Los japoneses están empezando a alquilar coches que no usan para conducir, sino para cobijarse del mundo exterior

En Japón converge una fascinante cultura con una sociedad con sobredosis laboral y que tiene serios problemas para establecer relaciones interpersonales. De hecho, la palabra 'karoshi' significa literalmente "muerte por exceso de trabajo". Todos estos factores están confluyendo en un curioso fenómeno: un número creciente de japoneses está alquilando coches que no conducen.

Varias plataformas de vehículos compartidos han comenzado a preguntarse por qué sus clientes devuelven los coches con kilometrajes inusualmente bajos. Y han descubierto que los usan para todo, menos para conducir: desde almacenes provisionales hasta espacios donde poder echar una siesta o leer.

El vehículo usado como refugio en una sociedad frenética

La cabecera The Asahi Shimbun se ha hecho eco de este curioso y sintomático fenómeno, que se manifestó cuando una plataforma de coches compartidos llamada Orix Auto empezó a darse cuenta de que una gran parte de los 230.000 usuarios registrados que alquilaban sus coches nunca llegaban a conducirlos.

Orix no fue la única compañía que detectó este comportamiento entre sus clientes: Times24 detectó un kilometraje inusualmente bajo, según explica la cabecera, por lo que se decidió a realizar encuestas. Un cliente explicó que lo utilizaba como espacio de trabajo, otro para contactar con clientes, amigos y familiares mientras que otro lo aprovechaba para dormir la siesta.

Las encuestas también revelaron que se están empezando a utilizar como taquillas para guardar pertenencias cuando no hay disponibles, e incluso para comer cuando los restaurantes están atestados o ver la televisión.

Y es que alquilar un coche por horas en Japón es barato y muy accesible: alquilar uno durante media hora cuesta alrededor de 3 euros, y hay más de 12.000 aparcamientos autorizados en todo Japón.

Así, el coche se convierte en una especie de refugio del caótico mundo exterior, un espacio para descansar, trabajar, pensar, o simplemente evitar ir a casa. A pesar de no ser una tendencia en sí, es un fenómeno que ha ido creciendo desde el año pasado en el país asiático, y seguramente a los operadores de estas plataformas no les haga mucha gracia.

Japón, que redujo la cuota del diésel en su mercado del 20 % en 1999 a menos del 1 % en 2015, busca su camino hacia los coches eléctricos y alternativos, sobre todo el hidrógeno. Así, junto a la Unión Europea y Estados Unidos ha firmado una declaración conjunta para impulsar la tecnología de pila de combustible en todos los sectores posibles.

De hecho Japón domina el ranking de hidrogeneras a nivel mundial con 96.

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