La rivalidad entre Mercedes-Benz y BMW es evidente. Modelo que saca el fabricante suabo, rival que lanza al mercado el bávaro. Y vice versa. Así, el coche que sacará a subasta RM Sotheby's el próximo mes de junio en Essen puede considerarse en el mejor de los casos una rara avis por excelencia y en el peor de los casos, según si eres fan o de una de las marcas, de una auténtica abominación.
Hablamos del Hartge F1 de 1988, un simple Mercedes-Benz 300 E equipado con el seis cilindros BMW M88 que compartía con el BMW M1 y el M5 E28 original. Esta es la historia de una herejía ideada por los hermanos Hartge como golpe publicitario.
Antes de hablar de este Mercedes-Benz con motor BMW M, debemos volver atrás en el tiempo y hablar de dos grandes nombres del tuning deportivo de alta gama de los años 80 y 90: Hartge y Carlsson.
En la actualidad, la gran mayoría de los grandes preparadores-fabricantes, como ABT, Brabus, Novitec o incluso Alpina, proponen potenciaciones que extraen a veces más de 100 CV de un motor simplemente modificando la gestión electrónica del motor. Y es que con un motor sobrealimentado (y hoy en día prácticamente todos lo son) es muy fácil sacar mucha potencia con un coste muy bajo.
Pero en los años 80, dotar de más potencia un coche implicaba abrir el motor y llevar a cabo muchas modificaciones internas. Y cuando no era suficiente, se optaba por soltar un motor gordo en un coche pequeño. Y es justamente lo que hacían los hermanos Hartge.
Hartge, en los años 80 y 90 gozaba de un prestigio similar al de Alpina. Un BMW preparado por Hartge era sinónimo de prestaciones de infarto, que dejaban atrás a los BMW M, y de un precio muy elevado. Eran objetos de lujo, aunque el interior de los coches se quedara casi siempre de serie.
Hartge y BMW
Herbert Harge, con la ayuda de sus hermanos Rolf y Andreas, fundó su taller en 1971 en Merzig, a pocos kilómetros de la frontera con Francia. Se dedicaba sobre todo a preparar BMW para la competición. Pero al igual que Alpina o AMG, viendo el éxito que tenían sus coches en competición, la clientela empezó a pedir versiones de calle de esos modelos. Como por ejemplo, el H35i. Sobre la base del BMW 323i E21 instalaba el 6 cilindros de inyección del BMW 635 CSi.
En los años 80 alcanzó la fama y el estatuto legal de fabricante (como Alpina, AMG o Ruf). Sus modelos estrellas en esa época eran los nuevos H35 y el H35-24. El primero era un BMW serie 3 E30 que desarrollaba entre 240 y 254 CV, según las versiones, gracias al 6 cilindros en línea de 3.5 litros de origen BMW. Es decir, en una carrocería de E30 normal, ofrecía la potencia de un BMW M3 con la suavidad de un 6 cilindros. El H35 venía con su discreto kit carrocería, llantas específicas y vinilos laterales tan en boga entonces.
En cuanto al H35-24 era sencillamente una bestia parda que hizo soñar a toda una generación. Sobre la base del M3 E30, Hartge se eliminaba el 4 cilindros e instalaba el 6 cilindros en línea M88 de 275 CV y 3.4 litros que equipaban los BMW M1, M635i, M5 E28 y 745i sudafricano. Y además estaba potenciado hasta los 330 CV. Entre el precio de un M3 nuevo de 218 CV y de la preparación Hartge, el precio del coche era más que prohibitivo. Aun así, se fabricaron seis unidades.
Carlsson y Mercedes-Benz
A mediados de los años 80, los hermanos Hartge quieren entrar en el mercado de las preparaciones para Mercedes-Benz. Andreas y Rof Hartge creían, con acierto, que había un hueco en el mercado entre, por una parte, los ultraexclusivos AMG y Brabus y, por otra parte, los Mercedes de Lorinser, que más allá del kit carrocería no ofrecían nada muy llamativo.
Para no confundir al público, que asociaba Hartge a BMW, Rolf y Andreas deciden usar con su permiso el apellido del sueco Ingvar Carlsson, piloto oficial de Mercedes-Benz durante varios años. Así, los hermanos Hartge preparan los Mercedes-Benz usando Carlsson como marca comercial. Y de paso crearon algunos modelos locos, como el Carlsson C50, un Mercedes-Benz 190 que se tragó el V8 5.0 litros de Mercedes-Benz.
Pero en 1988, Herbert Hartge quiere que los Mercedes luzcan la marca Hartge. A modo de declaración de intenciones y de golpe publicitario antes, como experimento, se les ocurrió en 1988 transformar un sencillo Mercedes-Benz 300E en una bestia capaz de rivalizar con el 300 E 5.6 AMG “Hammer”. Y lo hicieron con la más improbable de las preparaciones: unir lo mejor de BMW y Hartge bajo una carrocería de Mercedes-Benz.
