"La marca Volkswagen ya no es competitiva", ha declarado el Consejero Delegado (CEO) de Volkswagen, Thomas Schäfer, y ha confirmado que recortarán puestos de trabajo en toda la empresa. La marca no puede seguir con sus elevados costes y su baja producción, asegura el CEO.
La noticia, comunicada al parecer a los directivos, se produce en medio de un amplio programa de ahorro de 10.000 millones de euros a tres años que Schäfer anunció a principios de este año.
El gigante manufacturero se había comprometido previamente a no realizar despidos hasta 2029. La marca quiere recurrir a la "curva demográfica", es decir, a las prejubilaciones o a la no sustitución de los empleados que se jubilan, según recoge Reuters.
El lunes, los directivos de Volkswagen se dirigían a los representantes de los trabajadores para negociar el contenido de un plan de transformación destinado a lograr un ahorro de 10.000 millones de euros y un margen operativo de entre el 9% y el 11% de aquí a 2030.
"Está claro: el statu quo no será suficiente sin recortes significativos. Y también tenemos que abordar los temas peliagudos, incluidos los de personal", dijo Thomas Schäfer, consejero delegado de la marca Volkswagen, a los sindicatos en la sede de la empresa en Wolfsburgo.
Este programa, anunciado en junio por Oliver Blume, debería permitir a la empresa mejorar su rentabilidad frente a sus competidores, sobre todo chinos, que le quitan cuota de mercado, en particular en los vehículos eléctricos gracias a sus precios más bajos.
"La situación es muy crítica. Muchos mercados están bajo presión y nuestros pedidos, sobre todo de coches eléctricos, están por debajo de nuestras expectativas", lamentó Schäfer.
"Con nuestras estructuras actuales y nuestros elevados costes, ya no somos competitivos", añadió, haciendo un llamamiento a los sindicatos para que acepten las medidas "de personal" que se aplicarán a partir del año que viene. "Tenemos que contar con que en varios lugares habrá menos gente", añadió Gunnar Kilian, miembro del consejo responsable de recursos humanos.
Volkswagen y el coche eléctrico: una apuesta muy optimista
El problema de Volkswagen, como marca, es el de una apuesta errónea por una determinada visión del coche eléctrico y especialmente una sobreestimación de las ventas esperadas. Aunque Volkswagen sea la quinta marca de coches eléctricos más vendida en el mundo en los nueve primeros meses de 2023, con más de 335.000 coches, está por detrás de BMW y muy lejos de BYD y Tesla que superan con creces cada uno el millón de unidades.
En 2019, Volkswagen anunciaba con fe que en 2025 esperaba vender 1,5 millones de coches de su gama eléctrica ID. A las puertas de 2024, la marca no consigue llegar al medio millón de unidades con cuatro modelos en su gama.
Es más, el director financiero y de operaciones de Volkswagen, Arno Antlitz, señaló que los pedidos de eléctricos se habían reducido a 150.000 unidades al final del tercer trimestre, una cifra significativamente inferior a las 300.000 del año pasado. Algo que les ha llevado a pausar unas semanas la producción de algunos modelos.
Toda la inversión en una plataforma única para vehículos eléctricos y sus costes han sido calculados confiando en una demanda enorme de este tipo de coches en detrimento de la demanda de coches gasolina.
Sin embargo, una pandemia, una crisis de componentes, una guerra de precios iniciada por Tesla y un mercado que ha cambiado sin que los fabricantes tradicionales se hayan dado cuenta han propiciado la delicada situación de la marca.
Volkswagen no puede bajar más el precio de sus coches eléctricos para luchar contra Tesla y las marcas chinas porque su gama de coches de combustión tampoco se vende tan bien como antaño, habiendo ralentizado su desarrollado.
Hace tiempo que el Volkswagen Golf ha dejado de ser el coche más vendido de Europa y en los segmentos inferiores debe usar tres carrocerías sobre una misma base para lograr ventas rentables (Volkswagen Polo, Volkswagen Taigo y Volkswagen T-Cross). El Volkswagen T-Roc sigue siendo un superventas y el Tiguan aguanta, pero no son suficientes como para generar ingresos que puedan cubrir las pérdidas de los eléctricos.
Otros fabricantes, como Stellantis o BMW, han optado por construir sobre una misma plataforma modelos de gasolina y eléctricos, mitigando así los riesgos de una demanda de eléctricos inferior a la prevista.
Revertir la situación puede ser mucho más complicado y largo que reducir el coste del personal a base de prejubilaciones e incentivos para la marcha.