La COVID-19 ha determinado el modo en el que vivimos, cómo nos movemos y sobre todo, ha condicionado nuestras decisiones. Una de las esferas que más está cambiando es la de la movilidad; el miedo al contagio está anteponiendo -a los que pueden permitírselo- el uso del coche privado y la moto en detrimento del transporte público.
Ahora, con la caótica vuelta al cole y al trabajo, se está traduciendo en un aumento de la ventas de coches de segunda mano, de más de 15 años y baratos. Algunos más baratos que la tarjeta anual de transporte de la Comunidad de Madrid.
De más de 15 años, y diésel
Según datos de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (Ganvan), los vehículos de más de 15 años representan una tercera parte del mercado (32,9 %) y han caído solo un 14,3% en lo que va de año.
Si lo comparamos con la caída del 32,7 % que acumulan los usados de alrededor de ocho años, son buenas cifras para estos modelos antiguos, cuyo precio se mueve entre los 500 euros y los 1.400 de media. Por hacer una comparativa, en Madrid, un abono anual interzonal normal cuesta 479 euros, y puede llegar a los 895 euros para la zona más alejada del centro y a los 1.300 si elegimos una sola zona.
Sólo en agosto, las ventas de estos modelos se dispararon un 27 %, con la predominancia de motorizaciones diésel en seis de cada 10 operaciones. Ante la desconfianza de utilizar el transporte público por miedo al contagio, los compradores están recurriendo a modelos que pueden pagarse fácilmente al contado para salir del paso.
Incluso el mercado de vehículos más antiguos, de 20 años, ha encontrado su momento de oro. El fin del confinamiento hizo que la venta de estos coches se disparara un 31 % durante los meses de julio y agosto, alcanzando un total de 43.655 unidades vendidas, según datos publicados por el Instituto de Estudios de Automoción.
Unas cifras que contrastan con el descenso del 52 % en las ventas de turismos y todoterrenos en España desde que entró en vigor el estado de alarma, el día 15 de marzo, hasta el pasado mes de agosto.
Claro que esta estrategia, si bien ayuda a salir del paso y aporta cierta tranquilidad ante las imágenes de vagones de metro colapsados, no es la mejor opción.
Los coches antiguos no cuentan, ni de lejos, con el nivel de seguridad de los nuevos, y su circulación está además prohibida en comunidades como Barcelona y su Zona de Bajas Emisiones al carecer de distintivo medioambiental. Sin olvidar que son más contaminantes.
Esta tendencia que choca además diametralmente con el Plan Renove de achatarramiento, que pretende justamente lo contrario: hacer caer la media, situada en 12,7 años, del parque móvil nacional.
De momento, este plan suma más de 110.000 operaciones desde su puesta en marcha el pasado 15 de junio, según datos de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción.
No obstante, desde el sector se estima que el mercado de turismos de ocasión cerrará el año con un descenso cercano al 15 %, hasta situarse en el entorno de los 1,9 millones de unidades.
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