Robar catalizadores está de moda, así que vigila los bajos de tu coche por si acaso

Hace años eran los radiocasetes, luego las llantas de aluminio, después los navegadores y ahora los ladrones se decantan por los catalizadores, una pieza que prácticamente sólo sirve para darnos problemas… pues aquí tienes uno más. El catalizador se encarga de modificar químicamente los gases de escape para reducir las emisiones nocivas.

Hasta ahí bien, pero al margen de nuestra conciencia ecológica esta pieza nos resta potencia, incrementa el precio del vehículo, el mantenimiento, el peso, huele mal, en los diésel no te miran en la ITV si realiza su función o está completamente hueco y encima produce averías. Pero es que encima ahora puede que vayas a coger tu coche y, tras arrancar y pensar que estás al volante de un coche de rally, resulte que te han robado el catalizador.

¿Cuánto me cuesta reponerlo?

Y la gracia no es precisamente barata, poner uno nuevo suele costar entre 300 y 500 euros. Dependiendo de la póliza y compañía de seguro que tengas te lo puede cubrir (suelen pagar hasta el 80% del precio), pero no es tan fácil como parece. Algunas compañías no lo cubren si sólo te han robado esa pieza (ilógico pero es así, un ejemplo más de cómo una mala gestión puede incitar a la picaresca).

Y hay casos de modelos donde el catalizador es bastante más caro y si el coche ya tiene unos cuantos años supera su valor venal y lo dan como siniestro. Es decir, puedes coger el dinero que te da la compañía, pero no te llega para reponer el catalizador que te han robado. Por cierto, para todo esto te toca pasar primero por comisaría y poner una denuncia, no basta con ir al taller y que te pongan la pieza como sucedería por ejemplo en un golpe de chapa.

Pero hay un caso mucho peor, que tengas el coche a terceros y sin asegurar el robo. En este caso la compañía no te va a cubrir el siniestro y lo tienes que pagar íntegramente de tu bolsillo. Claro, puedes ir a un desguace y conseguir uno mucho más barato, pero es que en los desguaces cuesta encontrarlos precisamente por la oleada de robos que hay y también porque ni siquiera ellos se han librado de las visitas de estos maleantes.

Es una pena pero precisamente los coches asegurados a terceros son los que más sufren estos atentados. ¿El motivo? Por estar aparcados en la calle. Cuando el coche tiene pocos años intentas mantener el seguro a todo riesgo y es más normal que duerma en garaje. Un paso muy común cuando cumple unos añitos es comprar otro coche, el antiguo se pone a terceros y pasa a ser el segundo coche de la casa y a dormir en la calle.

¿Qué tiene el catalizador para gustar tanto?

Amigo mío, es que ese trozo me metal de formas abombadas y poco sugerentes está relleno de metales muy caros, platino, paladio y rodio. El precio de los metales depende de la bolsa, pero para hacernos una idea el gramo de platino tiene un precio aproximado de 35 euros, el paladio por encima de 20 euros y el rodio también es caro, pero lo que principalmente suele marcar el precio de reventa del catalizador robado en el mercado negro es el platino.

Cada catalizador tiene entre uno y dos gramos de platino, haz cuentas, entre 35 y 70 euros por unidad a precio de tienda. Por eso es gracioso cuando en muchos medios hablan de que la venta de catalizadores les reporta en torno a 80 o 100 euros por unidad. Para el chatarrero que tiene montado el imperio puede ser (aunque me parece mucho), pero el ratero no se suele llevar ni 30 euros. Muchas veces te montan una avería de considerables dimensiones para llevarse 15 míseros euros. Triste pero real.

¿Cómo roban los catalizadores?

Lo primero es que suelen ser bandas especializadas, porque supone mucho riesgo, inversión en herramienta y poco beneficio para un caco de barrio. Lo normal es que vayan al menos cuatro personas, una conduce una furgoneta para transportar las decenas de catalizadores que van a robar por noche, otra se encarga de vigilar y avisar si viene alguien y otras dos o tres son los que sustraen los catalizadores.

Suelen usar varias formas y también depende del modelo, por eso se suelen especializar en uno o dos tipos. Es muy raro que desmonten el catalizador limpiamente, lo normal es que corten el escape en los puntos más cercanos a esta pieza, es más rápido y luego pueden manejar más fácilmente el catalizador. Y luego están los que van a lo bruto, enganchan una cadena y tiran con otro coche para arrancarlo. No es muy normal porque hace mucho ruido.

Eligen sitios con poca gente y preferiblemente muchos coches, como los aparcamientos de las estaciones de tren. Suelen hacerlo por la noche, pero también de día, piensa que si te metes debajo de un coche y te avisan si pasa alguien cerca es casi imposible que te pillen (hay modelos que no es necesario levantarlos). Y ya se encargan ellos de despistarte si justo eres el propietario del coche al que están aligerando en ese momento. Pero también lo hacen en calles, no sólo en aparcamientos.

Coches favoritos

No tienen unos coches preferidos para robar y, si te fijas, cuando salen noticias de bandas desarticuladas o referentes a este tema, suelen comentarlo y son modelos variados. Pero sí se van a lo fácil y más beneficioso, lógicamente. ¿Y qué es lo fácil? Lo que te comentaba antes, coches ya con cierta edad que están aparcados en la calle y preferiblemente en zonas bien controlables.

Hay modelos en los que resulta más sencillo cortar el catalizador y posiblemente sus catalizadores tengan más platino que otros. Ahí el grupo PSA tiene papeletas y los Citroën Xsara, los Xsara Picasso y los Peugeot 406 se llevan bastantes premios, sobre todo los diésel. Pero también Hyundai y Kia, concretamente los Kia Carnival antiguos sufren bastantes robos y su catalizador es muy caro (debe ir cargadito). Pero no te confíes que les vale cualquiera.

¿Hay forma de evitarlo? Esto es como todo, la suerte influye mucho, pero si te preocupas de intentar aparcar en sitios donde no sea fácil manipular el coche, será más difícil que te toque. Suprimir el catalizador sería una solución barata pero luego no pasas la ITV y dejarles una nota tampoco parece definitivo. Una correcta regulación del proceso de obtención y reciclaje de esos metales sería la verdadera solución, hasta entonces a cruzar los dedos.