Biplaza, roadster, tracción trasera y más de 200 caballos. Concretamente son 204 caballos los que entrega el Mercedes SLK 250, el modelo intemedio de la gama si no tenemos en cuenta el estratosférico Mercedes SLK 55 AMG o el ahorrador Mercedes SLK 250 CDI. Son características típicas de un coche de corte deportivo, pero ¿de verdad lo es?
Hemos probado el Mercedes SLK 250 durante toda una semana, en todo tipo de carreteras y condiciones ambientales. Son muchas las conclusiones a las que he llegado, y os aseguro que he disfrutado mucho al volante del pequeño roadster alemán.
En los últimos años, he tenido la suerte de probar los que teóricamente son sus mayores rivales: BMW Z4, Audi TT RS Roadster, Nissan 370 Z Roadster son los mayores contrincantes del nuevo Mercedes SLK, y sabiendo como se comportan estos, es mucho más fácil posicionar correctamente al SLK. Toca arrancar y pisar a fondo el acelerador, ¿os venís?
Al girar la llave del Mercedes SLK 250, no esperes un zumbido atronador saliendo de sus dos escapes en la parte trasera. Para nada, ese no es el objetivo del motor intermedio de la gama. Ese tipo de características quedan reservadas a las versiones más potentes de la gama, mientras que éste pretende ser un modelo con una buena combinación entre sensaciones y confort de marcha.
No olvidemos que el Mercedes SLK 250 lleva el apellido BlueEFFICIENCY, lo cual nos indica que uno de sus principales objetivos es ser uno de los roadster más eficientes del mercado, aunque sin menospreciar el placer de conducción.
El Mercedes SLK 250 en ciudad
El primer recorrido a los mandos del Mercedes SLK 250 lo hice por ciudad durante dos días. La ciudad es un hábitat que se le da bien al Mercedes SLK 250. Mide poco más de cuatro metros de largo, 1,8 metros de ancho y tanto este como el resto de Mercedes SLK de gasolina, tienen un diámetro de giro de 10,5 metros.
La posición de conducción, a pesar de ser muy baja, permite tener una buena visibilidad alrededor. Es mucho mejor que cualquier otro deportivo roadster en este sentido. El motor, tiene un comportamiento que hace que rodar por ciudad sea muy agradable.
Entrega 310 Nm de par entre 2.000 y 4.300 RPM, por lo que las salidas de los semáforos y los cambios de ritmo se hacen con facilidad. El confort de marcha es otra de las cosas que destacan en el caso del Mercedes SLK, y eso que la unidad de pruebas venía equipada con llantas de 18 pulgadas y una suspensión rebajada en 10 mm.
Pero sin duda Mercedes es el rey del confort, y eso también se nota en el Mercedes SLK. Lo que no me pareció muy confortable, fue el sistema Start&Stop. Al contrario de lo que ocurría en el caso del Mercedes CLS 350 que probamos hace unas semanas, en el que este sistema funcionaba de forma muy suave, en el Mercedes SLK 250 yo he preferido llevarlo desconectado cuando rodaba por ciudad.
Y es que cada vez que el mtoor se ponía en marcha, se notaba demasiado el arranque y eso lo hacía incómodo. Por lo demás, el cambio de marchas automático de siete velocidades 7G-Tronic Plus funciona de maravilla en modo automático. Se puede elegir entre dos modos de funcionamiento, uno normal y otro más deportivo que te permite estirar más las marchas.
Si por el contrario quieres ser tu el encargado de meter las marchas, tienes las levas situadas detrás del volante o la palanca de marchas, dónde podrás mover hacia la izquierda o hacia la derecha para subir o bajar las marchas.
El Mercedes SLK 250 en carretera
En carretera, el Mercedes SLK 250 hace que las sensaciones que nos había transmitido en ciudad se multipliquen. Me atrevo a decir que es, de los coches de su segmento, el mejor para hacer largos viajes cómodamente.
