o en un WallBox, siempre y cuando se utilice un cable adaptado (disponible por 420 euros en la tienda MyFiat o en un taller oficial). Pero no siempre merecerá la pena el gasto extra, ya que al no estar disponible la carga rápida para este modelo, se tardará lo mismo en recargarlo que en un enchufe normal.
A nivel técnico el Topolino es un vehículo realmente sencillo, formado por 250 piezas: lleva un chasis compuesto por un conjunto de perfiles de acero sobre los que se ubican las partes plásticas del interior y la carrocería, suspensión de brazos tirados (sistema muy similar al semirrígido), frenos de disco delante y de tambor detrás y neumáticos 155/65 R14.
En cuanto a la gama del modelo, este puede elegirse con dos carrocerías: la convencional o cerrada y la abierta, que se apellida ‘Dolcevita’ y es el equivalente al Citroën My AMI Buggy, aunque el Topolino no se venderá en forma de serie limitada.
La principal diferencia entre ambos es que el Dolcevita sustituye las puertas por unas cuerdas, tiene techo de lona que se puede abrir y un salpicadero más colorido y veraniego.
Diseño exterior e interior del Fiat Topolino: un cuadriciclo muy italiano
El aspecto exterior del Topolino es moderno y divertido, pero con un toque retro diferenciador. El cuadriciclo es reconocible a simple vista, y se caracteriza por elementos como las ópticas redondas con borde cromado (muy del estilo a las del Cinquecento), los paragolpes delantero y trasero también cromados, o una zaga muy vertical. Su único color disponible para la carrocería, el ‘Verde Vita’, realza sus formas.
En cuanto al diseño del habitáculo, con un carácter eminentemente práctico y sencillo, es muy básico. No hay revestimiento ni en el techo ni en las puertas y los asientos, que llevan un cojín en la base y otro en el respaldo, no son exactamente simétricos.
Y es que, mientras que el del conductor se puede ajustar longitudinalmente, el del pasajero es fijo y está ubicado lo más atrás posible para que delante haya espacio suficiente para una maleta de cabina de avión.
Tampoco hay grandes pantallas digitales ni navegador, pero sí un soporte para colocar el smartphone, así como una toma USB-C, muy a mano.
Las superficies acristaladas como el parabrisas (con una posición mucho más adelantada que en un coche convencional) o el gran techo fijo contribuyen a aportar una sensación de espacio. No obstante, la falta de cortinilla o parasol para cerrarlo se echará de menos los días de más calor.
El Topolino no tiene maletero, por lo que el hueco delantero para la maleta se complementa con el de las puertas, donde encontramos dos redes que sirven para guardar y sujetar objetos como por ejemplo un bolso, una riñonera o una mochila pequeña.
Si se necesita más, entre los accesorios exclusivos para ambas versiones del Topolino firmados por Mopar, con un diseño muy acorde al modelo, encontramos un portaequipajes vintage para la parte trasera y una preciosa maleta con correas de cuero a juego.
En el catálogo también hay un altavoz Bluetooth, que se puede enchufar al puerto USB y conectarse al móvil para hacer las veces de equipo de audio (tiene su propio espacio reservado en el salpicadero para colocarlo y que no se mueva), una botella térmica o un ventilador para suplir la falta de aire acondicionado en el habitáculo.
Las posibilidades incluyen hasta una curiosa ducha exterior. Esta, unida a un pequeño depósito, está pensada para poder refrescarse o quitarse la arena después de un día de playa, por ejemplo.
Al volante del Fiat Topolino por Madrid: sonrisas aseguradas
Al ponernos al volante de un cuadriciclo ligero como el Topolino siempre tenemos que tener muy claro que no estamos en un coche y, por tanto, no podemos compararlo con uno. Al no estar acostumbrados a conducir este tipo de vehículos, al principio puede resultar extraño adaptarse y cambiar de mentalidad, pero no resulta complicado.
De hecho, puede llegar a ser muy divertido. Pero ojo: conviene recordar que estos vehículos no pueden circular por cualquier parte, pues la normativa especifica que sólo pueden ir por ciudad o por carreteras convencionales. Y en el segundo caso, únicamente por el arcén o el margen derecho de la vía, excepto en aquellas que se prohíba expresamente. Así, tendremos que estar siempre muy seguros de por dónde vamos.
Conducir el Topolino es muy fácil, pues sólo tiene tres botones (D, R y P) para avanzar, poner la marcha atrás o la posición neutra de ‘parking’, respectivamente. También resulta muy sencillo maniobrar con él, ya que su ángulo de giro es de sólo 7,2 metros y sus dimensiones realmente compactas: en una plaza de garaje normal caben tres Topolinos en posición transversal.
A bordo del Topolino no hay lujos ni comodidades, es casi como viajar hacia atrás en el tiempo pero, como decíamos al principio, no podemos olvidar que este vehículo no es un coche. No hay cierre centralizado de puertas, ni airbags, ni ABS, ni aire acondicionado, aunque sí un discreto sistema frío/calor que con temperaturas más extremas puede quedarse corto.
Las ventanillas no se abren del todo, pues la mitad superior es fija. Los asientos no son mullidos, la dirección no es asistida, la suspensión es dura y los redondos retrovisores de ajuste manual ofrecen la visibilidad justa y necesaria. Sin embargo, el espacio interior permite que quepan dos adultos y sus mochilas sin estar pegados, como fue nuestro caso.
Tras una ruta que nos llevó a serpentear unos cuantos kilómetros por las calles de Madrid y sortear el ajetreado tráfico típico de un día laboral en la ciudad, podemos decir que nos divertimos mucho: fue imposible pasar desapercibido con él, y tanto otros conductores en los semáforos como algunos transeúntes sonreían a nuestro paso e incluso nos pidieron alguna foto… y no sólo los más jóvenes, para quienes está especialmente pensado.
El Topolino está diseñado específicamente como una alternativa de movilidad para los desplazamientos cortos y habituales por ciudad, y lo cierto es que cumple con su cometido: la aceleración es buena y la velocidad máxima limitada a 45 km/h evitará más de una multa a los despistados.
Además, en nuestra primera prueba, sin preocuparnos por hacer una conducción eficiente, prácticamente clavamos el consumo homologado de 8,0 kWh/100 km.
Gama, precios y disponibilidad del Fiat Topolino en España
El Fiat Topolino, igual que el AMI o el Rocks-e se fabrica en Marruecos, y ya está disponible en España. Tanto si prefieres la versión cerrada o la versión abierta Dolcevita, el precio es el de 9.890 euros antes de incentivos (desde 7.499 euros con las ayudas del Plan MOVES III) que está muy por debajo de lo que cuestan rivales como el Microlino, por ejemplo.
El Topolino se puede comprar tanto en la web de Fiat como en la app de la marca, que permite configurarlo y comprarlo en apenas tres clics. Para quien lo prefiera, el Topolino también se puede financiar: desde 54 euros al mes en 36 cuotas, con una entrada de 3.000 euros y una última cuota de 6.279,16 euros (esto incluye un TIN del 4,99 % y un TAE del 6,67 %).
Los gastos asociados para acudir a esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.