La confianza da asco, pero la desconfianza más

La confianza da asco, pero la desconfianza más
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El episodio reciente en Vigo, el caso del R8 volador, me ha hecho reflexionar sobre el hecho de prestar el coche a alguien. Lo que esperas cuando haces tal cosa, que normalmente te ha costado mucho esfuerzo y dinero, es que se trate de forma adecuada a lo que se ha pactado. Y además, se espera que se trate mejor que el coche propio.

Si hubiese sido el propietario de ese Audi R8 V10 y me entero que mi “amigo” lo ha puesto a casi 180 en ciudad, y que se lo ha llevado la grúa, primero le doy una paliza. Después, no le vuelvo a dejar el coche en la vida y finalmente pierde mi amistad. Y si llegan a habérmelo decomisado… no respondo de mis actos.

En cambio, si a mi “amigo” no le pilla ese radar y yo no me entero de nada, podría recibir las llaves al día siguiente y que me diga “Joe, anda que no mola tu coche” y una sonrisita. Nada más, yo sería feliz en mi ignorancia: “Vale, se ha portado bien y no ha hecho nada con mi coche”. ¿No ha pasado nada o yo no me he enterado? Oro parece, plata no es.

Llaves del coche

Normalmente damos las llaves a gente de confianza, no le dejamos el coche a cualquiera. De vez en cuando, te llegan sorpresas, no siempre desagradables, pero sorpresas. Recientemente dejé mi coche a un amigo para que me hiciese una chapucilla remunerada, y cuando fui a por él me confesó que lo había movido.

Lo cogí el sábado y le hice unos 70 km. Ya se me olvidaba lo que era un gasolina turbo de los gordos.

Vale, el coche estaba perfectamente, había puesto 10 euros de gasolina de su bolsillo (los gastó de fijo) y que yo sepa no le han puesto ninguna multa. Si me llega, ya hablaremos los dos. Pero bueno, el caso es que no me consultó para hacer eso. Queda disculpado, es un amigo, pero si tuviese menos confianza con él, me habría c***do en sus muelas.

CarChip

Lo que la verdad esconde

¿Podría mi amigo por ejemplo haber puesto el coche a 160 en la M-40? Fácilmente, si no me lo dice, no me entero. Afortunadamente, hay formas de enterarse de las cosas que no se confiesan. Quizás esto que voy a decir a continuación es un poco fuerte, pero hay una verdad inmutable en electrónica: las máquinas no saben mentir.

Me dejaron recientemente un coche de prensa con un aparatito que es como un Gran Hermano. Se conecta al puerto OBD del coche y monitoriza los parámetros que elijas: revoluciones del motor, temperatura del agua, velocidad, consumo de combustible, deceleraciones excesivas, temperatura del aceite, etc.

El aparatito en cuestión se llama CarChip y tiene dos finalidades: o recopilar datos técnicos sobre la conducción o enterarte de lo que no te cuentan. Funciona en cualquier coche con OBD, del 96 p’arriba diría que todos lo tienen. Es muy discreto, si no dices que lo has colocado, el receptor del coche no se entera de nada.

Instalación de CarChip

Seguro que hay alternativas a ese aparato pero no conozco ninguna. Se configura con un ordenador y se le indica todos los parámetros que se quieren monitorizar y cada cuánto tiempo (en segundos). Gracias a este espía se puede saber si se ha “probado” nuestro coche o simplemente si se ha abusado de nuestra confianza.

Oye, que he tenido una revelación. ¿No habrás pisado al coche en frío, cogido 180 y pegado varios frenazos, verdad? Es que tengo la sensación de que no me has contado todo lo que hiciste con mi coche. ¿Qué tal si me cuentas la verdad?

Esa podría ser una conversación relacionada al examinar los datos del CarChip. Podemos obtener dos respuestas, la sincera o la rastrera (otra mentira, del tipo “Sabes que yo no haría eso”). Pues si el aparato ha registrado eso, no se lo ha inventado, salvo que esté una centralita del coche rota, que suele ser difícil.

Navento Auto Plus

¿La ignorancia es la felicidad?

Esto me ha recordado a cierto coche de prensa de más de 400 CV, el gestor de la flota me confesó después de conducirlo que si hubiese sido “malo”, se habrían podido enterar solo por la información que guarda la centralita del coche. Sí, las centralitas guardan más información de la que nos gustaría, por ejemplo al ir al taller.

Imaginemos que un día bajamos de quinta a segunda sin querer, y ponemos el motor en zona roja durante unos segundos. Al poco, testigo luminoso de avería, y lo llevamos al taller. Como está en garantía, nos callamos y decimos que “se ha roto solo”. Pues el mecánico que haga la diagnosis sabrá por qué ha ocurrido eso, y no lo cubrirá la garantía seguramente.

Cuando hacemos algo que no debemos, hay dos posibilidades, que nos pillen o que salgamos impunes. La electrónica y la informática permiten poner un sano cortapisas a eso. Quizás es triste llegar a monitorizar a quien le dejas el coche, pero más triste aún es que se traicione la confianza y que encima se mienta o se omitan cosas.

Lo admito, la tentación es muy grande. A veces dan ganas de, envueltos en la sensación de impunidad del “no se va a enterar”, hacer algo que con tu coche personal no harías, a nada que lo aprecies. Por ejemplo, con un coche de alquiler. Recordad este artículo antes de hacer cualquier perrería a un coche de empresa, renting o alquiler, como en este vídeo.

En algunas empresas con flotas de vehículos industriales los responsables instalan sistemas de monitorización para saber por dónde circulan los empleados (por ejemplo, se sabría si un repartidor se sale de ruta), si la parada del café dura demasiado tiempo o si se está maltratanto el vehículo de forma intencionada. Por ejemplo, con el sistema Navento Auto Plus.

No todo es la dictadura de la desconfianza, también hay aplicaciones útiles de los espías electrónicos. Se pueden recuperar coches robados así, gracias al aparato que se chiva a las autoridades, o aclarar temas judiciales. Empiezan a quedarse atrás los tiempos del “no se va a enterar”. El que se quiera enterar, se puede enterar. ¿Y si se entera?

Ford MyKey

Limitación, otra forma de abordar esto

Se puede también evitar la consumación de algunos actos de forma electrónica. Tengo tres ejemplos en la cabeza:

  • En los coches del grupo Fiat, de fábrica se impide que puedan pasar de 2.000 RPM. Se deslimitan antes de entregarlos al cliente. Así se evita que las mecánicas sufran demasiado durante el transporte, por ejemplo en la carga y descarga de barcos. Evita problemas después.
  • Ford ofrece en Estados Unidos MyKey, que es una segunda llave que limita varias funciones del coche: velocidad máxima, volumen del equipo de música, impide desactivar el control de estabilidad… Está pensado para los padres que dejan a los adolescentes el coche, allí es legal conducir desde los 16 años.
  • El Volkswagen Passat americano tiene un sistema pensado para los aparcacoches, se entrega la llave con un bloqueo de la guantera y del maletero, que no será necesario abrir para nada si uno es profesional. No impide que se hagan otras cosas con el coche pero algo es algo.

Después de todo este “ladrillo”, ¿qué os parece más asqueroso? ¿La confianza o la desconfianza? Se abre el debate.

Moraleja: trata los coches ajenos como si fuesen tuyos, o mejor, y te avitarás problemas.

Vídeo | Youtube
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