El funcionamiento del pequeño motor de cuatro cilíndros es una auténtica delicia. Tiene mucho par desde abajo, pero también estira mucho y parece no tener fin. De echo los 204 caballos de potencia los entrega a 5.500 RPM, y es muy lineal y progresivo a medida que sube de vueltas.
Aunque sus prestaciones son buenas con una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,6 segundos, no esperes quedarte pegado al asiento en las aceleraciones saliendo por ejemplo por los carriles de incorporación. El motor de cuatro cilíndros en línea entrega la potencia de una forma tan sutil y progresiva, que puede llevar a parecer que estás a los mandos de un coche con motor en V.
La dirección es muy directa, y es fácil inscribirlo en las curvas. En las más rápidas, se mantiene estable aunque rodemos a alta velocidad. Da sensación de aplomo, y es fácil de llevarlo por dónde queremos. Es un coche dócil y válido para cualquier tipo de conductor.
En las curvas lentas, se muestra ágil y directo. Pesa 1.500 kilos, pero la posición de conducción situada casi sobre el eje trasero, hace que se muestre muy manejable.
Unas vueltas al circuito en el Mercedes SLK 250
Después de hacerme más de 1.000 kilómetros en él desde el Circuito Motorland en Aragón, llegué bastante descansado a mi siguiente destino, el Circuito de Braga en Portugal. Allí tuve la oportunidad de rodar con el Mercedes SLK 250 para la sesión de fotos que podéis ver ilustrando esta prueba.
Por planteamiento, este coche no está diseñado para rodar a fondo en circuito, eso queda reservado a las versiones más deportivas. Pero he de admitir que me sorprendió lo bien que se comportó a la hora de subirse a los pianos, apurar las frenadas e ir “al ataque”.
Estuve rodando con él durante aproximadamente 30 minutos, y lo hice con y sin capota. Con la capota cerrada, el comportamiento del coche en curvas es bueno, no notas ningún tipo de flexiones de la carrocería, y puedes pasartelo en grande. Con la capota abierta, las sensaciones se multiplican exponencialmente, aunque es cierto que se nota un poco que llevas más peso en la parte trasera del coche.
Los frenos, a pesar de ser sometidos a grandes esfuerzos sobre todo en la frenada de final de recta (la recta del Circuito de Braga mide más de un kilómetro y llegábamos a superar los 220 km/h) en todo momento demostraron tener un comportamiento muy bueno, y solo en los últimos minutos mostraron un mínimo de fatiga.
Y es que la unidad de pruebas, al ir equipada con el paquete Prime Edition lleva los frenos firmados por AMG, con unos discos sobredimensionados de 43,2 cm.
Para hacer las fotos y permitirme alguna pequeña derrapada de la parte trasera, desconecté el control de tracción. Llegaba el momento de disfrutar de verdad, de tratar de dejar los neumáticos traseros marcados sobre el asfalto. Y digo tratar porque el Mercedes SLK 250, por su potencia y por lo bien puesto a punto que está el chasis, es complicado sacarlo de sus casillas.
Hay que forzar mucho la situación para conseguir que la trasera del coche derrape. Conseguí hacerlo balanceando la carrocería a la entrada de una horquilla de segunda velocidad a izquierdas, y me sorprendió la progresividad con la que el coche derrapaba. La distancia entre ejes, lo hace un coche muy estable y poco nervioso cuando lo haces derrapar, aunque ya digo que no es tarea fácil.
Por último, las suspensiones en circuito se mostraron un poco blandas de más, la carrocería se inclinaba bastante como podemos ver en las fotos. Pero es algo lógico, ya que no debemos olvidar que estamos ante un coche de aspecto deportivo, pero que tiene como principal objetivo premiar el confort de los ocupantes.
Continuará...
En Motorpasión | Mercedes SLK 250, prueba (exterior e interior; equipamiento y versiones; valoración y ficha técnica)