"La salud y la seguridad de todos nuestros empleados es nuestra máxima prioridad y estamos orgullosos de nuestro sólido historial, que continúa mejorando año tras año". Lo dice Rivian, la que era llamada a ser el principal rival de Tesla. Pero este historial de seguridad del que presumen, no parece tan sólido.
Con dos coches eléctricos y una furgoneta en producción, este joven firma solo tiene una fábrica, pero es la marca que más denuncias por violaciones de seguridad ha registrado en los últimos dos años. Fracturas varias, incluyendo una en la cabeza, una lesión de espalda que exigió operación o intoxicaciones en el área de pintura son algunos ejemplos.
"Se vende como una empresa de coches vanguardista, pero está llevando a los trabajadores de regreso al siglo XIX"
Una fábrica de coches no es un entorno seguro. Y precisamente cumplir rigurosamente con los protocolos de seguridad es vital para asegurar la protección de los trabajadores. Esto no siempre va de la mano de las exigencias de producción para cumplir con los objetivos. Tampoco con los recortes de gastos.
En los últimos 21 meses, Rivian ha recibido un total de 16 citaciones iniciales por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA). Todas por denuncias o quejas de los trabajadores de su planta. Ninguna otra marca de coches en EEUU ha tenido más de 10 y las hay que no tuvieron ninguna. Firmas de volúmenes mucho más elevados y con más factorías. Por ejemplo Volkswagen tiene en este país hasta 10 plantas. En ese tiempo, no ha contado citación alguna.
Así lo afirma Bloomberg en un completo reportaje de investigación y en base a los datos y documentos de la OSHA. También ha entrevistado a empleados y ex empleados de esta factoría que se ubica en Normal, en Illinois. Una ciudad de unos 50.000 habitantes donde la factoría de Rivian se ha convertido en uno de sus principales motores económicos.
"Vómitos azul Rivian". Registrados por la OSHA, hay varios accidentes de la planta que provocaron lesiones graves. Un empleado del taller de pintura sufrió una laceración tan grave en la espalda que tuvo que ser ingresado y operado. Otro operario llegó a fracturarse el cráneo tras una caída.
También tienen un problema con las carretillas elevadoras: un trabajador perdió un dedo tras golpearse con una palanca. Se suma a fracturas de huesos varias o lesiones traumáticas. Ejemplos que indican que Rivian no está, o no ha estado, cumpliendo todo lo que debiera con el equipamiento de protección de sus empleados.
Precisamente es lo que denuncia Addison Zwanzig, una empleada a la que Rivian acabó despidiendo. Esta joven de 20 años fue asignada al taller de pintura. Su protección consistía en un traje de poliéster, guantes de goma y unas gafas de plástico, pero no mascarilla.
Tras unas semanas en su puesto, comenzó a sentir mareos, náuseas, vómitos y diarrea. Eso la obligaba a ir más al servicio de lo normal, abandonando su puesto de trabajo. Zwanzig solicitó una mascarilla, pero asegura que se la negaron. Al poco tiempo el vómito tenía un tono "azul Rivian". En su caso la OSHA hizo más bien poco, pues lo denunció pero su queja fue desestimada.
Tras sus continuadas quejas, terminaron por reubicarla: su nuevo cometido era limpiar los coches al final de la línea de montaje. Allí su superior la exigió que se subiera al techo de los coches para esta tarea. "En el curso de formación nos dijeron que no lo hiciéramos. Había escuchado historias de personas a las que les habían aplastado los pies y les habían roto las piernas", señala a Bloomerg.
Zwanzig optó por pedir por escrito estas exigencias: le serviría de prueba en caso de sufrir un accidente. Un mes después de estar en este puesto, Rivian la despidió. Según esta empleada, el argumento de la empresa es que no aportó documentación suficiente para justificar sus continuadas ausencias.
A vueltas entre la rentabilidad y la protección de sus trabajadores. Rivian se defiende señalando que proporcionan "todo el equipo de seguridad necesario, incluidas mascarillas". También asegura que sus lesiones y enfermedades laborales tienen mejor promedio que cualquiera de los fabricantes de industriales ligeros. Hay que recordar que de momento esta firma tiene una gama formada por una pick-up y un SUV (los Rivian R1T y R1S), además de una furgoneta que suministra a Amazon.
Asimismo defiende que casi todas las violaciones de seguridad que la OSHA calificó como graves fueron rebajadas a leves. Pero esto, según señalan fuentes de este organismo, se debe a que prefieren rebajarlas para que se aborden los problemas de seguridad, pues suelen derivar en largas disputas legales que las dejan sin resolver.
Otro de los problemas de base es que la plantilla de esta planta en Normal no está sindicada. Esto impide canalizar correctamente las quejas de los empleados ante la OSHA porque no existe un acuerdo de negociación colectiva que permita abordar eficazmente las carencias de seguridad.
"Rivian se vende como una empresa automovilística de vanguardia, pero está llevando a los trabajadores de regreso al siglo XIX", criticó en un comunicado el presidente de United Auto Workers (UAW), Shawn Fain.
A ello se suma las dificultades económicas que asolan a Rivian desde su nacimiento. Empezaba a despegar cuando estalló el coronavirus y cerró 2022 con pérdidas de más de 6.700 millones de dólares. Si bien ha ido cogiendo velocidad de crucero, y sus coches no han tenido mala acogida, la baja demanda de eléctricos, o al menos alejadas de sus previsiones iniciales no ayuda. También ha tenido que hacer frente a demandas o llamadas a revisión de toda su gama.
La firma está concibiendo cerca de 50.000 modelos al año, pero recientemente ha tenido que ajustar su producción casi un 20 %. Todo, pese al acuerdo con Amazon, con el que se comprometió a suministrar 100.000 vehículos de reparto. Y es que, según se detalla, Rivian pierde 30.000 dólares por cada R1S y R1T que produce.
Si bien la OSHA admite que desde comenzaron las inspecciones, la firma de coches eléctricos ha mejorado su equipamiento de seguridad y protocolos, a los cerca de 8.000 empleados de esta factoría les preocupa que la seguridad de la planta vaya a peor por el aumento de plantilla. Lo tiene previsto Rivian para asumir la producción de sus nuevos modelos, los Rivian R2 y Rivian R3, que se esperan para 2026.
Con estos dos modelos, más baratos que los dos que ahora tiene en cartera, Rivian espera mejorar su rentabilidad. Desde 2022, por la debacle derivada de la crisis sanitaria, la firma ha estado inmersa en una política de recorte de gastos. Si bien el año pasado despidió a una parte de la plantilla, también añadió un turno extra en su fábrica para cumplir con los nuevos objetivos de producción.