Todos hemos sido novatos: seis 'facepalms' que vives con conductores novatos… y que tú también sufriste
Nadie nació enseñado. Y precisamente porque nadie nació enseñado, seguro que más de uno tenemos en nuestro haber alguna o varias o muchas situaciones de esas en las que un palmetazo sobre la frente —el facepalm de toda la vida desde que alguien aprendió a unir la zona frontocraneal y la zona palmar en sonoro chasquido como símbolo de la autodecepción— es la única respuesta posible ante lo que presumimos es un error que podíamos haber evitado prestando algo de atención.
Y de eso va la cosa: vamos a hablar de esos facepalms que vemos hoy en día cuando viajamos en compañía de novatillos... y que en el fondo reconocemos como si de un déjà vu se tratasen.
Te quedaste sin gasolina 'in the middle of nowhere'
Hay personas que piensan que tener un coche es cuestión de echarle gasolina de vez en cuando y poco más. Pero es que los hay que ni eso. Tienden a pensar que el coche funciona por algo que está en el aire y que ya se apaña con lo que le entra por el frontal, como si de una orquídea se tratara. En lógica consecuencia, este tipo de conductores rara vez interpretan de forma correcta el aviso de que al coche le quedan dos suspiros antes de quedarse tirados por inanición.
Luego los hay que experimentan con la autonomía máxima de su vehículo y son capaces de dejar el depósito seco mientras aparcan tiran el coche en una esquina cercana a una gasolinera, llenan allí una garrafa con sopa de 95 octanos y tienen suficiente como para aprender que la reserva está para no agotarla. Me lo contó un... amigo, que dice que le pasó cuando llevaba la "L" en la chepa.
Te comiste una farola que estaba muy mal aparcada
Este es un clásico de los conductores noveles que no tienen claro dónde acaba su propio coche y dónde comienza el mundo. Llámesele farola, poste de la luz, columna del garaje o cualquier otro elemento cilíndrico que emerja del suelo y que se ponga a tiro para doblar con él la chapa del coche, normalmente a la altura de la puerta trasera derecha si el coche la tiene. Y si no, pues por ahí.
Aparcaste donde no debías y fuiste de lo más feliz
Ahora te ciscas en todo cuando ves un coche mal aparcado que te impide pasar con tranquilidad. Y si le ves una "L" verde en la chepa te cabreas mucho más. Será que no se enseña adecuadamente dónde sí y dónde no tirar el coche cuando vas un momentito a lo que sea, dices. ¿O será que ya no recuerdas aquel día en el que tuviste que perseguir al policía para que no te cascara una multa?
Aquí me cuenta otro amigo un capítulo singular, en el cual este amigo se lió a discutir con los de la grúa por la eterna pelea sobre si los sábados son o no días laborables. La discusión se acabó cuando el policía dijo: "Oye, ¿pero tanto te cuesta mover el coche de sitio?". Cosas de ser novel, este amigo aceptó el ofrecimiento policial como una dispensa de multa y se largó a regañadientes.
Creíste que dominabas aquella curva, so fenómeno
Y cuando te quisiste dar cuenta tus glándulas sudoríparas ya se encontraban a una temperatura de sensación comparable a la que había en la Tierra durante el Würm. No, no dominabas una leche, pero te creías un as del volante hasta que aquella curva mojada te devolvió los pies al suelo.
Conozco a uno que le ocurrió algo semejante calzando zapatones enormes en un día de lluvia fina, con polvillo de cementera esparcido por la carretera y en una curva que no tenía ningún misterio. Desde aquel momento en adelante, el misterio fue averiguar por qué demonios se le fue el coche directo a casa del chapista. Sea como fuere, el chapista cobró y el amigo aprendió.
Te quedaste tres días 'atontao' en un semáforo
A nadie le gusta que le hagan esperar, pero debes reconocer que quedarte tres días atontao en los semáforos era tu especialidad cuando comenzaste a conducir. No se sabe si es porque aquel vetusto coche te cansaba tanto que necesitabas reposar como fuera o porque simplemente no estabas habituado a eso de ser responsable de reanudar la marcha cuando la lucecita se ponía en verde. El caso es que nunca soportaste que te pitaran por ello. ¿Recuerdas lo tonto que te hacían sentir?
Pisaste el embrague como si te fuera la vida en ello
Mira que te lo decía tu profe en la autoescuela, pero a ti eso de pisar el pedal izquierdo te daba una seguridad en tus primeros paseos como conductor que, oye, como para resistirse a hacerlo. Ni siquiera que la gente que se atrevía a ir contigo en el coche se viera zarandeada una y otra vez cuando dejabas libres las ruedas te dejó claro que estabas cometiendo un error. Ahora si subes con alguien en el coche y te hace algo así como lanzarlo precipicio abajo te acuerdas de su parentela, pero hubo un tiempo en el que también tú te dedicaste a cometer este acto digno de facepalm.
Y como estos, tantos otros.
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