Probamos el BMW 218d Active Tourer, 150 CV de monovolumen para plantar cara a los SUV
El tiempo pasa volando, tanto que hace ya cuatro años que BMW lanzó al mercado su primer monovolumen compacto, el BMW Serie 2 Active Tourer. Esta semana hemos probado la versión 218d de 150 CV, un coche que ha permitido a la marca bávara captar un 70% de nuevos clientes, aquellos que buscan un vehículo práctico sin renunciar a un toque de deportividad. ¿Cómo se comporta? ¿Es amplio su interior? Te lo contamos.
Lo primero que hay que hacer en este caso, es contextualizar el coche ante el que estamos. El Serie 2 Active Tourer fue un modelo rompedor en la familia BMW por varios aspectos. Por un lado, era el primer monovolumen de la marca, una apuesta curiosa en un mercado en el que los SUV mandan, y más en esos tamaños que rondan los 4,5 metros.
Pero lo cierto es que hace cuatro años, BMW ya tenía su gama SUV casi al completo con los X6, X5, X4, X3, X1 y el reciente X2 en pleno proceso de desarrollo, así que no parecía del todo desenfocada esta opción de abrirse a los monovolúmenes. Pero no solo por eso era diferente a lo que ofrecía BMW hasta ahora.
Monovolumen y tracción delantera
El Serie 2 Active Tourer también era el primer BMW de tracción delantera, algo que dio mucho que hablar entre los fanáticos de la marca, pero que a decir verdad, para la inmensa mayoría de clientes potenciales, no significaba nada. ¿Cuál es el porcentaje de clientes de BMW que sabe si su coche es tracción delantera o trasera? Muy pocos, creedme.
Con todo esto, BMW se atrevió a lanzar al mercado un Serie 2 Active Tourer que fue un éxito de ventas desde el primer momento (380.000 unidades vendidas entre 2014 y 2017), más en otros mercados que en español, donde si bien se hizo con un interesante porcentaje del pastel de los monovolúmenes compactos Premium, rivalizando de forma directa con los Mercedes Clase B y siendo un caramelo interesante para los que solo se planteaban un monovolumen generalista.
218d y acabado Luxury, una buena combinación
Pues bien, dicho todo esto nos hemos puesto al volante del BMW Serie 2 Active Tourer con la motorización 218d y acabado Luxury. 150 caballos diésel y un acabado que mezcla los detalles de carrocería cromados con la piel del habitáculo y la madera en las molduras del salpicadero, junto con un equipamiento muy completo.
Estéticamente, al principio admito que me costaba ver un BMW monovolumen con sus dos riñones en el frontal, pero todo es cuestión de adaptarse. Es un BMW lo veas por donde lo veas, y no solo porque tras el lavado de cara del año pasado los riñones hayan ganado tamaño. En la vista lateral también cuenta con otro de los rasgos intrínsecos a los BMW, la Curva Hofmeister que ayuda a terminar una superficie acristalada muy grande, como piden los monovolúmenes.
Con 4,34 metros de longitud, 1,8 metros de ancho y 1,58 metros de altura, el Serie 2 Active Tourer no es el BMW que más miradas acapara a su paso, ni pretende serlo. Lo que busca es la practicidad, y eso se nota en el interior.
Amplitud y practicidad en el interior
Un interior que destaca, lo primero, por la infinidad de huecos a mano donde dejar pequeños objetos. Además de los huecos de las puertas, el salpicadero en su zona central también cuenta con espacio para dejar teléfono móvil, cartera, etc.
Por si fuese poco, la ausencia de túnel central (es uno de los beneficios de optar por la tracción delantera) libera el espacio entre los dos asientos delanteros, de forma que ahí hay otra serie de espacios compartimentados donde puedes dejar absolutamente de todo.
Y por si fuese poco, en esta unidad con acabado Luxury también contábamos con un cómodo reposabrazos central regulable, con espacio para bastantes objetos cotidianos que, esta vez sí, quedarán a buen recaudo y lejos de las miradas ajenas.
Tampoco es habitual, al menos para mí, la posición de conducción tan elevada en un BMW, pero este es uno de los principales aspectos que premian los compradores de un SUV y por tanto también lo debería ser en un monovolumen como este.
Esos 11 centímetros más de altura de la banqueta respecto a un Serie 1, 1 centímetro más respecto a un X1, unidos a la gran superficie acristalada, nos dan una visibilidad realmente buena de todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Y esa sensación se ve acrecentada gracias a que el interior es muy amplio, con espacio más que suficiente tanto en las plazas delanteras como en las traseras y lo más importante de todo, en uso real es práctico porque las puertas abren mucho, la posición de las banquetas es muy natural a la hora de entrar y salir del coche y tiene el ancho suficiente como para llevar tres sillas infantiles (de la propia BMW, eso sí).
