Autocaravanas, camper, caravanas, carros tienda, tiendas de campaña... hay muchas opciones para los que desean disfrutar de sus vacaciones con total libertad y no depender de alquileres, hoteles o de ubicaciones urbanas. El camping te ofrece esa libertad que puedes entender a tu manera y aprovechar de muy diferentes formas, tienes para elegir.
Dependiendo del estilo de tus vacaciones te decantarás por una u otra opción. Ya hablamos hace tiempo de las ventajas e inconvenientes de las autocaravanas y hasta preparamos una guía de compra para novatos. Esta vez vamos con las caravanas, esos remolques que hacen las veces de pequeña casa de vacaciones. Veamos qué debemos tener en cuenta a la hora de remolcar una.
Antes de salir de viaje…
Antes de salir debemos revisar no sólo el vehículo tractor (el coche o furgoneta que llevemos), también el remolque. El control de luces te puede ahorrar retrasos a la hora de salir de viaje, aunque debería ser algo rutinario y que se hiciese cada vez que enganchemos la caravana, ya que los contactos de la toma de corriente pueden fallar y, en muchos casos, se puede haber colado agua por algún piloto.
Debemos revisar el estado de los neumáticos y su presión, el estado del enganche y todos los sistemas de seguridad así como el correcto cierre de la puerta, arcón delantero y laterales de la caravana. Estos remolques suelen estar mucho tiempo parados y nunca se sabe lo que les ha podido suceder.
Todo está en orden, llega el momento de preparar el equipaje y cargar la caravana. Es importante repartir el peso correctamente, cuanto más cerca del eje mejor y siempre manteniendo un equilibrio entre ambos lados y entre la parte delantera y trasera. En realidad debe recaer un poco más sobre la delantera, pero no mucho, para hacernos una idea es tan fácil como comprobar si podemos bascularla cogiendo la punta de la lanza con una mano (Aquí tienes una clarísima explicación de la importancia del reparto de pesos).
Recogemos las patas de la caravana, la enganchamos al coche, conectamos las luces (las comprobamos), el cable de seguridad, el estabilizador (si tenemos y si no está integrado en el propio enganche) ponemos los retrovisores suplementarios si queremos o si los necesitamos, pero aunque no estemos obligados a llevarlos porque con nuestro coche se vea lo mínimo marcado por ley (60 metros por detrás y 20 metros de anchura de la vía) sí son recomendables, quitamos el freno de estacionamiento de la caravana y nos ponemos en marcha.
Importantísimo no olvidarse puesto o a medio poner el freno de mano de la caravana, no sería el primer caso en el que salen ardiendo los frenos con el consiguiente peligro que conlleva. También es importante no olvidarse de lo que llevamos detrás enganchado, puede sonar a risa, pero a veces pasa y, nada más salir, te puedes llevar puesto un coche, señal de tráfico o valla al cerrarte demasiado en un giro.
Las maniobras son un punto delicado, pero con el paso de los kilómetros todo se aprende. Lo más importante es no tener prisa, no ponerse nervioso y pensar antes de actuar. Lo mismo se puede aplicar a la conducción en general, nada de prisas, es mejor ir lentos pero seguros. Los adelantamientos en carreteras de doble sentido serán muy, muy escasos y, en más de una ocasión, tocará quedarse detrás de un camión en autovía porque no nos ha dado tiempo a salir al carril izquierdo.
Velocidades máximas permitidas
Hay que diferenciar entre caravanas hasta 750 kilos y por encima de ese peso cuando hablamos de autovías y autopistas. Las primeras pueden ir a 90 km/h y las segundas a 80 km/h. En carreteras convencionales con un arcén de más de metro y medio la velocidad máxima permitida es de 80 km/h, si el arcén es menor la velocidad baja a 70 km/h y en población la máxima es de 50 km/h.
Puede parecer poco, pero la verdad es que la caravana tiene su peligro y por encima de 90 la cosa se complica y puede tener un desenlace fatal. De hecho hay circunstancias en las que toca reducir la velocidad aún más aunque el suelo esté completamente seco. El viento es un gran enemigo invisible y hay que estar atento a los cortes de viento para que el remolque no comience con un movimiento lateral que puede acabar fatal.
Un coche potente nos ayuda a mantener una conducción más relajada y también a solucionar posibles situaciones de peligro, como los bandazos laterales, pero también puede provocar otras por culpa del exceso de velocidad (a veces inconscientemente).
Rodando con caravana
Para viajar con caravana hay que cambiar el chip y olvidarse de llegar con hora, el viaje durará lo que tenga que durar. Piensa que las prisas no sólo pueden acabar en accidente, también pueden acabar con la mecánica de tu coche. Los calentamientos son frecuentes por forzar el motor en largas subidas y los frenos pueden flaquear si bajamos rápido… Es decir, no se puede correr ni subiendo ni bajando.
La antelación es la clave, debemos realizar todos los movimientos con tiempo y suavidad, evitar las maniobras bruscas y/o apuradas, trazar con tiralíneas, intentar mantener un ritmo constante (el consumo se dispara y si conduces cambiando de ritmo, todavía más), aprovechar el final de las bajadas para ‘coger carrerilla’ y subir parte de la siguiente pendiente con facilidad, mantener una distancia de seguridad mucho mayor y mantener una atención constante.
Atención al sueño, que es otro gran enemigo. Es importante parar cada cierto tiempo para descansar, pero no conviene parar excesivas veces si no es necesario porque el viaje se puede volver eterno y el cansancio aumenta.
Conducir con caravana es apto para todos los públicos, no requiere unas dotes o habilidades especiales, pero sí tener las cosas claras. Lo de maniobrar es otro cantar, aquí los más habilidosos cuentan con ventaja, ya que dar marcha atrás con remolque no es fácil y menos cuando éste te quita gran parte de la visión.
Si eres de los que les gusta jugar puedes coger práctica y aparcar en sitios que, en principio, parecían imposibles. Si no es tu caso es tan fácil como desenganchar y mover la caravana a empujón. Es más, ahora existen movedores eléctricos (pequeños motores eléctricos en las ruedas) que te permiten aparcar la caravana con un mando a distancia y sin ningún esfuerzo ante la mirada atónita de los paisanos que tengas al lado.