Mercedes-Benz ha querido profundizar en la comunicación coche-peatón dentro de la esfera de la conducción autónoma, y sobre todo en la confianza. Para ello ha adaptado un Clase S y le ha incorporado una señalización luminosa de 360 grados en el techo de forma que indica que el vehículo se mueve en modo autónomo y qué maniobras va a realizar.
Además, este 'coche cooperativo' recrea el contacto visual natural que se habría producido entre el conductor y los peatones. Una investigación que aportará conocimientos al trabajo que realiza la Sociedad Internacional de Ingenieros del Automóvil, que estandariza los niveles de conducción autónoma.
Objetivo: que las personas confíen en la máquina
En plena era de desarrollo de la tecnología autónoma, Mercedes-Benz considera que la empatía y la confianza son factores centrales para la aceptación de los vehículos que conducen por sí mismos. Para avanzar en esta esfera, no solo es necesario abordar áreas tan importantes como la seguridad, si no también conseguir que sea aceptada por los usuarios, pues de lo contrario no tendría ningún futuro.
Este vehículo 'cooperativo' de la firma alemana emite una luz turquesa de forma continua que indica el vehículo está en modo de conducción autónoma, ya sea en movimiento o parado. Por su parte, un parpadeo lento significa que el vehículo está frenando, mientras que el parpadeo rápido anuncia que el vehículo se moverá en breve.
Con este vehículo también se están probando conceptos alternativos de visualización de luces: las luces de luz turquesa en el parabrisas, la rejilla del radiador, los faros, los espejos exteriores y el área inferior de las ventanas indican a los peatones y otros usuarios de la carretera que el vehículo está operando en forma autónoma.
Las filas cortas de puntos iluminados en el techo comunican a otros usuarios de la carretera que han sido reconocidos. En el proceso, solo aquellos peatones o ciclistas cuyo recorrido coincide con el del vehículo reciben una señal luminosa. Al hacerlo, el Clase S autómomo recrea el contacto visual natural que se habría producido entre el conductor y los peatones.
Mercedes-Benz ha ido más allá y ha querido que los movimientos de su vehículo "se asemejen a un ser vivo que se está despertando y estirando". ¿Que cómo? Según la compañía, mientras el coche está a un lado de la carretera y antes de incorporase, las tiras de luz emitirán una señal, los espejos retrovisores se desplegarán mientras que la parte trasera y la delantera del vehículo se levantarán.
Una investigación llevada a cabo por la firma, examinó cómo reaccionan los peatones a vehículos autónomos con diferentes señales en diversas situaciones de tráfico. Quedó claro que la señalización luminosa tiene un fuerte efecto en la aceptación de vehículos de conducción autónoma, así como en cómo se sienten los peatones seguros:
"En particular, las personas quieren señales de luz en situaciones donde hasta ahora había interacción con el conductor. Por ejemplo, las personas están acostumbradas a buscar contacto visual con un conductor cuando quieren cruzar una calle. Si la señal luminosa comunica que un vehículo se encuentra en el modo de conducción autónoma, los peatones pueden sentirse seguros incluso si los ocupantes del vehículo obviamente no prestan atención a la situación del tráfico".
La mayoría de los participantes en el estudio prefirieron el turquesa como el color de señalización, y todos los participantes prefirieron una pantalla de 360 grados. Mercedes-Benz está aportando los resultados de estos estudios para ayudar en el trabajo que está realizando SAE International, una asociación internacional de ingenieros que está desarrollando normas y estándares en el campo de la movilidad.
Otras marcas como Jaguar Land Rover han empezado a desarrollar un prototipo de vehículo -que puedes ver abajo- al que se le ha dotado de unos ojos físicos que, cuando el sistema de conducción autónoma detecta a un peatón, lo miran directamente para que sepa que el vehículo le está teniendo en cuenta en su proceso de decisiones.
Justo al contrario, una start-up está tratando de resolver el gran reto que supone que las máquinas puedan comprender el comportamiento humano. Perceptive Automata enseña desde 2016 a las máquinas dotadas de inteligencia artificial a interpretar los movimientos e intenciones de las personas, de forma que puedan realizar juicios y anticipar nuestras acciones, como cruzar la calle.