En el pasado Salón de Ginebra me llamó la atención que la mayoría de las miradas de los visitantes que pasaban por el stand de Porsche se fijaban sobre la agresiva silueta del nuevo Porsche Cayman GT4, relegando a un segundo plano a la versión más radical de la familia 911, representada por el GT3 RS.
El hecho de que el hermano pequeño comience a adentrarse en el territorio que siempre había dominado el 911 y a robarle cierto protagonismo, no deja de ser cuanto menos curioso. Por eso hemos querido probar el Porsche Cayman GTS, que si no fuera por la existencia de una versión GTS del 911, dicen los más sabios que no tendría rival dentro de la gama Porsche.
Antes de comenzar a hablaros del GTS, conviene recordar la historia del Cayman, el deportivo de motor central de Porsche que desde su nacimiento ha vivido a la sombra de sus hermanos de gama. Si atendemos a las cifras de ventas, siempre muy inferiores a las del los 911 e incluso a las del Boxster, es sencillo entender por qué el Cayman siempre ha sido el incomprendido de la gama Porsche.
Perdido en tierra de nadie, el Cayman ocupaba una posición injusta, ya que se trata de un modelo que por planteamiento representa la perfección absoluta. Cuenta con una arquitectura como mandan los cánones de los coches deportivos, con el motor situado en posición central, tracción trasera y sólo dos plazas en el interior.
Eso le permite gozar de un reparto de pesos ideal, de un comportamiento neutro y muy equilibrado, pero precisamente esa idealidad en su arquitectura, y el hecho de que Porsche hasta la llegada del Cayman R hace unos años jamás se hubiese atrevido a ponerle un poco de picante al Cayman, han hecho de el un coche sobrio e incluso aburrido, especialmente en la primera generación.
La llegada de la segunda generación del Cayman, acompañada por su hermano el Boxster, fue el punto de inflexión en la vida de este modelo, que ahora parece estar llamado a representar la deportividad más absoluta para Porsche y tratar de tú a tú al mismísimo y hasta la fecha intocable 911, y todo gracias a esta versión GTS.
El Porsche Cayman S convenció a Javier Álvarez en la prueba que hizo en agosto de 2013 (prueba parte 1 y parte 2), pero el echaba en falta algo más de potencia, algo más de carácter, algo más de rabia. Cito literalmente lo que mi compañero decía: “el Porsche Cayman S es un deportivo que poco o nada tiene que envidiar a su hermano mayor en lo que a deportividad, aunque quizá sí se echa en falta más potencia y versiones más radicales”.
El renacer del Porsche 904 Carrera GTS
Ha sido decir eso y en Porsche se han puesto a trabajar para el lanzamiento de esta versión GTS, cuyas siglas evocan al 904 Carrera GTS, un coche de carreras del año 1963 que también podía matricularse para su uso en carretera. Los GTS de Porsche tuvieron épocas gloriosas con los 924 GTS y el 928 GTS en los años 80 y 90, pero hasta el año 2007, primero con el Cayenne GTS y posteriormente con el 911 y el Panamera, esas letras no habían vuelto a ocupar el apellido de ningún modelo de la gama Porsche.
Desde entonces, el apellido GTS ha permitido crear versiones que ocupan el nicho de mercado que queda entre las versiones normales y S y las de altas prestaciones con apellidos tan ilustres como Turbo, Turbo S, GT3 o incluso GT3 RS.
En mayo de 2014 Porsche presentó los Boxster GTS y Cayman GTS, los primeros de ambas familias en adoptar esta denominación y todo lo que ella lleva consigo. Ambos representaban la máxima expresión de los modelos Boxster y Cayman, aunque a este último le ha salido ahora una versión con ganas de pasar mucho tiempo en circuito, el Cayman GT4.
La versión más radical y deportiva del Cayman de primera generación fue el excelente Cayman R, un “rara avis” que vio la luz en la fase final de comercialización de aquel modelo, y un coche que ya adelantaba hasta qué punto el Cayman podía poner en aprietos a todo un 911 si le añadían los condimentos necesarios y le soltaban un poco las correas que le mantenían maniatado.
