¿Pequeña mi calandra? ¡Bellaco! ¡Grande, enorme es mi calandra! Chato ridículo, ¿No sabéis que es mi orgullo este adminículo? Esa calandra. Sí, esa calandra que tanta controversia ha creado, así la han deseado los clientes.
BMW vende el 60 % de los BMW Serie 7 en China y en Estados Unidos. Y en esos mercados, la generación lanzada en 2015 era vista como excesivamente discreta, especialmente frente a sus rivales.
Así que en Munich han optado por marcarse un Cyrano de Bergerac con la calandra. Y al final, en vivo, pues tampoco desentona. Si bien es cierto que este BMW 745 Le no equipaba el paquete M y la calandra se integra muy bien con el parachoques de serie, liso con sus dos aletas de tiburones que canalizan el aire en los laterales. Si al final, el problema no va a ser la calandra sino el parachoques M, en este caso.
La calandra es un 40 % más grande con respecto al Serie 7 de 2015 y los faros -con tecnología LED láser- son un poco más finos, dando la sensación de que es más grande de lo que es en realidad. Ahora que hemos hablado de la calandra, podemos hablar del coche. Un coche, cuyo perfil no ha cambiado, sigue siendo majestuoso y expresa al mismo tiempo potencia. La zaga prácticamente no ha experimentado cambios.
Sin embargo, esos cambios estéticos vienen acompañados de una actualización de las mecánicas, como el 750i xDrive cuyo V8 4.4 litros biturbo gana 80 CV para alcanzar los 530 CV. Pero hoy la versión que nos ocupa es la que más ha cambiado a nivel mecánico, el Serie 7 híbrido enchufable 745e. Lo pudimos probar en versión de batalla larga (5,26 m de largo con una batalla de 3,21 m), que en España cuesta desde 112.900 euros. Y es que las versiones de chasis largo suponen el 80 % de las ventas mundiales de Serie 7.
Hasta ahora el Serie 7 híbrido enchufable (el 740e) equipaba un motor eléctrico y un 4 cilindros de 258 CV para una potencia total combinada de 326 CV. Si bien la potencia era correcta para un Serie 7, para algunos clientes el 4 cilindros carecía de la suavidad y nobleza que requiere un vehículo de esta categoría.
Así, bajo el capó del 745e nos encontramos con un 6 cilindros en línea turbo de 3.0 litros que entrega 286 CV y 450 Nm. Va asociado a un motor eléctrico de 83 kW (113 CV) y 265 Nm que extrae su energía de una batería de 12 kWh (9,2 kWh en el 740e).
La potencia combinada alcanza los 394 CV y el par motor experimenta un sustancial incremento con respecto a la anterior versión, pues culmina en 600 Nm. De la transmisión se encarga un cambio automático de ocho relaciones y, como en casi toda la gama Serie 7 de batalla larga, la tracción es integral (solo el 730Ld mantiene la tracción trasera).
A pesar de sus más de 2.100 kg de peso, el 745Le acelera de 0 a 100 km/h en 5,2 segundos. El motor eléctrico es aquí de una ayuda indudable. Claro que todo el interés de una versión híbrida enchufable es la de poder circular en modo eléctrico en las ciudades. BMW anuncia una autonomía en modo eléctrico de 48 km y una velocidad máxima de 140 km/h en eléctrico.
Esta velocidad máxima en modo eléctrico es fácilmente alcanzable, obviamente agotará rápidamente la batería. En cuanot a la autonomía, en realidad está más cerca de los 40 km que de los 48 km anunciados (ciclo WLTP). El propio ordenador de a bordo me indicaba cada mañana 41 km de autonomía. Y en mi recorrido de prueba para el modo eléctrico, mi mejor marca fue de 29 km hasta agotar la batería y despertar el 6 cilindros.
La mayoría de la clientela de este 745Le en Europa son flotas de coches con chófer. Y estando en Barcelona el recorrido de prueba para la autonomía ha sido esencialmente urbano, con alguna incursión por la Ronda Litoral que no excedió los 7 km (con límites de velocidad de entre 60 y 80 km/h) y la colina de Montjuic para aprovechar la frenada regenerativa. El ritmo de conducción ha sido el de un chófer que lleva un VIP. En la práctica se confirma lo que ya se sabía, los tramos de vías rápidas y la movilidad eléctrica no hacen buenas migas.
En cuanto al consumo medio de carburante, el 6 cilindros en línea de BMW siempre se ha mostrado parco en relación a su cilindrada y potencia, pero aquí con más de dos toneladas que mover me esperaba un consumo más elevado que el finalmente arrojado: 11 l/100 km. Aquí, el motor eléctrico ayuda a reducir el consumo.
Evidentemente, en un híbrido enchufable todo es relativo. Si los trayectos son de 30 km y al final de cada trayecto se puede recargar la batería, aunque sea parcialmente, quizá sí que el consumo medio podría acercarse a los 2,1 l/100 km que anuncia BMW en su homologación.
Comportamiento dinámico
El BMW 745Le no está pensando para tramos de curvas o atacar un puerto de montaña, aunque sea un BMW. Lo suyo son las vías rápidas, en las que mantiene un soberbio aplomo con una suspensión que lo filtra prácticamente todo. Es como ir en una alfombra voladora. Una alfombra muy rápida y muy silenciosa. El 6 cilindros apenas se deja oír, incluso cuando aceleramos a fondo.