Otro de los aspectos que cobran más importancia en un monovolumen como este, es el maletero. En este caso, destaca por tener una boca de carga ancha y baja, que da acceso a un compartimento que en total tiene 468 litros, de los cuales 70 se quedan en una posición poco útil bajo el doble fondo. Lo bueno también es que desde dos mandos situados a los lados del maletero se pueden plegar los respaldos de la segunda fila de asientos, disponiendo así de hasta 1.510 litros para cuando la carga nos supera.
Impresiones de conducción
Conducir el BMW Serie 2 Active Tourer es una experiencia distinta en cierta medida a la de cualquier otro BMW, pero muy similar en otros aspectos. En los semáforos tendrás que acostumbrarte a que los que te miren con envidia sean las mamás y papás que van en otros coches de segmentos afines, en lugar de los chavales y chavalas que babean por los deportivos.
El motor de cuatro cilindros del 218d destaca principalmente por su suavidad. Una vez que se han pasado los compases iniciales donde el motor sí se hace notar con el característico ronroneo del diésel, todo baja un nivel de intensidad y podríamos decir que la suavidad y el silencio son lo que destaca.
A ello ayuda la perfecta sintonía entre el motor y la caja de cambios, en este caso una Steptronic de 8 velocidades que permite llevar relaciones largas a muy bajas revoluciones, lo cual redunda en una baja rumorosidad y consumos ajustados, tanto que durante los más de 400 km de prueba, con un 50% de uso urbano, no pasamos de 7,2 l/100 km.
El motor ofrece 330 Nm de par, que están disponibles en una banda de revoluciones amplia desde las 1.750 hasta las 2.500 RPM, de forma que sirven para mover con soltura los 1.555 kilos que pesa. No, no es un peso pluma, pero lo disimula bien.
Lo consigue con un tacto de dirección directo y duro, como marca de la casa en los BMW que transmite también un tacto deportivo a un conjunto que no pretende serlo en exceso. Es ágil a la entrada de las curvas, y solo si fuerzas demasiado las cosas podrás llegar a notar algo de subviraje, pero esa situación no debería ocurrir nunca en el tipo de uso que se le va a dar a este coche.
Como buen BMW, y eso tampoco ha cambiado a pesar de ser un monovolumen, cuenta con tres modos de conducción muy marcados, que sí se perciben diferentes entre ellos. El modo en el que arranca es el Confort, que como su propio nombre dice premia la comodidad de los ocupantes, y es posiblemente el más equilibrado de todos.
Por otro lado, está el modo Eco Pro, que se selecciona marcando hacia abajo la palanca selectora situada en la consola central. En este modo, además de contar en el cuadro de mandos con un indicador de eficiencia y de los kilómetros “extra” que podremos recorrer a medida que seamos eficientes en la conducción, el coche arroja un comportamiento más suave y en ocasiones aletargado, en pro de la eficiencia. No esperes la mejor de las respuestas en este modo, pensado más bien para esos trayectos donde no hay prisa ni necesidad de obtener unas excelentes prestaciones.
Para esos momentos está el otro de los tres modos disponibles, el Sport. Cuando lo seleccionas percibes rápidamente cómo la dirección se vuelve algo más dura y directa, cómo la respuesta del acelerador es más inmediata y en general, cómo ese tacto deportivo que el conjunto demuestra en todo momento gana varios niveles de intensidad, acercándose peligrosamente a lo que cabe esperar de un coche compacto deportivo.
BMW Serie 2 Active Tourer: nuestra puntuación
.
A favor
- Habitabilidad interior
- Calidad de acabados
- Huecos del habitáculo
- Tacto de conducción
En contra
- Precio elevado
- Opciones caras
- Capacidad del depósito justa
- Consumos en deporitva
Después de haber probado el BMW Serie 2 Active Tourer durante toda una semana, tengo que admitir que una vez más, BMW me ha sorprendido. Se han atrevido a entrar en un segmento que era un desconocido para ellos, y lo ha hecho con un producto práctico, útil, con personalidad y que al mismo tiempo mantiene el aroma de deportividad y agrado de conducción que esperas en un BMW.
Puede que no sea el más confortable de todos los modelos de su segmento, pero a cambio ofrece un tacto de conducción que puede convencer a esos clientes de toda la vida de la marca que de repente necesitan un coche así o a aquellos que entran en BMW a través de este segmento. Eso sí, su precio no es precisamente asequible, cuesta 33.578 euros.
Ficha técnica
Versión probada | 218d Luxury | |||
Cilindrada | 1.995 cm³ | Tipo de tracción | Delantera | |
Bloque motor | Cuatro cilindros en linea | Combustible | Gasóleo | |
Potencia (CV @ rpm) | 150 @ 4.000 | Capacidad del depósito | 51 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 350 @ 1.750 - 2.500 | Consumo urbano | 5,5 l/100 km | |
Masa en vacío | 1.555 kg | Consumo extraurbano | 4 l/100 km | |
Velocidad máxima | 203 km/h | Consumo combinado | 4,5 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 9,6 segundos | Capacidad maletero | 468 litros | |
Transmisión | Steptronic 8 velocidades | Precio | 33.578 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Héctor Ares