Con motivo de la presentación en Detroit del Ford F-150 Raptor, la marca del óvalo ha esbozado sus planes para el uso del aluminio en sus futuros desarrollos. La idea es no utilizar demasiado aluminio, mucho más allá de los pick-ups y otros pesos pesados de Ford. La alternativa que presentan para lograr ahorro energético consiste en trabajar la eficiencia de los motores.
En otras palabras: mejor conseguir reducir coste energético en la tracción, que hacer adelgazar en exceso aquellos vehículos que no estén demasiado gordos. Y lo cierto es que la idea tiene toda su lógica —aunque a algunos les pueda chocar, teniendo en cuenta que vivimos un momento de aleaciones de aluminio en los chasis, casi con independencia de la reducción de masas que se consiga. Veamos por qué, porque la cuestión es interesante para Ford... y para el sector en general.
Obviamente Ford aquí está vendiendo la moto el F-150 Raptor —y el resto de la gama—, y en apoyo de su producto se reservan el aluminio para todo lo que huela a truck. Según el presidente de Ford para América, Joe Hinrichs, el aluminio "tiene su lugar, pero no el mismo tipo de lugar" en un coche que en un pick-up como el presentado en el NAIAS 2015. Y sigue así su argumentación, según recoge Automotive News:
Uno de los grandes beneficios de reducir masa en las camionetas es que le das al cliente más capacidad de la que quieren. Puedes remolcar más, puedes arrastrar más, puedes hacer mucho más reduciendo peso (...) No consigues los mismos grandes beneficios de cara al consumidor con un coche. Los clientes de camionetas pagarán por más capacidad. Los compradores de coches pagarán por ahorro de carburante, pero hay otras maneras de conseguir ahorro de carburante en un coche.
Es un punto. De hecho, hay otras posibilidades también en la reducción de masas. El mismo Hinrichs apunta a la fibra de carbono que —nuevamente defiende su producto— monta el Shelby GT350R en las llantas, o a la supresión de elementos que no sean imprescindibles. Aunque se supone que a la gente le gusta que sus coches lleven todo tipo de cacharritos. ¿No se trataba de eso, fabricantes?
También venden producto en Ford cuando apuntan a la mejora de la eficiencia de los motores. Ya hemos explicado que el EcoBoost tiene mucho desarrollo por detrás... pero no es nada comparado con lo que le puede quedar todavía por delante, ya se llame EcoBoost o Perico de los Palotes cuando se cansen del nombre. El gigante de Dearborn tiene abierto ese camino y lo tiene que explotar. Obvio.
Aluminio: ligero y 100 % reciclable, pero...
Existe sin embargo otra posible lectura para lo de restringir el uso del aluminio en el automóvil, y tiene que ver con la forma en que se explota este material. Hace años que se nos cuenta que la extracción del aluminio a partir de la bauxita es complicada y que lo más rentable es explotar el aluminio reciclado una y otra vez aprovechando su buena conservación a lo largo de esos reiterados procesos. De ahí, que sea tan interesante que tiremos las latas de refrescos al contenedor amarillo.
Lo que no siempre se tiene en cuenta es que los precios del aluminio fluctúan mucho. ¿Por qué? Depende del momento. Un ejemplo conocido: hasta el aluminio de cuadragésima mano ha sido motivo de guerra entre los fabricantes de gadgets. Eso pasó en 2011, y Apple se llevó el gato al agua y, con él, todo el aluminio disponible en aquella ocasión. En este caso hablamos de unas cantidades despreciables en el conjunto del mercado mundial del aluminio. Pensemos en todo lo que nos rodea, que está fabricado en este metal y cuya vida útil es —o hacemos que sea— breve.
O sea, que sí: hay un mercado del aluminio sometido a especulación. En los últimos años se ha ido generando una situación de escasez inducida, a causa del recorte en la producción incluso en el primer fabricante de aluminio, que es un país llamado República Popular de China. También sucedió en el pasado que Goldman Sachs se inventó una nueva moneda: el almacén de aluminio. Como si se tratase de las reservas de petróleo. Y nada, que los fabricantes de gadgets todavía deben de estar acordándose de sus ancestros, porque lo de Goldman Sachs sucedió... sí, en 2011.
Total, que si sumamos el aumento de la demanda por parte de una industria como la automovilística, con esta situación tan inestable que se puede producir, no nos extrañe que ya haya quien se replantee ciertas cosas. De hecho, el presidente de Ford para América espera que tanto Ford como otros fabricantes vayan limitando el uso del aluminio sólo a elementos como las puertas y las ventanas de los coches.
Por eso, cada vez que veamos un coche que adelgaza gracias al aluminio, podemos hacer dos cosas: o dejarnos llevar por el influjo de la aleación de metales y pensar que estamos ante un gran avance tecnológico, que lo estamos, o ir un poco más allá y pensar que estamos echando mano de un material que, por su indudable interés en la industria más variada y para los usos más cotidianos, corre el peligro de ser sometido a alta especulación, que lo está.
A partir de aquí, que no nos extrañe que los fabricantes vean la cara negativa de utilizar aluminio en cantidades absurdas y que poco a poco nos vayan contando que si acaso, mejor se dedican a utilizar fibra de carbono, por ejemplo. Hasta que la fibra de carbono, que por cierto resulta muy suculenta como material de usar y tirar en Automoción, críe su propia burbuja. Esto funciona así.
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