El transatlántico más rápido del mundo ahora es una chatarra que nadie se atreve a restaurar. Lo van a hundir para convertirlo en el arrecife artificial más grande del planeta

A lo largo de la historia, solo unos pocos barcos han sido galardonados con la Banda Azul, un distintivo que premiaba al buque más rápido en completar la travesía Atlántica en los dos sentidos. El último transatlántico que la consiguió fue el SS United States.

Más de medio siglo después de conseguir la Banda Azul, el SS United States sigue siendo el último buque en tener ese distintivo, pero ahora es una chatarra que nadie se atreve a restaurar, así que lo han comprado para hundirlo en el Golfo de México y convertirlo en un reclamo turístico.

En día fue el barco mercante con las máquinas de vapor más potentes: tenía 240.000 CV

Antes de que los vuelos comerciales estuvieses al alcance de casi todo el mundo, el barco era el medio de transporte más popular para cruzar el océano Atlántico. Durante la primera mitad del siglo XX, los transatlánticos fueron especialmente populares y las grandes compañías peleaban por tener el buque más lujoso o el buque más rápido.

Durante muchos años, el récord de velocidad para una travesía del Atlántico lo tuvo el majestuoso RMS Queen Mary, pero el SS United States le arrebató ese récord en 1952: en su viaje inaugural, este barco cruzó el Atlántico viajando hacia el este en 3 días, 10 horas y 40 minutos.

De esa forma, el SS United States consiguió la Banda Azul, una condecoración que se ofrecía al transatlántico que realizase la travesía a través del Atlántico en el menor tiempo. No en vano, cuando se estrenó este buque, disponía de las máquinas de vapor más potentes instaladas en un barco mercante hasta la fecha, con una potencia total de 240.000 CV que se transmitían a cuatro hélices.

Nunca se llegó a saber cuál era la velocidad máxima que alcanzaba el SS United States, algunos medios aseguraron que podía llegar a los 43 nudos (79 km/h), mientras que otros decían que alcanzaba los 38 nudos (70 km/h).

Sea como sea, podía llevar muy rápido a sus 900 tripulantes y hasta 1.918 pasajeros. Y lo estuvo haciendo de forma intachable durante los 17 años que duró su carrera en la travesía del Atlántico, pero hubo un momento en el que los barcos de pasajeros cayeron en desuso porque los aviones ganaron mucha popularidad.

Foto: René Beauchamp.

Fue entonces, en octubre de 1969, cuando el SS United States dejó de cruzar el charco, después de hacer 726 travesías y con la Banda Azul todavía en su poder (en 2024 sigue teniéndola).

Cuando terminó su servicio, pasó de mano en mano durante muchos años, hasta que en 1996 fue remolcado hasta donde ha descansado hasta ahora: el muelle 84 del río Delawere en Filadelfia, Estados Unidos.

Con el paso del tiempo ha sido prácticamente desmantelado por dentro y se ha deteriorado mucho por fuera, pero han existido varios proyectos de restauración para devolverle todo su esplendor, sin embargo, ninguno ha llegado a buen puerto, así que sus nuevos dueños han decidido darle una segunda vida debajo del mar.

Según informa 6abc, en octubre lo compró por 10 millones de dólares (unos 9,33 millones de euros) el condado de Okaloosa para hundirlo en el Golfo de México y convertirlo en el arrecife artificial más grande del mundo.

La idea es que sea una atracción turística para los buceadores de todo el mundo que se complemente con un museo en tierra dedicado a la historia del barco. El mismo medio asegura que el proceso de limpieza del barco, transporte y hundimiento durará al menos un año y medio.

Imagen: Chuck Homier (Wikipedia)

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