Hace ya 30 años que nació BMW Individual en Garching (cerca de Múnich, Alemania) y lo hizo con una petición igual de extravagante como curiosa del emblemático diseñador Karl Lagerfeld: un telefax para su preciado BMW Serie 7 L7 diseñado a medida. Y este no fue su único encargo.
Tras alumbrar cientos de creaciones inéditas (algunas únicas en el mundo) para dar forma a los sueños más tórridos de los clientes de la marca, ahora esta división ha ampliado su catálogo para llegar a dos modelos de acceso: el BMW Serie 1 y el BMW Serie 2 Gran Coupé. Además, se han incluido en el catálogo toda una serie de materiales reciclados.
El capricho de Karl Lagerfeld
Hoy en día son muchas las marcas de coches las que cuentan con un programa de personalización específico, aunque entre las pioneras en este campo se encuentra la bávara BMW.
Las tres versiones personalizadas del BMW Serie 7 E38 que diseñó el peculiar modisto Karl Lagerfeld tuvieron mucho que ver.
Lagerfeld fue uno de los diseñadores de moda más emblemáticos de los siglos XX y XXI, además de ser un amante del lujo y la modernidad. Era un entusiasta de los coches, y una de sus marcas fetiche era BMW.
Cuando encargó a la marca la primera de sus berlinas Serie 7 tenía como máxima el confort absoluto unido a su estilo personal. También quería que el coche fuera una extensión de su oficina.
Como base para su personalización, Lagerfeld eligió una variante extra larga de la Serie 7 de edición limitada, la L7 que se produjo entre 1997 y 2001 de la que apenas se construyeron 899 unidades.
Bajo el capó llevaba un motor de 5.4 l, 12 cilindros y 326 CV con un par máximo de 490 Nm, que pese a los 2.215 kg que marcaba el coche en la báscula (220 kg más que el de serie por el equipamiento extra), cifraba el 0 a 100 km/h en siete segundos.
El diseñador quiso que la carrocería vistiera una curiosa combinación “Gold Orange” y “Chestnut Brown” con acabado metalizado y efecto degradado que se hizo inconfundible (y que hoy en día está disponible en los catálogos).
También transformó el habitáculo a juego en color marrón chocolate y pidió introducir un tapizado de cuero de alta calidad en los asientos con un entramado específico (y pespuntes hechos a mano en color naranja) que recuerda al de los sillones tipo chester.
Elementos en madera con toques dorados, cuero de alta calidad para los asientos y gadgets y equipamiento a todo confort para la época completaban el conjunto. Este coche único no solo incorporaba un telefax, sino que también contaba con reproductor de VHS, un minibar e incluso una discreta caja fuerte.
Lagerfeld también hizo instalar un moderno sistema de entretenimiento para los pasajeros de los asientos traseros, un potente sistema de audio y detalles como el dispensador de pañuelos incorporado en la puerta de su asiento, decorado con muchos detalles.
Así surgía, a principios de la década de 1990, una colaboración estrecha entre el diseñador y BMW. La primera de este tipo que el fabricante incluyó en su programa “Individual”.
Otras de las modificaciones encargadas por Karl Lagerfeld al programa BMW Individual, que marcó un antes y un después en la división de personalización de la marca, fue una preciosa unidad de la generación E32 del BMW Serie 7 de 1992.
El diseñador utilizó de base la versión ampliada 750iL y vistió su carrocería en una combinación bitono. La parte superior estaba acabada en un color plata brillante y contrastaba con la parte inferior en color negro, muy del estilo del “Káiser de la moda”.
Opciones de personalización casi infinitas
Algunas de las creaciones más exclusivas en la historia de BMW Individual son: un BMW M4 Competition que se presentó en 2016 con un tono blanco perlado único, el precioso Serie 7 Edition 40 Jahre, que celebraba un cumpleaños muy especial para el modelo, o “Vantablack”, un X6 acabado en un color negro tan intenso que absorbe el 99% de la luz y que no se puede comercializar, porque no se ve bien.
También cabe mencionar coches únicos en el mundo como el BMW M2 by Futura, como “tocado por un rayo”, el brutal M5 CS de 635 CV acabado en el tono “Frozen Deep Green”, que además de ser espectacular ostenta el título de ser el BMW M más potente de toda la historia, o el BMW M850i xDrive Coupé “Night Sky” con partículas de meteorito en su carrocería.
Solo en el caso de querer una pintura personalizada, en el catálogo Individual encontramos cuatro tipos:
Las pinturas sólidas (de 0 a 306 euros, según la elegida) las metalizadas (de 659 a 824 euros), las más exclusivas “Individual” que requieren procesos más complejos (de 1.129 a 2.211 euros) o las “Individual Manufaktur”, que son completamente a medida, cuestan entre 2.241 y 3.547 euros y parten de 120 referencias.
La marca nos asegura que, de todas ellas, la más exclusiva es el color “Metal Silver” (de lejos es mate, pero de cerca es brillante). Requiere materiales y procesos específicos para su producción y, por ello, puede costar más de 8.000 euros.
A priori no es fácil pero si aun así no damos con el color que queremos en ningún de los catálogos, siempre que sea viable, nos lo harán. Eso sí, hay dos excepciones: si compromete la calidad o la seguridad no podrán cumplir con nuestros deseos en BMW Individual.
Los colores de incorporación más reciente son el Fire Orange, Dakar Yellow, Java Green, Oxford Green, Riviera Blue, Twilight Purple, Nardo Grey y Creme White para los modelos de acceso a la gama de la marca: el BMW Serie 1 y el BMW Serie 2.
Con el paso de los años BMW asegura que, además de ampliar las opciones de personalización para sus coches, han implementado procesos y materiales más sostenibles (el i3 fue el pionero) en sus fábricas, que desde el pasado 2020 se alimentan en parte de energías renovables.
En las alemanas de Leipzig y Múnich destacan la eólica y la hidroeléctrica respectivamente, mientras que en San Luis Potosí (México) la principal es la solar, por ejemplo.
A través de procesos más responsables, proveedores comprometidos y una economía circular, la marca asegura haber reducido las emisiones contaminantes de su producción drásticamente, aunque les queda trabajo por delante para cumplir con su exigente hoja de ruta de cara a 2030.
Ahora mismo, por cada coche, la marca implementa de media hasta un 30 % de materiales secundarios como el propio acero de la carrocería, los plásticos de los paragolpes, paneles de las puertas e incluso de las moquetas, la madera de cáñamo de determinados acabados, o los tejidos. De aquí a un par de años, aspiran a que ese porcentaje sea del 50 %.