Škoda es el último fabricante de coches que ha sucumbido a los vehículos de movilidad personal y ha presentado su propio patinete. Y no, no es eléctrico. Está pensado para cubrir el desplazamiento "de última milla" entre el coche y el lugar de destino, y viceversa, y tiene una capacidad de carga de 100 kg.
Plegable y compacto
Este patinete tiene unas dimensiones de 100 cm x 82 cm x 92 cm y gracias a un mecanismo de pliegue patentado por la firma checa, puede ocupar un espacio de 49 cm x 42 cm x 11 cm.
Según explica el fabricante, cabe dentro del espacio de la rueda de repuesto situada debajo del suelo del maletero de los Škoda Scala y Kamiq, si están equipados con un kit de averías.
Pesa 4,8 kg y está fabricado a partir de acero y aluminio. El patinete, orientado a un público joven, está a la venta, de momento, en República Checa por un precio de 110 euros.
Se amplía así la oferta de micromovilidad en la esfera automotriz. SEAT presentó a finales de 2018 su patinete eléctrico eXS, con 25 km de autonomía por 599 euros.
También Mercedes-Benz ha querido asomarse a este mundo con el E-Scooter, aún sin desvelar, mientras que Hyundai introdujo su patinete eléctrico como parte del equipamiento opcional de la marca -y también de Kia- como una alternativa a los trayectos de último kilómetro.
BMW por su parte presentó hace un año su E-Scooter, con una autonomía de 12 km y una velocidad máxima de 20 km/h.
En Motorpasión | Menos coche y menos metro. Más bicis, motos y patinetes eléctricos. El debate sobre la movilidad urbana tras el confinamiento