Cuando vienen curvas, la magia de la electrónica hace maravillas. La suspensión neumática con barras estabilizadoras activas limitan notablemente el movimiento de la carrocería cuando el coche se apoya, mientras que las cuatro ruedas directrices ayudan a tomar las curvas con mayor facilidad, como si el coche fuese más pequeño de lo que es en realidad.
Aun así, este BMW pesa más de dos toneladas por lo que habrá que tener cuidado con las inercias a la hora de frenar y de entrar a según que ritmo en las curvas. Y es que en el 745Le todo es suavidad y refinamiento.
Al cambiar su 4.0 cilindros 2.0 litros por un 6 cilindros en línea de 3.0 litros, el BMW ha progresado en términos de suavidad de marcha. Así, en el modo híbrido que da prioridad al motor eléctrico por debajo de 40 km/h, apenas se percibe cuando el 6 en línea entra en acción por encima de los 40 km/h. Luego, en carretera, el silencio reina a bordo, mientras que los pasajeros traseros tienen todo el espacio del mundo para estirar las piernas y gozar de un confort de marcha soberbio.
Interior
El BMW Serie 7 se mantiene fiel a un diseño clásico para su interior. No encontraremos un única pantalla ni tampoco pantallas digitales en cada esquina (hola, Audi). El salpicadero, compartido con el BMW X7, cuenta con un cuadro de instrumentos digital y una pantalla multimedia de 10.25 pulgadas y con la rueda de control iDrive. El diseño se mantiene así elegante, fluido y sobre todo funcional pues cumple con todas las reglas de la ergonomía, con controles físicos e incluso una consola central ligeramente orientada hacia el conductor.
La calidad percibida de los acabados en esta versión ultra lujosa, con cuero extendido Nappa y madera noble, supera a los de un Mercedes Clase S. Los botones tienen la dureza justa al accionarlos para dar la sensación de robustez y el mullido de los pocos plásticos que no están cubiertos de cuero es justo el que esperas en un coche de más de 100.00 euros. Luego, si los elementos en color plata o la madera no agradan a todos, es más una cuestión de gustos que de falta de lujo.
El equipamiento de serie es completo (suspensión neumática, casi todas las ayudas a la conducción que existen en BMW, climatizador multizona, etc), aunque en esta versión limusina que probamos las opciones eran pletóricas, llevando el precio total a cerca de los 200.000 euros.
Algunos ejemplos de las opciones que incluye son la pintura Royal Borgola Red con efecto brillante (1.310 euros), llantas de 19 pulgadas (2.300 euros), faros láser (1.993 euros), cuero BMW Individual grano fino Kaschmirbeige (8.300 euros) -con guarnecido de techo a juego y molduras BMW Individual-, paquete Executive (4.872 euros) que incluye persianas solares eléctricas, faros LED autoadaptables, paquete Ambient Air, sistema de sonido surround Harman Kardon (o Bowers & Wilkins Diamond por 5.068 euros más), climatizador automático con regulación de 4 zonas y los asientos de confort delanteros con reglaje eléctrico.
El equipamiento en esta unidad es tan completo que hasta incluye el BMW Touch Command (569 euros). Se trata de una tablet integrada en el reposabrazos central trasero, con una pantalla de 7 pulgadas conectada a los sistemas del vehículo y que ofrece numerosas posibilidades de ajuste y manejo.
Por supuesto, equipa las cuatro ruedas directrices (1.651 euros), llave con control remoto para aparcar el coche en batería, consola central trasera con mesa escamotable, compartimento refrigerado para el Champagne (o lo que sea que quiera beber el VIP) y asientos traseros individuales regulables eléctricamente con función masaje y el sistema de entretenimiento para las plazas traseras (3.530 euros), que cuenta con dos monitores Full HD de 10,25 pulgadas, lector Blu-ray y conexión HDMI (por si quieres conectar la Playstation, por ejemplo).
Nuestra valoración
El BMW 745Le resulta una propuesta interesante para las flotas de alquiler de coches con chófer, aunque sin necesidad de recurrir a esta versión ultra equipada. Su autonomía real en modo eléctrico no será suficiente para la mayoría de los trayectos, pero con una autonomía homologada superior a los 41 km, el coche dispone de la pegatina cero emisiones de la DGT, lo que le permite entrar en las zonas de circulación restringida de Madrid y Barcelona, por ejemplo, cuando hay episodios altos de contaminación.
Para el resto, el 745Le es una nueva muestra de toda la tecnología de BMW y un alarde de lujo que lo convierten en un buque insignia de la marca (aunque formalmente ese papel recae en el M760Li y su V12). Frente a un Mercedes Clase S ofrece un nivel de lujo similar, pero con una calidad percibida de acabados superior. En ese aspecto, solo el Audi A8 le supera. Sin embargo, el diseño excesivamente liso y discreto del A8 lo ha prácticamente hecho desaparecer del mercado.
En cuanto a su sistema híbrido enchufable, aunque ofrezca una autonomía limitada se muestra finalmente interesante a la hora de simplemente reducir el consumo medio de combustible. Eso sí, siempre y cuando se cargue la batería vía una toma de corriente.
El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
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