París está privatizando su transporte público, empezando por los autobuses. Por qué podría ser un problema para los usuarios

París ha dado el primer paso para la privatización de su transporte público. Una red de transporte que, contando París y su área de influencia, tiene que dar servicio a 12 millones de habitantes. La RATP, el ente público que gestiona el transporte público en la región de París desde 1945, será dividida en 13 empresas privadas, cada una con unas líneas y zonas en las que operar.

Más allá de la muerte de la RATP, esta privatización podría desembocar en un peor servicio para los usuarios. Y es que, a diferencia de lo ocurrido en los ferrocarriles, estas 13 empresas privadas no serán rivales, cada una tendrá su territorio, sino que la falta crónica de personal se verá acentuada, con un peor servicio como consecuencia.

Un sector con poco margen de benificio y una falta crónica de conductores

En 2009, el legislador francés previó el cese de la explotación de la red de autobuses de París y su periferia por parte de la RATP a más tardar el 31 de diciembre de 2024. A partir de esa fecha sería sustituida por 13 operadores privados, todos diferentes y jurídicamente distintos, seleccionados mediante licitaciones. Al final, las 308 líneas de autobús de la capital y área metropolitana se dividirán en 13 lotes, sujetos a las normas del servicio público por periodos de entre 5 y 7 años, según las empresas y concesiones.

En la actividad de transporte urbano, sujeta a acuerdos contractuales y con márgenes estructuralmente bajos ya que están sometidos a unas condiciones de servicio público (el precio del transporte les viene dictado, por ejemplo), la masa salarial representa casi el 60% de los costes de producción.

Al mismo tiempo, existe una sensación de deterioro sin precedentes de los servicios de transporte, con una escasez de conductores y de personal de mantenimiento, así como un número creciente de incidentes contra el personal y el material.

Y es que, especialmente en París y su periferia, la falta de mano de obra en este sector es crónica, debido esencialmente a unos salarios bajos y una presión . La RATP necesitaba contratar más de 5.300 personas en 2024, entre conductores de autobuses, mecánicos y operarios de mantenimiento en general.

“Tras un año récord en 2023 en términos de contratación (6.600 personas con contrato indefinido, entre ellas 3.000 conductores), el grupo RATP contratará a otras 5.300 personas en la región de Île-de-France”, aseguraba el ente público a principios de año.

Ahora, el temor es que, en un sector en el que falta mucha mano de obra, las empresas presionen con sueldos a la baja, con mecanismos legales para hacerlo a pesar de haberse comprometido a mantener los sueldos de la RATP. Y con cada vez menos conductores y personal de mantenimiento, llegará inevitablemente un peor servicio y sobre todo un servicio más escaso.

Es algo que los usuarios han experimentado en 2022, cuando la RATP se vio obligada a devolver abonos equivalentes a casi dos meses de abono a miles de usuarios debido a tiempos de espera más largos de lo habitual, trenes anulados e incluso una cuarta parte de los servicios de autobús sin funcionar.

Foto: Vincent Babilotte

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