La varilla del aceite es un elemento sencillo y tremendamente útil: gracias a ella comprobamos si es correcto el nivel de aceite en el motor del coche. Algo vital para la mecánica, que debe estar siempre correctamente lubricada o puede acabar teniendo graves averías.
Este componente es posiblemente uno de los más baratos del coche, pero está empezando a desaparecer en los modelos modernos. En su lugar, hay fabricantes que prefieren sustituirla por un dispositivo mucho más caro. La razón que esgrimen las marcas es la de facilitarnos la vida a los conductores. Pero en realidad es para curarse en salud.
Dejar de asumir reparaciones en garantía por culpa de un mal mantenimiento
La varilla de medición del aceite hace tiempo que murió en coches de marcas premium: los Mercedes-Benz de nueva fabricación no la llevan desde 2018. Y la mayoría de modelos de BMW ya no las usan, como tampoco los MINI que pertenecen a la firma alemana.
Pero esta "moda" ha comenzado a extenderse a marcas convencionales. Sirve de ejemplo Stellantis: en su nuevo propulsor Hurricane de seis cilindros, que equipan algunos SUV de Jeep o pick-ups RAM, este elemento ha desaparecido.
En su lugar dicho bloque recurre a un sensor montado verticalmente en el cárter: este sistema transmite la información del nivel de aceite a las pantallas del coche, igual que por ejemplo lo hace con la presión de los neumáticos en los coches modernos. Así el conductor puede saber si es el adecuado sin esfuerzo alguno.
"Una tecnología centrada en el cliente". La decisión de cambiar un sistema barato y sencillo por otro más complejo y caro para las marcas, llama la atención. Stellantis lleva meses hablando de la necesidad de ahorrar costes, lo que se contradice con una tecnología que exige sensor, cableado y un software específico para ello.
"Los fabricantes ya no quieren que el conductor, sus clientes, miren bajo el capó", argumenta Michael Crossen, jefe adjunto del proyecto de pruebas de Consumer Reports, según recoge a Automotive News. Crossen admite que esto en parte es por la electrificación: "Ahora muchos coches son híbridos y tienen un alto voltaje, por lo que la preocupación por la seguridad es mayor".
Según Crossen, la varilla en la era de los coches convertidos en computadoras sobre ruedas es rudimentaria, y además implica un esfuerzo por parte del cliente. "Abrir el capó y ensuciarse las manos. No es la forma moderna de hacer las cosas". Desde Stellantis defienden que "con un sensor, esa información se les presenta cada vez que encienden el motor. Se trata de una ingeniería centrada en el cliente".
Poca confianza en los conductores y no tener que pagar las reparaciones. Las marcas ponen precisamente en esto el foco, pero también en el hacer de los propios clientes. "El consumidor actual no prioriza la comprobación manual del nivel de aceite", defienden a su vez desde Stellantis.
Y también en que lo hagan correctamente: "La medición digital elimina el riesgo de error humano como factores externos que pueden provocar una interpretación errónea del nivel de aceite. Por ejemplo, si el vehículo no está sobre una superficie nivelada, las diferencias en la medición en frío y en caliente, el ángulo en el que se mira la varilla de nivel" explica Andrew Brudnicki, portavoz de Mercedes-Benz USA. Es decir, que los motivos van más allá de facilitarnos una tarea.
Que un conductor compruebe mal el nivel de aceite, o bien esperar a que simplemente lo haga, puede provocar fallos en el motor. Y es que la mecánica no solo debe estar correctamente lubricada: si se rellena por encima del nivel adecuado también puede ocasionar problemas. A lo que se añade rellenarlo con el aceite incorrecto, que también puede ser perjudicial a la larga. Esto puede derivar en la insatisfacción de los clientes y en una mala imagen de marca.
Aunque hay otra ventaja en que el sistema de comprobación del aceite sea digital. En lo motores equipados con varillas no se registra el nivel de aceite y por tanto tampoco se determina que un incorrecto mantenimiento del dueño pueda ser la causa de una avería. Y eso deriva en costosas reparaciones o en reclamaciones de garantía que las marcas pueden ahorrarse gracias a estar registrada esta información en la centralita del coche.
Si bien Crossen admite que no está claro que se almacena esta información en los coches con motores sin varilla, lo lógico es que sea así gracias a esta tecnología. En todo caso, serviría de argumento para señalar el mal mantenimiento como motivo de posibles averías y así no tener que asumir el coste de la reparación si está en garantía.
Por ejemplo el motor Hurricane de Stellantis la fija en cinco años o en 96.500 km. Tiempo suficiente para registrar problemas si no se cuida su lubricación adecuadamente. Y especialmente problemático para las marcas si se trata de modelos adquiridos mediante el alquiler de particulares.