A partir de los restos de vacas, pollos o cerdos que los ciudadanos no se comen, una empresa de Canadá produce combustible “bio”. Este es uno más de los intentos por reducir el recalentamiento global del planeta gracias a las emisiones de los derivados fósiles como la súper y los demás combustibles en el mercado. Tras seleccionar los individuos a “biodieselizar”, los órganos y huesos elegidos se tratan para producir el combustible. Otras empresas abordan el tema reciclando el aceite utilizado por las compañías de comida rápida, lo cual a mi me da miedo, y sabréis de qué hablo si coméis de vez en cuando en el McD…
La pregunta: ¿qué nos han hecho las pobres vacas? Prefiero que se utilicen cacahuetes, por ejemplo, que estos animales. Aunque me digáis que ya están muertos, mirad una vaca a los ojos y a ver qué decís…
Vía | Autoblog
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