Si en Madrid y Barcelona se han llevado a cabo manifestaciones masivas de enfurecidos taxistas buscando la desaparición de plataformas como Uber o Cabify sin resultado, en Londres han decidido hacer caso al ruido y echar a Uber de Londres. Hace unos días se anunciaba que deberá dejar de operar en la capital británica el próximo 30 de septiembre, y solo le quedan 18 días para seguir operando por la ciudad.
Ojo, que ni ha sido solo cosa del alcalde, ni ha sido una decisión fulminante. El regulador de transportes londinense (Transport for London, TfL por sus siglas en inglés) ha sido el precursor de la retirada de la licencia, alegando que la compañía pone en riesgo la seguridad pública. 'Simplemente', ha decidido no prorrogar la licencia. Uber ha lanzado en la plataforma Change.org una petición de ayuda para revertir la situación, y de momento ha recibido más de 729.000 firmas.
Lo que dice Londres
De momento, la web de la empresa se ha caído, pero su nombre, como siempre, es pasto de la polémica. Uber London Limited fue licenciada como Operadora de Alquiler Privado (PH por sus siglas en inglés) en 2012. El 26 de mayo, TfL otorgó una Licencia de Operador mientras concluía su consideración de una licencia de cinco años. Y esta expira el 30 de septiembre.
En la web del regulador de transportes de Londres se explican los motivos que explican que se haya tomado la decisión de que Uber "no es apta ni adecuada para poseer una licencia de operador de alquiler privado", además de que demuestra, según el TfL "una falta de responsabilidad corporativa en relación con una serie de cuestiones que tienen implicaciones potenciales para la seguridad y la seguridad públicas".
Entre los puntos que esgrime la autoridad londinense se encuentra el fracaso de Uber en su procedimiento para denunciar delitos graves. Recordemos las acusaciones de acoso a sus conductores y las denuncias de los propios trabajadores del ambiente sexista y agresivo dentro de la empresa, así como el debate que se ha reabierto en cuanto a la seguridad con la muerte de una joven de 19 años en Puebla, México, tras subir a un vehículo Cabify.
A la TfL tampoco le gusta el uso que hace la empresa californiana de la 'Greyball', una herramienta usada por Uber para identificar y denegar el servicio a ciertos usuarios sospechosos de violar la normativa de la empresa.
Hace unos meses se confirmaba que esta aplicación minaba los datos de geolocalización de sus clientes, los datos de sus tarjetas de crédito, sus hábitos de utilización de la aplicación y espiaba sus perfiles en redes sociales para tratar de identificar a los usuarios que trabajasen para los gobiernos o para otras empresas rivales.
Esta decisión ha sido ampliamente aplaudida por el sector del mítico taxi londinense y por el sindicado de transportes GMB. El alcalde de Londres también ha apoyado la decisión afirmando que "estaría mal" que al gigante del transporte urbano se le prorrogara la licencia "si esto pudiese representar una amenaza para la seguridad de los londinenses".
Lo que dice Uber
Uber puede seguir operando en la capital hasta que se hayan agotado los procesos de apelación. Esto es: en 18 días. La compañía, capitaneada desde hace menos de un mes por Dara Khosrowshahi, ha afirmado que se verán afectados más de 40.000 conductores que se ganan la vida con la aplicación y 3,5 millones de usuarios que usan los servicios de la plataforma en la capital.
Uber habla de "ceder ante un reducido grupo de personas que pretenden limitar la libertad de elección de los consumidores" y cuyas consecuencias afectarán a los conductores que "perderán su trabajo" y a los ciudadanos, "que perderán una alternativa de transporte práctica y accesible".
La empresa con sede en California se defiende de las acusaciones de la TfL alegando que su tecnología ha conseguido mejorar las condiciones de seguridad en los trayectos, registrados a través de GPS y que siempre han seguido sus indicaciones para informar de incidentes graves.
En cuanto a 'Greyball', la empresa esgrime que nunca ha sido utilizada para los objetivos señalados, y que apelará la decisión en los tribunales. De momento ha lanzado una petición en Change.org dirigida al alcalde de Londres y que debe llegar al millón de firmas. Y ya están cerca: 729.252.
En el comunicado, Uber afirma: "Esta prohibición muestra al mundo que Londres está lejos de ser abierta y cercana a empresas que innovan, que ofrecen oportunidades a los consumidores y puestos laborales a aquellos que los necesitan".
Londres se suma a una lista de países que no quieren a Uber en sus calles; los más recientes en anunciar su salida fueron Dinamarca y Taiwán, y en España el sector del taxi lleva tiempo en guerra contra estas empresas.
Foto | Mark Warner