Viendo que las diferencias entre el Porsche Carrera S y el 4S en conducción normal son inapreciables para bien y para mal, solo nos quedaba una opción para tratar de comprobar por nosotros mismos cuales son las diferencias entre ambos modelos.
Por ello, nos fuimos a un circuito para tratar de poner en aprietos a la última máquina de Porsche. E en este caso no se trataba del Circuito del Jarama, dónde el 4S se debería mover como pez en el agua. Subimos unos cuantos kilómetros más por la A1 desde Madrid hasta llegar al circuito de Karting Ángel Burgueño...
Se trata de una de las mejores pistas de karting de la zona centro del país que ahora dispone de 900 metros de largo y un trazado suficientemente ancho como para disfrutar con un coche así aunque por supuesto sin llegar a pasar nunca de segunda velocidad.
Después de que el maestro Javier Álvarez retratase con esmero el coche, llegaba el momento de ponernos al volante en una pista dónde, sobre el papel, deberían apreciarse diferencias entre el Carrera S y el 4S. Para ello, seleccionamos el modo Sport Plus en la consola central y comenzamos a dar vueltas a ritmo tranquilo, pero aumentando poco a poco.
Aunque me conozco a la perfección el trazado porque tengo mi kart allí, las referencias respecto a mi monoplaza descapotable cambiaban por completo con el 4S. Los 400 caballos que entrega el motor bóxer 3.8 hacen que en ocasiones el circuito se te quede inevitablemente corto y como decíamos, pasar de segunda es misión casi imposible.
No olvidemos que el Porsche 911 Carrera 4S acelera de 0 a 100 km/h en solo 4,1 segundos y que su velocidad punta es de 299 km/h. Esto hacía que al final de recta del ratonero circuito llegásemos a más de 120 kilómetros por hora, momento en que el equipo de frenos nos demostró que sigue estando en un nivel muy alto.
A pesar de llevar los frenos de serie y no los opcionales carbono-cerámicos, el 911 Carrera 4S mostró un tacto de frenada impresionante en todo momento sin dar síntomas de desgaste a pesar del uso intensivo al que le sometimos.
Al ser un circuito tan ratonero y con curvas tan cerradas, el movimiento de manos es constante y te encuentras muchas veces con el volante en una posición que no es la correcta para encarar la siguiente recta de escasos metros mientras el motor acelera como un condenado.
En esas situaciones las levas del cambio son absolutamente inútiles, ya que por su posición y movimientos, no conseguirás meter la marcha que quieres en ningún momento. Sin duda las levas opcionales son uno de los principales extras que debes montar en un 911, sea cual sea el tipo de uso que le vayas a dar.
Por suerte, el Circuito Ángel Burgueño tiene un par de zonas muy rápidas y curvas enlazadas que permiten sacarle bastante jugo al 4S, así que tocaba darle casi a fondo y ver de lo que era capaz esta máquina que hasta ahora no habíamos conseguido sacar de sus casillas.
Con el modo Sport Plus conectado, los controles de tracción y estabilidad tienen un umbral de actuación mayor que en el modo normal, lo cual te permite ciertas derrapadas controladas. Para conseguir que el coche derrape lo más mínimo, hay que forzar mucho las cosas.
Con el asfalto en buen estado y haciendo las cosas como se deben hacer, mover al coche de la trayectoria correcta es casi misión imposible. Hay que provocarlo a base de movimientos de dirección acompañados de más acelerador de la cuenta para que la trasera se insinúe lo más mínimo.
Lo conseguimos en unas cuantas ocasiones, y el Porsche 911 Carrera 4S sacó a relucir entonces sus dotes para seducir a la mayoría de los clientes españoles. Cuando la trasera comienza a derrapar, el 4S permite sacar el coche y llevarlo a la trayectoria correcta mucho más rápido y de forma más sencilla que el Carrera S, principalmente a base de motor y abrir dirección.
Cuando el derrapaje rompe y la trasera comienza a deslizar, además de que vas a un ritmo muy alto, notas como la potencia del motor deja de transmitirse a las ruedas traseras y comienza a distribuirse también a las ruedas delanteras, lo cual te permite dibujar unas derrapadas preciosas sobre el asfalto y que tu corazón no sufra una taquicardia como cuando se te va de atrás un Carrera S.
Todo en el 4S es mucho más sencillo, pero igual de divertido. Los casi ocho mil euros de diferencia de precio entre el Carrera S y el 4S se justifican cuando el segundo te puede sacar de una aprieto al volante sin tener que ser un experimentado piloto.
Conclusiones de la miniprueba del Carrera 4S
Después de haber probado el Carrera S con la caja PDK, llegúe a pensar que Porsche había llegado a su límite natural, que no lo podían hacer mejor. De hecho le di una nota final muy alta, un 9 sobre 10.
Sin duda, el Carrera 4S es una pequeña mejora respecto al Carrera S, y me explico. No es que el Carrera S al ser un tracción trasera sea un coche peligroso o que haya que tener muchas manos para llevarlo rápido y por lo negro cuando las condiciones climatológicas son adversas.
Lo que ocurre es que en esos casos, un Carrera 4S es un poco más dócil, más sencillo de domar cuando consigues que la caballería de desboque o cuando surge un imprevisto. Si a todo eso unimos que su comportamiento en el resto de circunstancias normales sigue estando en un nivel muy alto en cuanto a confort de marcha, consumos y comportamiento, estamos de nuevo ante un coche casi perfecto.
Qué pena que los 129.332 euros que cuesta la versión básica no estén en los bolsillos de todos, porque todos los que nos gustan los coches deberíamos conducir al menos una vez en la vida un coche así. ¿O tal vez si todos pudiésemos conducirlo perdería parte de su encanto?
** Gracias al Karting Ángel Burgueño por dejarnos sus instalaciones para la sesión de fotos.
En Motorpasión | Porsche 911 Carrera 4S, miniprueba (parte 1)