A día de hoy, todos somos conscientes de que el futuro de la automoción, al menos a corto plazo, pasa por la electrificación del mercado. Los fabricantes se han volcado en el desarrollo de la tecnología necesaria para que eso sea posible y el mundo de la competición, evidentemente, no es ajeno.
En los últimos años la Fórmula E ha crecido a pasos agigantados, llegando incluso a amenazar la hegemonía de la Fórmula 1. Parece que anunciar que una categoría tendrá una división eléctrica es un atractivo inigualable para llamar la atención de las marcas y conseguir que se impliquen en nuevos proyectos. Está claro, ya no hay vuelta atrás, el futuro de las carreras pasa por los coches eléctricos, nos guste o no.
La F1 no tendrá monoplazas eléctricos hasta 2040
Por mucho que Bernie Ecclestone se empeñe en aconsejar, la F1 no podrá tener monoplazas eléctricos como mínimo hasta 2040. Así lo ha hecho saber Alejandro Agag, CEO de la Fórmula E, tras revelar que firmaron un acuerdo de exclusividad con la Federación Internacional de Automovilismo cuando iniciaron su camino en 2014.
“La Fórmula 1 no puede ser totalmente eléctrica porque nosotros tenemos una licencia exclusiva. Quedan 21 años y medio, y en ese entonces ellos podrá hacerlo”, Alejandro Agag a e-racing365.
El culpable de estas revelaciones, cclestone que aunque apartado de la primera línea, no ha perdido facultades y sigue filtrando a los medios la información que le interesa. De hecho, hace tan solo unas semanas ofreció unas declaraciones a su medio de referencia en el que recomendaba a Chase Carey y su equipo, introducir motores eléctricos en el próximo cambio de normativa para no quedarse obsoletos.
Los fabricantes buscan campeonatos eléctricos
No nos engañemos, Ecclestone no se partió la cabeza para llegar a esta conclusión. No hace falta ser un exmagnate de la Fórmula 1 para saber que en una época en la que la preocupación por el medio ambiente preocupa a los futuros compradores, las marcas están tratando de dar una imagen de sostenibilidad, y más tras polémicas como el dieselgate.
Esto supone que las partidas económicas que tienen reservadas para motorsport, se destinen antes a competiciones que ayuden a mejorar su imagen de marca. Uno de los ejemplos más claros los tenemos en la Fórmula E. No es por menospreciar a otras competiciones, pero es que su ascenso ha sido impresionante.
Audi y Mercedes dejará el DTM para centrar sus esfuerzos en ella y Porsche salió del WEC -la tecnología híbrica parece que no es suficiente ya- a pesar de haberse comprometido a seguir algún año más en la categoría.
Además, hay categorías monomarcas 100% eléctricas en proyecto para los próximos años, como la Jaguar I‑PACE eTROPHY, que ejercerá como telonera de la Fórmula E, o la Electric GT, en la que usarán Tesla Model S.
TCR y el WRX ultiman sus divisiones eléctricas
Son proyectos de futuro y que aún pueden fracasar, pero sin duda hay campeonatos que apuestan por la introducción de categorías completamente eléctricas dentro de sus certámenes. Y, no podemos negar que les esté yendo muy bien de cara a la galería.
Las carreras siempre han sido laboratorio de la tecnología que se montará en los coches de calle en los próximos años y aunque en los últimos años no se habían conseguido grandes evoluciones, el mercado se ha reactivado.
CUPRA presentará en Ginebra el e-Racer, el que será el primer coche eléctrico de una futura división eléctrica en el TCR. Tras el éxito obtenido por el SEAT León Cup Racer en la categoría -que no olvidemos, puede ser el futuro de las carreras de turismos-, la marca catalana se aventura en un nuevo reto.
En España, gracias a proyectos como este o a otros como el de QEV TECH junto al equipo Mahindra de Fórmula E, estamos a la vanguardia en un terreno tan importante como este.