Alegando escasez de combustible, Rusia acaba de vetar mediante un decreto las exportaciones de diésel y gasolina de forma temporal “para estabilizar su mercado interior” y tratar de poner fin a la escalada de precios de los hidrocarburos que lleva meses afectando seriamente a la inflación en el país y ahogando al sector agrícola.
La medida no afectará directamente a la UE, donde las compras de carburante ruso ya estaban prohibidas, pero indirectamente se hará notar en la cadena global de suministro (sobre todo en el caso del diésel), tensando aún más los precios de un mercado ya de por sí volátil.
Elecciones a la vista y un sector agrícola descontento
El anuncio de la prohibición de las exportaciones rusas (que no se aplicará a los miembros de la Unión Económica Euroasiática integrada por Bielorrusia, Kazajistán, Armenia y Kirguistán) ya ha provocado un repunte de alrededor de un 5 % en el precio mayorista del gasóleo en Europa, hasta pasar la línea de los 1.000 dólares por tonelada.
En cuanto al precio del crudo brent, referencia en Europa, también ha subido y ya roza los 94 dólares el barril. Esto, unido a los recortes en la producción anunciados a principios de mes por Arabia Saudí y Rusia hasta fin de año hacen que el horizonte sea cada ves más negro para conductores e industria.
Hemos de recordar también que Rusia es el cuarto productor de diésel del mundo, tras EEUU, China e India, y sólo el año pasado exportó 4.817 millones de toneladas de gasolina y 35 millones de toneladas de diésel. Ahora, la medida impedirá que “las exportaciones grises” de combustible (ventas en canales no autorizados por el Kremlin) sigan entrando a Europa a través de terceros como Turquía o el norte de África, entre otros, pese a las sanciones.
A nivel interno, con las elecciones presidenciales previstas para marzo de 2024 y el rublo cada vez más débil, el Kremlin quiere tener contentos a los votantes con esta medida de corte proteccionista. Y es que los precios de los carburantes en los últimos meses no han dejado de subir al por mayor, aunque los precios al por menor tenían un tope para intentar contenerlos.
Sin ser suficiente, Putin lleva meses negociando medidas que aplaquen la subida de la gasolina y sobre todo la del gasóleo, pues esta ha llegado al 9,4 % golpeando especialmente a algunas zonas del sur de Rusia donde este combustible sigue siendo imprescindible para la agricultura.
Los conductores europeos pagarán las consecuencias una vez más
Aunque la prohibición ya está en marcha y en el decreto firmado por el Ministerio de Energía ruso se especifica que la medida “será temporal”, por el momento no hay una fecha para su fin. Mientras tanto, como apunta a Bloomberg el experto Alan Gelder, “el sistema de refinación global lucha por reemplazar esos volúmenes rusos perdidos en un momento en que los inventarios mundiales de diésel ya se encuentran en niveles bajos”.
En España hemos asistido en las últimas 11 semanas a subidas sin descanso en el precio del combustible: la gasolina ha subido casi un 10 % mientras que el diésel ya está un 16 % más caro.
Así, hoy la gasolina sin plomo 95 marca de media 1,766 euros el litro, mientras que la gasolina sin plomo 98 sube a 1,938 euros, situándose cada vez más cerca de su máximo histórico. Por su parte, el gasóleo A marca hoy 1,686 euros y el gasóleo A+ vuelve a encarecerse hasta los 1,797 euros el litro de media.