El mismo fin de semana en el que Donald Trump advertía en un tuit que el próximo viernes elevará del 10% al 25% los aranceles que aplica a productos chinos importados, Tesla vio como su petición de exención de aranceles sobre el “cerebro” fabricado en China de su coche eléctrico más vendido, el Tesla Model 3, era denegado. Y es que Estados Unidos aplica desde hace casi un año unos aranceles del 25 % en productos que considera estratégicos y que van ligados al plan de desarrollo chino llamado Made in China 2025. Obviamente, esto tiene un efecto directo sobre el coste de fabricación de los Tesla.
El programa Made in China 2025, puesto en marcha en 2016, consiste esencialmente en hacer que la economía china deje de ser fuerte simplemente por su mano de obra -que cada día es más cara debido al crecimiento económico- a ser una economía fuerte por su creación de productos de alto valor añadido.
Es decir, crear una economía basada en la innovación, en el I+D. Y en numerosos campos, no solamente en temas de electrónica de consumo y tecnologías de la información, también en automoción, náutica, equipamientos médicos, robótica, etc.
Y esa es la verdadera razón de la guerra comercial entre los dos gigantes, no el déficit comercial. El déficit es la excusa, la realidad es que no pueden permitirse que China se convierta en una economía que se salga de lo que la hizo crecer, fabricar a bajo coste para el resto del mundo.
El problema para Tesla es que numerosos componentes electrónicos que conforman sus coches se fabrican en China. Uno de los más importantes es la unidad de control del Autopilot 3.0, lo que Tesla llama el "cerebro" y que incluye dos cicrcuitos impresos. Esta centralita se usa en los tres modelos de Tesla, el Model 3, pero también el Model S y el Model X. Además, no solamente es el corazón del Autopilot, sino que por ende controla todos los sistemas de seguridad del coche.
Tesla pidió una exención para ese componente en julio de 2018, alegando “el incremento de aranceles en este componente en concreto provoca un daño económico a Tesla, vía el incremento de los costes y su impacto en la rentabilidad”. La razón para no conceder la exención de arancel fue que es un componente vinculado al programa Made in China 2025.
Otro componente llamativo para el que Tesla ha pedido una exención de arancel es para la pantalla del Model 3. Todavía no han obtenido una respuesta por parte de la administración, pero habida cuenta que también le denegaron una exención para el cableado del portón trasero, citando la vinculación con el plan Made in China 2025, es poco probable que se la concedan para la pantalla.
Una guerra industrial que no terminará pronto
¿Entonces, por qué fabricar esos componentes en China? Según Tesla, no fueron capaces de encontrar un proveedor en Estados Unidos. Escoger otro proveedor habría retrasado 18 meses el programa del Model 3, aseguran en Tesla. La dificultad para la firma californiana ha sido encontrar un proveedor que pudiese cumplir con los niveles de calidad y complejidad que exigía la marca y que al mismo tiempo pudiese cumplir con los plazos de entrega. Sencillamente, no lo han encontrado fuera de China.
Aunque llamativo, no es un problema que afecte únicamente a Tesla. General Motors pidió en julio que se aplicase una excepción al Buick Envision, así como a toda una serie de componentes. El Buick Envision, que se fabrica en China, supuso el 15 % de las ventas de Buick en Estados Unidos en 2018... Nissan y Fiat Chrysler son otros fabricantes que también usan componentes importados de China y que han pedido exenciones.
La dificultad añadida para esas compañías es que incluso si Estados Unidos y China llegan a un acuerdo comercial, los aranceles sobre productos ligados al Made in China 2025 se mantendrían a pesar de todo, como mecanismo de presión sobre China, pero también sobre los fabricantes estadounidenses para que busquen un proveedor local.