Alfa Romeo Giulia Veloce, a prueba: una berlina que enamora por diseño, comportamiento y tacto
Casi todos los fabricantes sacan pecho en alguna ocasión sobre el enfoque hacia el conductor de alguno de sus modelos o sobre sus coches para conducir y disfrutar, pero en la mayoría de los casos los productos acaban por no cumplir con lo prometido. El Alfa Romeo Giulia es uno de estos vehículos que prometía ser de lo mejorcito del segmento, pero... ¿cumple con las expectativas?
Hace muy poco que vosotros mismos, los lectores de Motorpasión, coronásteis al Alfa Romeo Giulia como el mejor turismo del año pasado, y después de haber probado el Giulia Veloce, la variante más deportiva con permiso del todopoderoso Quadrifoglio Verde, estamos totalmente de acuerdo con vuestra opinión. Ahora sólo falta averiguar qué hace al Giulia tan especial. Te lo contamos.
La nueva berlina de Alfa Romeo es el primer pilar fundamental para la reconstrucción de la firma italiana, aunque el modelo más importante está por llegar. Hablamos del Alfa Romeo Stelvio que vimos en Los Ángeles en noviembre, un SUV de tamaño medio que estará a la venta a finales de marzo -sólo en gasolina y automático, ya que los diésel llegarán un mes más tarde- para competir con los Audi Q5, Mercedes-Benz GLC, BMW X3 o Volvo XC60.
El fabricante prevé además en este camino para volver a su época dorada el lanzamiento de seis nuevos modelos en los próximos tres años, incluídos dos SUV, un compacto -el nuevo Giulietta-, una berlina grande de segmento E y dos modelos pasionales, que podrían ser deportivos o descapotables. De momento, empecemos por el principio.
¿Qué es el Giulia Veloce?
Completando la gama Giulia, junto al Giulia de acceso -más enfocado a flotas- y el Super -el de mayor volumen-, la marca italiana presenta el Alfa Romeo Giulia Veloce, que además está disponible tanto en gasolina como en diésel. Básicamente es la antesala del Quadrifoglio Verde, un acabado con una estética específica de corte deportivo, con paragolpes en diseño propio, llantas de aleación de 18 pulgadas, difusor trasero, dos salidas de escape o entradas de aire más generosas para alimentar a dos potentes motores.
Lo que diferencia principalmente a ambas versiones Veloce del resto de la gama es la incorporación de serie (siempre) de la tracción integral permanente Q4 y un cambio automático ZF de ocho velocidades, además de la citada estética, una mayor dotación en términos de equipamiento y los dos motores más potentes de la oferta antes del 2.9 V6 del Giulia QV. Veámoslo en detalle:
GIULIA VELOCE | 2.0 Turbo gasolina | 2.2 Turbo diésel |
---|---|---|
Potencia máxima | 280 CV | 210 CV |
Par máximo | 400 Nm @ 2.250 RPM | 470 Nm @ 1.750 RPM |
0-100 km/h | 5,2 segundos | 6,8 segundos |
Velocidad máxima | 240 km/h | 235 km/h |
Peso en orden de marcha | 1.605 kg | 1.610 kg |
Consumo medio | 6,4 l/100 km | 4,7 l/100 km |
Precio | 54.000 euros | 51.150 euros |
Entre el equipamiento propio del Giulia Veloce destacan las citadas llantas de 18 pulgadas, el volante deportivo -y calefactado-, inserciones, pedalera y levas de aluminio, faros bi-xenón, asientos con tapicería exclusiva -también eléctricos y calefactados-, pantalla de 8,8 pulgadas, sensores de aparcamiento y cámara de visión trasera, acceso sin llave o radio digital DAB, entre otras cosas.
Diseño sublime, según los ojos del que mire
El aspecto del Giulia es una de sus principales bazas, al menos desde nuestro punto de vista. Como buen Alfa Romeo, es atractivo, interesante y diferente a sus competidores. Si bien a nosotros nos parece un diseño precioso, con cierto aire a modelos pasados de la casa pero con un toque actual, también hemos notado que a algunos lectores no les hace demasiada gracia. Es cuestión de gustos.
La versión Veloce concretamente es aún más agresiva que los modelos básicos de la gama, gracias al paragolpes frontal con alguna forma específica, a las dos salidas de escape traseras, a un difusor integrado en el paragolpes o a sus bonitas llantas -las de la unidad de las fotos le quedan genial-.
