La Fórmula E disputó este pasado sábado su segunda cita de la temporada en territorio malayo, donde se disputó el Putrajaya ePrix. Se esperaba lluvia en la que hubiera sido la primera carrera en mojado de la categoría, y un estupendo test para esos neumáticos Michelin que valen tanto para seco como para agua, pero finalmente la meteorología acompañó y el agua no fue un factor añadido.
Pero no importó, ya que siguiendo la tónica de la categoría, la carrera estuvo repleta de acción e incidentes, y al final quien se llevó la victoria, y de paso se alzó como nuevo líder del campeonato, fue el piloto de Abt Lucas di Grassi. El brasileño firmó una sólida carrera y se aprovechó de los problemas en el eDams de Sebastien Buemi, que partía desde la pole pero vio como un fallo de software hacía que se le parara el coche durante unos preciosos segundos.
Una carrera loca repleta de incidentes
Para tener una idea más clara de la locura que pudo vivirse en Putrajaya, simplemente hay que ver como los dos pilotos del equipo Dragon, en el que milita desde el muro Oriol Servià, estaban en el podium a falta de dos vueltas para el final, y a la postre ambos coches abandonaron para desesperación del equipo y de sus pilotos. En su lugar, el segundo y el tercer escalón del podium lo ocuparon Sam Bird (Virgin), que partía desde la 14ª posición en parrilla, y Robin Frijns (Andretti), que empezó 8º.
Las altas temperaturas que tuvieron que soportar las baterías fueron uno de los grandes hándicaps de la carrera para los pilotos, pero de todos modos, ¿en qué otra categoría de monoplazas alguien que parte último por problemas en la arrancada (Sarrazin) acaba escalando hasta la cuarta posición final?
Ahora la Fórmula E se toma un respiro casi hasta final de año, cuando el 19 de diciembre se disputara el Punta del Este ePrix. Tiempo para que muchos se pongan al día en el desarrollo de sus trenes de potencia, que están haciendo que no veamos a todos los protagonistas que esperábamos en las primeras posiciones.