La fusión entre el gigante chino Geely y Volvo preocupa a Suecia ante una amenaza a su seguridad nacional

Hace una década Volvo dejó de estar en manos de Ford para pasar a las del enigmático multimillonario y propietario de Geely, Li Shufu. La adquisición fue recibida con los brazos abiertos; con el tiempo la marca sueca recuperó el fuelle, batió récord de ventas y lo más importante: mantuvo su independencia.

Pero a principios de año Geely anunció su intención de fusionarse con Volvo, despertando reticencias en Suecia y sacando a flote asuntos tan delicados como la seguridad nacional, los derechos humanos y un sentimiento incómodo ante una Suecia despidiéndose de una de sus señas de identidad.

El anuncio de una fusión con la promesa de independencia

En febrero de 2020 Volvo y su propietario, Geely, anunciaron que estaban considerando fusionarse para compartir recursos, pero preservando sus marcas (Volvo, Geely, Lynk & Co y Polestar) por separado.

"Una compañía combinada tendría acceso al mercado global de capitales a través de Hong Kong y con la intención de cotizar posteriormente también en Estocolmo" dijeron en un comunicado. En este punto, la fusión sigue sin concretarse.

Según publica The New York Times, las dos firmas continúan evaluando la posible fusión ante una creciente reticencia entre los suecos.

Desde el sindicato de ingenieros temen que una adquisición total por parte de los chinos eche por tierra los avances que la compañía ha hecho para reestablecer la marca, un símbolo de Gotemburgo.

Si bien es cierto que el valor de Volvo se ha multiplicado por 10 en la última década, ha sido posible gracias al cheque en blanco de Shufu, que ha invertido desde la adquisición 10.000 millones de dólares.

La influencia china en la industria automotriz europea

Lo cierto es que Shufu ha ido añadiendo piezas a su particular puzzle y en febrero de 2018 los rumores acerca de que el gigante chino podría convertirse en el mayor accionista individual de Daimler se confirmaron.

Shufu consiguió acumular una participación de 9,69 % en Daimler, valorada casi en 9.000 millones de dólares y dijo: "Ningún jugador actual de la industria del automóvil podrá ganar esta batalla contra los invasores de forma independiente. Para tener éxito y aprovechar la más alta tecnología, uno tiene que tener amigos, socios y alianzas y adaptar una nueva forma de pensar [...]. Y tenemos que actuar ahora".

También prometió que el mordisco no iría a más y que respetaría el estatuto de la compañía y la estructura de gobierno de Daimler, así como sus valores y cultura.

Con una participación de 4.000 millones de dólares en AB Volvo en el bolsillo (el segundo fabricante de camiones del mundo después de los de Stuttgart), Geely anunció en marzo de 2019 el nacimiento de la una empresa conjunta 50/50 con Daimler para desarrollar en China la próxima generación de coches eléctricos smart.

Otro paso más de China para meter la cabeza en la esfera automotriz europea. Y es precisamente esto lo que teme Suecia: una motivación política.

¿Una amenaza a la seguridad nacional?

A pesar de que Suecia ha forjado lazos con ciudades chinas durante años, el incesante avance del país comunista en la adquisición de compañías suecas ha ido tensando esos vínculos, hasta el punto de romperse en 2013.

Un informe de 2019 firmado por el ministro de Asuntos Exteriores de Suecia, Hans Dahlgren, relata que las relaciones con Suecia se remontan al siglo 18.

Suecia fue además el primer país occidental en establecer relaciones con China, que ahora es su mayor socio comercial en Asia. De acuerdo a los datos del informe, hay más de 600 compañías suecas asentadas en China. Alrededor de 25.000 suecos trabajan en compañías chinas de todo tipo, de los cuales 20.000 están empleados en Volvo.

Pero el documento también expone la carencia de derechos humanos del país y subraya la confrontación existente con el país liderado por Xi Jinping, cada vez más afín a Rusia.

En este punto llegamos al 'punto preferido' de Donald Trump: la seguridad nacional. El Servicio de Seguridad Sueco así como agencias de inteligencia extranjeras han determinado que China está recopilando información sobre desarrollo tecnológico en Suecia incluso a través de ataques electrónicos.

"El Servicio de Seguridad Sueco ha determinado también que Suecia se encuentra en el centro de interés chino en términos de inversiones estratégicas, adquisiciones, negocios y cooperación académica", detalla el informe.

En este contexto, es posible que la fusión entre Geely y Volvo se produzca en un clima político muy tenso, aunque al final Li Shufu habrá conseguido hundir un poco más el pie en el motor económico europeo.

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