Quizá es el interior lo que más dudas suscita en esta nueva berlina, y es que muchos se preguntan si está a la altura de sus competidores alemanes. Por calidad de materiales y acabados, en general, es un habitáculo muy agradable, con un ambiente premium y un aspecto sencillo pero realmente atractivo. Abundan plásticos blandos, de tacto gomoso, sobre todo en las zonas más cercanas o que más vas a tocar, aunque es cierto que también encontramos alguno duro en según qué sitios.
A los mandos y botones no les encontramos pegas -el selector del cambio o el control del sistema multimedia son iguales que en BMW (ver foto)-, pero el sistema multimedia no es el mejor de su categoría, la imagen de la cámara de visión trasera se ve en un tamaño muy pequeño y los mapas del navegador se sienten algo anticuados por aspecto -otros competidores tienen mapas geniales, hasta 3D o con vista satélite al estilo Google Maps-, si bien tampoco son de los peores.
Los asientos del Veloce recogen muy bien el cuerpo y además lucen una tapicería de cuero específica de ésta versión, con logotipo Alfa Romeo bordado en el reposacabezas, por ejemplo. Una vez te sientas en el puesto de conducción lo primero que te llama la atención es una posición de conducción bastante baja, como si se tratara de un deportivo al uso, y en el asiento quedas sentado con las piernas bastantes estiradas. La cosa empieza bien.
El volante es probablemente lo más llamativo, no sólo por incorporar el botón de arranque -que, sinceramente, puestos a prescindir del arranque con llave nos gusta más aquí que en la consola-, sino también por su diseño, con el bonito logotipo en el centro y un aro fino en su justa medida, muy agradable al tacto y con zonas de agarre especialmente placenteras. Y qué decir de las levas de aluminio: fijadas a la columna, grandes, con un 'click' delicioso y siempre 'fresquitas'.
Las plazas traseras no son especialmente amplias, sobre todo por lo voluminoso del túnel central, que incomoda bastante al ocupante de la plaza central. El espacio para las piernas es correcto y la distancia al techo, sin ser muy grande, tampoco genera quejas por nuestra parte. En cualquier caso, si hay una plaza en la que sin duda queramos viajar en este Giulia, esa es la del conductor.
Con 480 litros de volumen de maletero, su capacidad de carga es la misma que la de sus tres principales rivales, el BMW Serie 3, el Mercedes-Benz Clase C y el Audi A4, aunque hay otros modelos del segmento que ofrecen más volumen, como el Ford Mondeo (550 litros) o el Volkswagen Passat (586 litros), si bien son 24 y 14 centímetros más largos que el Giulia, respectivamente. Un Škoda Octavia, por ejemplo, tiene una longitud similar pero su maletero es de 590 litros.
Una suspensión que puede con todo
Puede ser muy bonito por fuera y tener un interesante habitáculo, pero ha de cumplir después en marcha para ganarnos por completo. ¿Lo consigue el Giulia? Pues lo cierto es que no sólo lo consigue, sino que para nosotros es la berlina más deportiva de su segmento, por tacto y comportamiento. Además, es un coche muy cómodo para viajes o largos trayectos.
En vías rápidas el Giulia no sorprende por nada en especial. Es muy cómodo y agradable de suspensiones y ofrece un buen nivel de insonorización -el ruido aerodinámico procedente de los retrovisores se hace evidente a partir de 140 km/h, aproximadamente-. Donde realmente te sorprende el coche es en carreteras secundarias, con peor firme, en las que te demuestra que puede con todo.
No importan los baches, cambios de asfalto, grietas o peraltes inoportunos en pleno apoyo, porque el Giulia, sorprendentemente, lo absorbe todo sin inmutarse. Es como si la suspensión hiciera todo el trabajo "sin molestar" a la carrocería, que se mantiene suspendida en el aire sin moverse en exceso. El tarado es relativamente blando -no tanto como en un Clase C, por ejemplo-, y la carrocería balancea ligeramente, pero en el paso por curva es un coche muy efectivo, se merienda los cambios de apoyo y además es muy, muy confortable. Lo mejor es que no importa qué versión lleves, porque todas utilizan el mismo esquema de suspensión.
¿El equilibrio perfecto? Nosotros desde luego no recordamos ninguna berlina reciente así de buena en todos los aspectos. Es fenomenal, y más si al buen hacer del chasis sumamos una dirección de tacto soberbio, directa, rápida y precisa, que te permite colocar el coche donde quieras y meter el tren delantero en las curvas con inmediatez y sin mucho giro de volante.
