Peugeot se ha atrevido a entrar de lleno en el terreno de los coupés 2+2 deportivos de pequeñas dimensiones con el Peugeot RCZ, un modelo completamente nuevo que pretende conquistar a esos clientes que no encontraban en la marca francesa el coche que querían, teniendo que decantarse por otras marcas “premium”. De ahí que Peugeot haya optado por primera vez por no utilizar un nombre numérico y decantarse por las siglas RCZ.
Hay tres motorizaciones diferentes para el Peugeot RCZ, dos de gasolina y uno diesel. El diesel desarrolla 163 caballos de potencia, mientras que los de gasolina están alimentados por el conocido y aclamado motor 1.6 THP desarrollado conjuntamente con BMW. La versión más accesible tiene 156 caballos y la más potente entrega 200 caballos.
Esta última pretende hacer frente a modelos como el Audi TT 2.0 TFSI (211 CV), el Audi TT 1.8 TFSI (160 CV), el BMW Z4 sDrive23i (204 CV), el Mercedes SLK 200 K (184 CV) o el Mazda MX-5 entre otros, pero presentándose como el único modelo de una marca generalista con presencia en este segmento.
Por supuesto hemos querido saber cómo de deportiva es esta versión de 200 caballos que representa el modelo “tope de gama” y analizar si es capaz de estar a la altura de sus contrincantes, sobre todo teniendo en cuenta lo “concurrido” de este segmento de los deportivos coupés de pequeñas dimensiones. Así que comencemos a analizarlo…
Exterior
Estéticamente el Peugeot RCZ no deja indiferente. Es llamativo, vanguardista y tiene una personalidad bastante definida, que extrapola la esencia deportiva de Peugeot y, al mismo tiempo, la concentra en un conjunto de pequeñas dimensiones con sólo 4,3 metros de largo.
En la parte delantera, las ópticas afiladas hacia atrás tan características de la marca francesa destacan especialmente en el Peugeot RCZ por su gran tamaño. El capó delantero ocupa el ancho completo del coche, eliminando así las aletas delanteras y haciendo que esa única pieza enfatice el ancho del coche y le otorgue fuerza al frontal.
La zona del capó es más ancha que el resto de la carrocería, de forma que el coche se ve de esta forma como un animal musculoso, que desea que le expriman hasta el final. Si lo vemos desde arriba, el Peugeot RCZ es como una mujer con curvas en la que la cintura está marcada por la zona de las puertas, para volver a ganar volumen en la zona del eje trasero.
En la parrilla delantera se puede optar por las barras horizontales pintadas en color negro, aunque la unidad de pruebas las llevaba en color color plata brillante, para que combinase con los arcos del techo. Estos se pueden elegir en color “arena” por 210 euros más, aunque sinceramente creo que el color plateado metálico de serie es el que más le favorece, independientemente del color de la carrocería.
La vista lateral del coche, llama la atención por la forma que hacen los arcos del techo al unirse a la parte trasera del coche, dando lugar a una ventanilla trasera muy llamativa, con forma triangular. En la trasera, la tapa del maletero es muy plana hasta llegar a la zona del alerón, y las ópticas traseras disponen de tecnología led.
Al igual que en su rival el Audi TT, el Peugeot RCZ dispone de un alerón trasero móvil, que mejora el apoyo de la trasera cuando se rueda rápido. Se despliega en dos posiciones, la primera de 19° se abre a más de 85 km/h y se repliega de nuevo por debajo de 55 km/h. La segunda deja el alerón a 34°, pero sólo se sitúa así cuando pasas de 155 km/h, y vuelve a la posición 1 al bajar de 145.
¿Recordáis el Peugeot RCZ que fue cazado a 210 km/h en la A-12? Evidentemente lo llevaba en esta última posición, aunque también hay que aclarar que el conductor puede desplegar el alerón a la posición 2 mediante un botón situado en la consola central.
Para completar un aspecto exterior muy conseguido, hay que destacar la curiosa forma que hace el techo del coche. Teniendo en cuenta que sólo mide 1,36 metros de alto, el techo es uno de los puntos más fáciles de ver, y destaca por un doble abombamiento encima de la posición de cada pasajero.
Se hace raro ver un coche que no tenga el techo plano, pero no afecta de forma negativa al aspecto del pequeño deportivo francés. Es más, Peugeot asegura que esta forma del techo, ayuda a mejorar la aerodinámica de forma considerable.
Por último, la unidad de pruebas calzaba unas impresionantes llantas de 19 pulgadas pintadas en color negro. Las de serie son de 18 pulgadas, pero opcionalmente se pueden elegir las de 19 por 710 euros más sobre el precio base. Mejoran mucho el aspecto del coche, pero no las recomiendo para los que vayan a circular por ciudades y zonas con el firme en mal estado, ya que no son precisamente muy amigas de los baches traicioneros.
El interior del Peugeot RCZ
El interior del Peugeot RCZ está al mismo nivel que el exterior. Es un 2+2 plazas, en el que las traseras son muy pequeñas, semejantes a las de un Audi TT. Sólo las recomiendo utilizar con niños pequeños o con adultos para trayectos muy cortos. Si quieres vacilar a un amigo y que lo llegue a pasar mal, es buen sitio para meterlo.
Por lo demás el habitáculo está muy bien acabado, especialmente en la unidad de pruebas que llevaba como extras el navegador en color, situado en posición central elevada. También destaca el salpicadero forrado en piel, un extra que cuesta, junto con los asientos también en piel, 3.500 euros pero que mejora mucho su aspecto y hace el interior más acogedor.
Es fácil encontrar la posición de conducción que queremos gracias a las múltiples regulaciones del volante y de los asientos deportivos, que además disponen de regulación eléctrica y calefacción. Lo que no me gustó demasiado es el tamaño del aro del volante, demasiado grande para un coche deportivo.
En algunos coupés por el estilo, la sensación de claustrofobia y agobio en el habitáculo suele ser algo habitual, pero hay que decir que en el Peugeot RCZ no ocurre. Gracias a la amplia superficie acristalada, y a la altura respecto al techo, el deportivo francés tiene un habitáculo cómodo y funcional, que no tiene que envidiar demasiado a otros modelos de la misma marca.
Continuará...
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