Acabo de llegar a casa después de hacer casi 350 kilómetros de ruta al volante del Porsche Cayman GTS, y estoy deseando contaros por qué este coche puede llegar a hacerte dudar si lo que necesitas en tu vida es un 911 o si por el contrario con uno así te podrías conformar. Tengo un nuevo debate interno que no se si seré capaz de solucionar.
Un exterior diferente y trabajado
Como en todas las versiones GTS, el exterior del modelo cambia ligeramente para adoptar un aspecto más deportivo. En el Cayman GTS lo primero que llama la atención es la parte frontal, que luce un paquete aerodinámico de nuevo diseño, con la zona central perfilada en negro y unas entradas de aire de mayor tamaño.
En ambos extremos encontramos las luces diurnas de LED, que marcan su aspecto y permiten identificarlo a simple vista. Las ópticas delanteras, con faros bixenón, lucen un precioso acabado en color negro que las hace más discretas y en línea con el aspecto deportivo del coche. Además incorporan de serie el sistema de luz dinámica, llamado en Porsche PDLS.
La unidad de pruebas lucía un precioso color blanco, que hacía destacar los detalles en negro que dan forma a ese frontal tan agresivo. En color negro brillante estaban pintadas también las llantas de serie, unas preciosas multiradio de 20 pulgadas que permiten entrever en su interior las pinzas de freno pintadas en color rojo.
Pintarlas en color negro brillante y que luzcan el logotipo de la marca en color es algo que hay que pedir a Porsche Exclusive, pero su precio no es demasiado alto, ya que cuesta 1.344 euros y mejora considerablemente el aspecto deportivo del coche.
Las siglas GTS están en dos lugares de la carrocería. Como es tradición en los GTS modernos, las encontramos en la parte inferior de las puertas, en una posición que parece hasta discreta en un Cayman, pero no tanto en el caso de un Panamera. También sobre la tapa del maletero, la palabra Porsche y el apellido Cayman GTS lucen en color negro brillante.
Es precisamente en la trasera donde encontramos otro de los detalles característicos de esta versión, la salida de escape doble en posición central con los silenciosos pintados en color negro a juego con el resto de detalles del mismo color a lo largo de la carrocería. Precisamente rodeando esa salida de escape está el difusor trasero, que ayuda a mejorar el flujo de aire que se mueve por la parte inferior del coche y le confiere estabilidad a alta velocidad.
El alerón retráctil por su parte se sigue desplegando a partir de 120 km/h y vuelve a replegarse al bajar de 80 km/h, aunque como es tradición tiene un botón en el salpicadero para accionarlo siempre que quieras.
Alcántara, carbono y costuras en color rojo: una combinación perfecta para el GTS
Si pasamos al interior del biplaza, nos encontramos con un ambiente muy acogedor gracias al empleo masivo de Alcántara. Por ejemplo, el techo está completamente revestido con este material que claramente evoca a los coches de carreras.
También están tapizados en Alcántara los asientos en su parte central, mientras que los apoyos laterales vienen en cuero, el mismo material que se utiliza para gran parte del salpicadero. El Alcántara se utiliza también en los tiradores de las puertas o para forrar la parte exterior de la guantera central situada entre ambos asientos.
La combinación de estos materiales con la fibra de carbono con la que se han fabricado algunas piezas como el panel que rodea a la palanca de cambios o la moldura que esconde tras de si los posavasos, son esos detalles que hacen del GTS un modelo muy especial. Eso si, por esas piezas en carbono hay que pagar 1.690 euros.
En la zona alta de los asientos encontramos las letras GTS bordadas en color rojo, y sin sobreprecio puedes pedir que las costuras de todo el habitáculo vayan en ese color a juego con la esfera central del cuadro de mandos, una opción muy recomendable y más si tenemos en cuenta que no tiene ningún tipo de sobreprecio.
Continuará...