Tras la última reunión mensual entre la Organización de Países Exportadores de petróleo y sus socios liderados por Rusia (que en conjunto forman la denominada OPEP+), aumentan las tensiones por el ritmo de la producción del oro líquido. En consecuencia, también se incrementan los precios del barril, que ya se sitúan en torno a los 81,5 dólares.
Pese al contexto de crisis económica global y a las peticiones de grandes potencias como EE.UU, la OPEP+ ha ratificado su hoja de ruta establecida el pasado mes de julio: seguir incrementando la producción a un ritmo de 400.000 barriles diarios cada mes.
Una producción insuficiente para la elevada demanda
La demanda de petróleo sigue acelerando a un ritmo mucho mayor del que se podía esperar hace unos meses, pero la OPEP hace oídos sordos a las peticiones de subir una marcha más para equilibrar oferta y demanda y ha decidido que continuará incrementando la producción a un ritmo de 400.000 barriles diarios cada mes, un ritmo a todas luces insuficiente.
En la pasada cumbre del G-20, Joe Biden pidió públicamente al cártel elevar el ritmo actual de producción “para que los ciudadanos tengan gasolina para poder ir y volver del trabajo”.
Además, según informaciones de la agencia Bloomberg, EE.UU. ya habría solicitado a la OPEP que aumentase la producción de petróleo hasta llegar a estar entre los 600.000 y los 800.000 barriles diarios para ajustar los precios y asegurar el suministro global.
En su defecto, si el aumento de producción no pasaba de los 400.000 barriles diarios, la Casa Blanca pedía al cártel que los miembros que pudieran se comprometieran a suplir o compensar un aumento de oferta respecto a otros países miembros de la OPEP+ que no estuvieran consiguiendo cumplir con los compromisos de producción adquiridos.
Otros países como Japón o India también habrían pedido a los productores que aumenten el ritmo, pero por el momento, todas las peticiones caen en saco roto mientras los precios del barril siguen desorbitados.
Y es que el crudo Brent ha llegado a subir hasta un 62% este año, a casi 84 dólares el barril, tras los escollos que ha provocado en la economía global la pandemia de coronavirus y los recortes de suministro de la OPEP+, que comenzaron a principios del año pasado para ajustarse a la baja demanda.
En la actualidad, la producción de la OPEP supera los 27 millones de barriles por día tras haber llegado a caer a 22,6 millones en junio de 2020.
Tras conocerse los resultados de la última reunión, los precios reaccionaron con una subida del 3 % y se establecieron en su nivel más alto desde noviembre de 2014.
Poco después se estabilizaron en torno a los 81,5 dólares el barril. Concretamente, el precio del barril de crudo Brent (de referencia para Europa), se mantuvo por encima de los 82 dólares con un alza del 0,78%, mientras que el crudo WTI (de referencia para Estados Unidos), cotizaba por encima de los 81 dólares, con una revalorización del 0,35% en la sesión.
Estas cifras, acaban por reflejarse en el precio que pagamos al llenar el depósito de combustible.
Por el momento, y a las puertas del invierno, habrá que esperar para saber si el cártel petrolífero decide o no aumentar la producción tras la celebración de su próxima reunión, programada para principios del mes de diciembre.
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