Heme en Marsella, donde he asistido a la presentación internacional del Opel Agila, que se produce sólo unos días después de hacerse lo propio con su primo, el Suzuki Splash. Se trata de una colaboración entre General Motors y Suzuki, tienen sus diferencias y sus similitudes. He probado las motorizaciones gasolina, el 1.0 de 65 CV y el 1.2 de 86 CV, aunque este último sólo por trazado urbano.
El Agila es un utilitario amonovolumenado de 5 plazas, orientado principalmente a mujeres jóvenes y urbanitas. Eso explica la multitud de detalles prácticos, la frescura del diseño, la suspensión blandita, la dirección indirecta, la posición elevada de conducción… Resulta que el 89% de los propietarios de un Agila lo eligieron por el asiento elevado, según directivos de GM España.
Pero bueno, os hablaré de qué tal anda. Escogí primero el 1.0 por que tengo más coches que probar con motores más chulos, así que no pasa nada por empezar desde menos. Es un tricilíndrico de 12 válvulas, que eroga 65 CV consumiendo 5,0 litros (homologado). En llano y cuesta abajo tiene chispa, es un coche ágil, la aceleración es buena (considerando la potencia) y es muy parecido a un C1/107/Aygo. Eso sí, cuesta arriba sufre un poquito para pasar de 100 Km/h.
Las relaciones de cambio permiten una conducción alegre y viva, no parece asfixiarse a ningún régimen. Al pisar a fondo se nota un tironcillo extra y un sonido ronco pseudodeportivo parecido al 1.0 VVT-i de Toyota/PSA, pero el motor de origen Suzuki vibra notablemente menos. En 5ª a 120 Km/h gira a 3.750 RPM, cuando el C1/107/Aygo van a menos de 3.300 RPM (hay que considerar la diferencia de peso y aerodinámica, claro).
En conducción tranquilita, ya se nota que hay que hacer “mucho” volante en los giros a baja velocidad, y no se regula en profundidad, lo que limita un poco la postura correcta al volante. A ese hecho hay que añadir que el reposapié izquierdo es muy pequeño, y con mi talla 42 de calzado, lo cierto es que cómodo del todo no voy. La fuente principal de sonoridad es aerodinámica, el motor suena comparativamente poquito y de los neumáticos también sale algo.
El culo es un poquito inquieto en virajes rápidos, y en alguna rotonda, le he hecho sobrevirar un poco (simulacro de esquiva en incorporación a rotonda), aunque lo cierto es que el control de estabilidad lo sujetó a tiempo y bien. Esto le pasa a varios coches parecidos en tamaño y precio. En estos virajes echaba en falta sujección lateral en los asientos, que son cómodos y agradables, pero lo dicho, sujetan poco.
El cambio de marchas, colocado en un sitio estupendo, es rápido y preciso, una gozada para el segmento en el que milita (he conducido coches potentes con cambios peores). Las 5 velocidades están bien escalonadas. Con 4 adultos y algo de equipaje, seguro que se resiente un poquito más, pero para ser la opción básica de la gama, está muy bien.
El 1.0, según ordenador, me consumió 6,2 litros a los 100, en un trazado con autopista (110-130 Km/h) y carretera abierta (70-90 Km/h). Al acelerador le aticé en varias ocasiones, de modo que puede consumir menos. Además, la unidad tenía 1.600 kilómetros, de modo que aún puede bajar más, el motor no ha terminado de rodar.
Continuará...