La tracción total Q4, que en la práctica envía todo el par motor al eje trasero, salvo que haga falta enviar parte al delantero (hasta un 60%), asegura una gran motricidad en la salida de las curvas, y permite abrir gas muy pronto, incluso en pleno apoyo. Se nota que nos ha encantado, ¿no? Los neumáticos de nuestra unidad, por cierto, son Pirelli Cinturato P7 "Run Flat" en dimensiones 225/45 R18 y 255/40 R18.
El secreto de este comportamiento es la suspensión del modelo, en la que "se han dejado el dinero". El eje delantero es una especie de doble triángulo, aunque el brazo inferior tiene un diseño específico patentado por la marca (Alfa Link). El tren posterior es un multilink de cuatro brazos y ambos están fabricados íntegramente en aluminio. Es así desde el Giulia diésel de 136 CV hasta el QV de 510 CV.
Gasolina o diésel, al gusto
Las dos opciones de la gama Veloce son un diésel (1.610 kg) y un gasolina (1.605 kg). El primero es el menos potente, un 2.2 turbodiésel de 210 CV, y aunque se nota menos rápido que el gasolina (que tiene 70 CV más), ofrece suficiente fuerza para mover al Giulia alegremente, sobre todo a bajo régimen. Además, la rumorosidad del motor en marcha es bastante baja desde el habitáculo, aunque al ralentí es evidente el típico traqueteo diésel.
Las recuperaciones son bastante buenas y lo mejor de todo es que en conducción deportiva puede consumir 10 litros a los cien kilómetros, en lugar de los 15 litros a los que puede llegar el gasolina. Empuja mucho, pero su mejor baza son dichos consumos contenidos. Bueno, eso y que el chasis, la dirección, el cambio y la tracción son idénticos.
Si aprecias la deportividad, el 2.0 turbo de 280 CV es tu opción ideal, en especial si no llegas al precio del QV. Es un motor muy progresivo, que empuja con ganas pero no resulta especialmente explosivo. Sube rápido de vueltas y, de hecho, al dejar de empujar a unas 6.000 RPM, las marchas se acaban rápido, obligándote a recurrir al cambio con frecuencia -¡qué bien que las levas sean una gozada!-. Por debajo de unas 2.000 RPM no tiene demasiado ímpetu, pero cuando el turbo comienza a soplar ofrece lo mejor de sí hasta algo por encima de las 5.000 vueltas.
El sonido del motor no es especialmente bonito al ralentí, aunque luego en marcha coge un tono más agradable, si bien tampoco es demasiado sonoro. Por su parte, el sistema de frenos (con pinzas de cuatro pistones) ofrece un buen tacto del pedal y una adecuada potencia de frenado. Tras un uso intensivo se sobrecalientan (vimos salir algo de humo), aunque siguen parando con contundencia (los discos son ventilados de 330 mm delante y de 320 mm detrás).
En ambas motorizaciones el cambio automático ZF de ocho velocidades (convertidor de par) funciona a las mil maravillas. Es muy rápido, pero también suave en una conducción sosegada. Lo mejor son las levas de aluminio, largas y fijadas a la columna de dirección, de serie en los modelos automáticos. El paquete Performance AT (2.546 euros) suma un diferencial autoblocante y amortiguadores activos para quien busque aún más dinamismo.
Existe un modo manual -dando un toque hacia la izquierda al selector- que, si quisieras, te permitiría hacer reducciones fuertes o meter octava velocidad a 50 km/h, por poner una cifra. Un detalle interesante y muy racing es que con el selector de cambio -la palanquita-, las marchas se bajan hacia delante y se suben hacia atrás. Por último, como todos los Alfa, cuenta con un selector DNA de modos de conducción (Dynamic, Normal y All Weather), que varían la respuesta al acelerador y la amortiguación activa, entre otros.
En definitiva, el Alfa Romeo Giulia Veloce nos ha encantado. Es una berlina de tacto deportivo, con una suspensión que puede con todo, una dirección rápida y agradable, muy buena capacidad de tracción y un rapidísimo y cómodo cambio automático de ocho marchas. Un diseño precioso y un habitáculo a la altura redondean el producto. A nuestro juicio, una gran compra, desde luego.
En Motorpasión | Teníamos ganas de probar el Alfa Giulia y, tras conducirlo, tenemos la necesidad de repetir