Hartge F1
Al igual que AMG, la base del Hartge F1 es un Mercedes 300E de 190 CV, era lo más máximo que ofrece la marca alemana en ese momento, pues el 500 E fabricado con la ayuda de Porsche no llegaría hasta septiembre de 1990 en el Salón de París.
Los hermanos Hartge no se anduvieron con historias. Eliminaron el motor y la transmisión de origen y en su lugar instalaron el 6 cilindros en línea M88 de BMW M. Obviamente, no era el motor de serie sino una versión Hartge, como la que equipaba el H35-24 con culata de 4 válvulas por cilindro.
De 3.453 cc, el motor pasaba a 3.535 cc gracias al aumento de diámetro de los cilindros y nuevos pistones. Además, el motor contaba con una mayor relación de compresión. El resultado era un motor de 330 CV a 6.800 rpm y 36,2 mkg (366 Nm) a 4.500 rpm.
Para la transmisión los hermanos Hartge optan por la caja de cambios manual de 5 relaciones del BMW Serie 6, mientras que el eje trasero dispone de un diferencial autoblocante al 40 %. ¿Pero por qué optar por un 6 en línea BMW?
Herbert Hartge consideraba que al V8 5.0 litros de Mercedes-Benz le faltaba potencia para el clase E, a no ser de aumentar su cilindrada como hicieron los rivales de AMG. Podría haber optado por la sobrealimentación, pero los hermanos Hartge no eran partidarios de los turbo. Ninguno de sus modelos, Mercedes o BMW usaban la sobrealimentación.
El resultado fue un coche con un tren delantero más ligero que el Hammer y con prestaciones idénticas a las del Porsche 911 Carrera de la época. Hablamos de un 0-1000 m en 26 segundos y una velocidad máxima de 265 km/h.
Hartge, además, cambió los frenos de origen por discos ventilados de 302 mm de diámetro con pinzas Girling, e instaló amortiguadores y muelles Bilstein con una puesta a punto propia. Por cierto, para los que solo piensan en llantas de 21 pulgadas, el Hartge F1 equipaba Pirelli P700 de 16 pulgadas (7.5x16 delante y 8.5x16 detrás), aunque en las fotos luce unas Continental de 16 pulgadas.
En mayo de 1988, Hartge sometió a prueba su creación para demostrar la calidad de las preparaciones que ofrecía. Para ello monto un equipo de mecánicos y dos pilotos, el tercer piloto sería él mismo, para rodar a fuego durante 1.000 km seguidos con el F1 en el Nürburgring Nordschleife y sus 20,8 km de tortura.
Les llevó 48 vueltas y 7 h 45 min (contando las paradas) para alcanzar los 1.000 km. Lo hicieron con una velocidad media de 174,5 km/h. Cambiaron tres veces de neumáticos y las pastillas de freno cada 10 vueltas. Y todo ello sin el más mínimo problema mecánico.
La separación: Carlsson va por libre
Todo pintaba bien, pero en 1989, Rolf Hartge y Andreas Hartge deciden fundar Carlsson como empresa separada de Hartge. Rolf Hartge llevaría las riendas de Carlsson y la nueva marca crecería como la espuma, con modelos emblemáticos como el C37 RS o el CK50, y vendiendo como rosquillas las preparaciones más asequibles, que iban desde el Clase A hasta el Clase S. Tuvo incluso durante años un importador oficial en España, prueba del auge de Carlsson.
Sin embargo, tras algunas preparaciones de alto vuelo, como un Serie 3 Compact con motor V8, y un cierto éxito en los años 90, Hartge empieza a perder clientes a principio de la década de 2000. Los tiempos han cambiado, AMG es ahora propiedad de Mercedes-Benz, Brabus sigue en lo alto de la cima y tiene acuerdos con Smart, mientras que en muchos países de Europa y en Estados Unidos, es la propia BMW que distribuye los Alpina.
Hartge apenas hace preparaciones y solo vende unos pocos kits carrocería. Hartge prácticamente desaparece en 2014 y es oficialmente en 2019 que la empresa cierra definitivamente. Entre los activos confiscados por los bancos, el Hartge F1. El cual, claramente no había salido a la carretera en muchos años al juzgar por las fotos del coche que en su estado original que han conseguido en Prime Drift.
Mientras tanto, Rolf Hartge vendió Carlsson en 2012 a un grupo de inversores chinos, los cuales vendieron de nuevo la empresa en 2014 a Sambo Motors Co Ltd. Sambo es una empresa coreana que fabrica inyectores y bombas de gasolina, teniendo entre sus clientes a empreas del calibre de Hyundai y Kia. En la actualidad Carlsson sigue su actividad, aunque de forma discreta.
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