Durante décadas se ha tachado a Toyota de ser una marca de coches aburridos. Cansados de este estigma, los dirigentes de la corporación japonesa con Akio Toyota a la cabeza se pusieron manos a la obra para crear un coche con el que desterrar ese sambenito: el Lexus LFA.
Heredando la experiencia en competición (principalmente en su época en la Fórmula 1) y recurriendo a la ayuda de Yamaha para el desarrollo de un motor único en su especie crearon un superdeportivo de motor central con un carisma por encima de la media y un sonido que... ¡madre mía, qué sonido! Así de bien suena el Lexus LFA Nürburgring rodando hasta su máximo en banco de potencia.
Lexus LFA Nürburgring: rara avis
Si hace unos días veíamos cómo un Mazda 787B gritaba rodando en banco de potencia, hoy le toca el turno a otro ilustre japonés. Concretamente es el Lexus LFA Nürburgring del propietario de EKanoo Racing. Sí, aquellos del taller de Bahrein con el Toyota Supra más rápido del mundo, al menos en línea recta.
Después de unas cuantas tiradas sobre los rodillos, el motor de diez cilindros en uve de aspiración natural consiguió llegar hasta unos más que generosos 538 CV a las ruedas traseras. Por el camino nos deja con una sinfonía propia de coches de competición en sus mejores tiempos. Un aullido de esos que difícilmente vamos a volver a escuchar en coches nuevos.
El Lexus LFA siempre ha sido un coche exótico con toda su tecnología heredada de la Fórmula 1 y su tirada limitada a sólo 500 unidades para todo el mundo, pero más raro aún es el Lexus LFA Nürburgring: más potencia, más radicalidad y mejor equipamiento para una variante que se quedó en solo 50 unidades.
Lejos de ser sólo una variación cosmética sobre el Lexus más deportivo fabricado hasta la fecha, el LFA Nürburgring dejaba atrás al modelo base con una puesta a punto específica de su motor 4.8 V10, superando los 570 CV (algo más de 10 CV), pero los cambios no se quedaban ahí.
Por fuera el Lexus LFA Nürburgring utiliza un kit de carrocería específico con un paragolpes frontal que equipa un splitter inferior más grande y apéndices laterales para generar mayor carga aerodinámica. La misma receta se utiliza en la parte trasera con la adición de un demoledor alerón fijo.
Bajo su carrocería, aparte de los retoques en el motor, el LFA Nürburgring contó con un desarrollo propio para sacar el mejor tiempo posible en el Infierno Verde. Sus argumentos son una suspensión específica aún más efectiva, neumáticos de altas prestaciones (homologados) y una caja de cambios especial. Se trataba de una transmisión manual robotizada que efectuaba los cambios en menos de dos décimas de segundo.
El denominado oficialmente como LFA Nürburgring Package no fue todo lo rápido que se esperaban, pues su mejor registro fue 7:14.64, aunque tampoco está nada mal, pero no logró batir a coches como el Chevrolet Corvette C7 Z06 (7:13.90) o el Porsche 911 GT3 991.2 (7:12.7).
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