Para los europeos, el dato que más relevante a la hora de saber cuánto acelera un coche es el 0-100 km/h. Para los americanos, saber el tiempo que un coche tarda en recorrer una milla desde parado, es igualmente importante. Nosotros tenemos el dato de los 1.000 metros, pero normalmente pasa desapercibido.
En un intento por conseguir un muy buen dato en ese test, el preparador Underground Racing ha preparado un Lamborghini Gallardo añadiendo un sistema de turboalimentación doble. Desconozco la cifra de potencia obtenida, pero teniendo en cuenta que el Lamborghini Gallardo LP560-4 rinde 560 CV, os podéis hacer una idea.
Pues bien, el pasado 23 de octubre, el equipo estaba haciendo una prueba de aceleración cuando, ya en la fase de frenada, y a una velocidad cercana a los 320 Km/h, el conductor perdió el control del vehículo, que acabó dando varias vueltas de campana.
A semejante velocidad, no hay medida de seguridad que valga, activa o pasiva. Habría que impactar contra un edificio de gelatina para albergar alguna esperanza de supervivencia. Sin embargo, hay gente con mucha suerte. Para sorpresa de todo el mundo, el piloto no solo consiguió sobrevivir, si no que salió por su propio pie. El equipo atribuye este milagro al equipo de seguridad que montaba el vehículo, seguramente tengan razón.
También es verdad, que antes del momento del impacto, el vehículo consigue frenar durante algunos segundos, y teniendo en cuenta el rozamiento con el aire a esa velocidad, los frenos que tiene un Lamborghini Gallardo, la distancia que recorre por la tierra y el paracaídas, es posible que consiguiese reducir la velocidad, y que el impacto se produjera a bastantes kilómetros por hora menos que la velocidad punta, lo que no significa que el accidente no sea, como se suele decir, mortal de necesidad.
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