Hace un mes, la EPA (la agencia de protección medioambiental norteamericana), en previsión de lo que supondría el ascenso al poder de Donald Trump, decidió blindar los niveles de consumo y emisiones que Barack Obama había fijado hasta 2025. Después de que el republicano nombrara como nuevo responsable de la EPA a Scott Pruitt, un negacionista del cambio climático, los grandes fabricantes han acudido a hacerle una petición.
Una asociación empresarial que representa a General Motors, Toyota, el grupo Volkswagen y otros nueve fabricantes, han pedido a Pruitt que retire las normas de eficiencia energética aprobadas por Obama, aludiendo a una pérdida de más de un millón de empleos a causa de esta normativa. La nueva administración parece estar decidida a promover la producción de combustibles fósiles.
La normativa ha sido criticada por los fabricantes por el hecho de que les forzaría a duplicar la eficiencia de los motores y consecuentemente, a asumir costes que los clientes no estarían dispuestos a pagar. La EPA tenía de plazo hasta abril de 2018 para decidir si quería modificar las normas de emisión de vehículos para el escenario 2022-2025, pero adelantaron la decisión al 13 de enero, justo antes de que Obama dejara la Casa Blanca.
En noviembre, la agencia avanzó el calendario para proponer que los fabricantes de automóviles pudieran cumplir con los estándares de 2025.
La portavoz de la EPA ha afirmado que la agencia está revisando la petición, y según informa Automotive News, entre las firmas que han escrito a Trump a principios de mes para revisar la normativa se encuentran General Motors, Ford, Fiat Chrysler, Toyota, Volskwagen, Honda, Hyundai y Nissan "entre otros". Es decir, casi toda la industria automotriz con presencia en Estados Unidos.
La administración Obama afirmó en su momento que ahorraría a los conductores miles de millones de dólares en combustible a lo largo de la vida útil de los vehículos, pero que costaría a la industria alrededor de 200.000 millones de dólares (unos 190.000 millones de euros) en los siguientes 13 años.
Olvidando el Acuerdo de París
Bajo el acuerdo de París, Estados Unidos se comprometió a reducir las emisiones en entre un 26% y un 28% respecto a los niveles de 2005 para el año 2025, acuerdo que la administración Trump parece haber tirado por el desague. Eso representa hasta 2.100 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono u otros gases de efecto invernadero, tal y como informa el MIT Technology Review.
La exdirectora de la EPA, Gina McCarthy, declaró en enero que los niveles propuestos son "factibles, prácticos y apropiados", y además van en interés de la industria automovilística". Los que tampoco han estado cómodos con los cambios han sido los casi 800 trabajadores de la EPA, que pidieron al Senado, junto al Partido Demócrata, que vetase la candidatura de Pruitt.
Como fiscal general de Oklahoma, Pruitt se unió a la iniciativa de varios estados de demandar a la EPA a causa del Plan de Energías Limpias de Obama, que obliga a que las plantas energéticas reduzcan las emisiones de carbono en un 32% para 2030. La implementación de este plan está suspendida actualmente a la espera de una revisión del Tribunal Supremo.
Todo parece indicar que han metido un caballo de Troya en la esfera medioambiental, y ya empieza a mostrar lo que contiene.
Vía | Automotive News
Foto | Gage Skidmore
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