De la mano de su consejero delegado, Michael Macht, Porsche se esfuerza por integrarse en la necesaria imagen de marca verde para el futuro inmediato.
El sector del automóvil atraviesa momentos difíciles: mientras las marcas apuestan por una transición suave hacia nuevas fuentes de energía, desarrollando la tecnología híbrida, las administraciones públicas parecen empeñadas en alcanzar la movilidad eléctrica cuanto antes.
La casa de Stuttgart asegura que en sus plantas de producción veremos muy pronto máquinas eléctricas, aunque sólo si cumplen las expectativas de prestaciones y autonomía propias de un auténtico Porsche.
Aunque la imagen que proyecta Macht es de firmeza en sus planes, hay que leer entre líneas. En realidad es el último pulso de un hombre con poco que perder en su imagen (en octubre cede su cargo a Matthias Müller) contra las medidas del gobierno alemán de reducir las emisiones contaminantes de los vehículos.
Y es que el actual ministro de transporte germano, Peter Ramsauer, parece decidido a cumplir el plan de Tiefensee, su predecesor, de alcanzar una reducción del 40% con respecto a las emisiones del país en 1990.
No hace falta decir el daño que sufriría el fabricante de deportivos si se imponen restricciones de CO₂ para el promedio de emisiones de la gama, como se ha estado rumoreando. Por si acaso, ya están sobre el tapete algunos ensayos, como el 918 Spyder.
La lectura final es que Porsche pretende, si llegara a buen puerto la limitación, apartar a sus modelos de la consideración general de transporte. Más allá de que efectivamente desplazarse en una de estas máquinas sea mucho más que transportarse, en España ya eximimos a algunos coches del cumplimiento general del ordenamiento de tráfico: los llamados vehículos históricos.
Por supuesto la pregunta queda en el aire: ¿es tan especial un Porsche como para poder librarse de cumplir las restricciones de emisiones de CO₂?
Vía | Yahoo
En Motorpasión | Porsche 918 Spyder Concept